Los que saben de historia reciente de nuestra gastronomía, no necesitan presentaciones. Jean Louis Neichel, "maestro de maestros", fue el primer chef en introducir los menús degustación en los restaurantes gastronómicos, el primero en ofrecer carritos de postres, licores y quesos, y el primero en conseguir una estrella Michelin para El Bulli. Era el año 1976, y en aquella época, el chiringuito de Cala Montjoi ya empezaba a despuntar. Una revolución que inició este chef de origen alsaciano, pero corazón catalán.
Para muchos, Neichel es el gran olvidado de la profesión, para otros, ha sido siempre poco reivindicado. Por ello, algunos de sus más fieles discípulos (y amigos), quieren rendirle un merecidísimo tributo. Será el próximo 2 de septiembre, y el lugar, el Hotel Alga 4 *, ubicado a dos pasos de la playa de Port Bo de Calella de Palafrugell (Girona), uno de los rincones más bellos de la Costa Brava.
Este tributo, en forma de cena gastronómica, nace de la mano de los chefs Pere Malagelada (El Càntir, del Hotel Alga 4* ) y Jordi Morillo, discípulos de J.L. Neichel (de hecho, Morillo fue jefe de cocina de su restaurante homónimo durante casi una década). Los dos, con la colaboración del jefe de cocina del hotel, Adrià Pastells, se encargarán de elaborar y servir un ágape único.
Tributo y reencuentro
El menú “Tributo a JL Neichel” estará inspirado en los platos más emblemáticos de la cocina del chef galo. Pero el propio Neichel también ha querido participar. Se encargará de decorar la minuta con alguna de sus litografías, recordando así su conocida afición por la pintura.
La idea es, según Morillo, “rendirle un homenaje gastronómico, una cena que será un reencuentro de amigos y de gente que lo aprecia y que, como yo, quiere recordar que él es el ‘MAESTRO’, con mayúsculas”. “Tendríamos que tener más Neichel en activo. Así, los nuevos cocineros aprenderías cómo es trabajar con tenacidad y disciplina”, señala Morillo.
Sus platos más emblemáticos
La cena-tributo estará protagonizada por un menú gastronómico. Se iniciará con un Gazpacho de melocotón (o sandía) y gambas de Palamós, uno de los platos que Neichel adaptó de forma visionaria. El propio chef recuerda que eliminó el sabor fuerte del ajo, y lo suavizó con fruta. “Me encanta el gazpacho pero tenía que adaptarlo a los paladares de mis comensales, gente que no quería sabores potentes”, recuerda.
El segundo plato será la mítica Lubina Mario, que Neichel tituló así ahora hace 41 años en honor al nacimiento de su hijo. Se trata de un plato que permaneció en su carta durante décadas. Una lubina con salsa de mostaza y alcaparras, que irá acompañada con pasta Spätzle, típica de Alsacia. Seguidamente, se servirá un Lomo de Cordero con costra de hierbas aromáticas y parmentier. Un plato recurrente en la carta de su restaurante.
Pero seguramente, lo que más identificarán sus comensales es el carro de postres. No en vano, Neichel fue el primer cocinero en introducirlo en un restaurante de forma magistral. En esta ocasión, se ofrecerán en mesa un surtido de los dulces que más perduraron en su carta. No faltarán el marqués de chocolate y moka, un bavarois de frambuesas, un helado de vainilla y Grand Marnier y la clásica tarta fina de manzana.
Neichel, pionero de la revolución gastronómica catalana
Jean Louis Neichel (Estrasburgo, 1948) es más catalán que alsaciano, pues ha pasado más años de su vida en Cataluña que en Francia. Apasionado de la cocina mediterránea y de la despensa catalana, fue el encargado de traer la “nouvelle cuisine”.
Formado en las mejores cocinas de Francia, Suiza, Bélgica y Alemania, aterrizó en la cocina de El Bulli en 1975 de la mano de su propietario, el dr. Schilling. Un año después, consiguió la primera estrella Michelin, que conservó hasta que se marchó a abrir su propio restaurante. Desde 1981 y hasta enero de 2016,continuó revolucionando la cocina catalana en su establecimiento homónimo, ubicado en el barrio de Pedralbes (Barcelona). Neichel siempre tuvo estrella Michelin, y durante 19 años, dos.
El chef reconoce no ser amante de los homenajes, pero sí de los reencuentros con amigos. Y es que, a pesar de que está retirado de los fogones profesionales desde hace siete años, no pasa ni un día sin hacer algo relacionado con la cocina . Y cuando mira atrás solo ve agradecimiento: “tuve la suerte de trabajar en la mejor época de la gastronomía en Cataluña, la época en la que Carmen Casas, Néstor Lujçán y Luis Bettonica escribían por primera vez de algunos cocineros que denominaban revolucionarios, y entre ellos, estaba yo. Todos aquellos fuimos pioneros y empezamos a hacer cosas diferentes en la cocina, que después otros, muchos de ellos discípulos nuestros, han acabado desarrollando de tal manera que hoy Cataluña es un referente de la cocina mundial”.
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