Desde finales del 2022, el registro de proyectos de ley del Parlamento italiano posee el dossier nº 746, referente a la petición de prohibir que los productos veganos usen términos cárnicos que puedan confundir al consumidor y, sobre todo, perjudicar a las empresas de la cadena de valor del producto cárnico y sus derivados, como los embutidos. Se desea evitar que en el mercado se ofrezca filete de tofu, jamón vegetariano o mortadela vegana, con el fin de proteger el patrimonio culinario italiano procedente de la industria cárnica.
Uno de los grupos empresariales que con más ahínco defiende la iniciativa es la patronal ASSICA, que deseando respetar los intereses del sector plant-based, creativo e innovador, le exige sea justo con las generaciones de empresas que han levantado el importante sector cárnico italiano.
Según ASSICA”, esto no es una lucha con el sector plant-based, sino una reclamación del reconocimiento legítimo y al respeto por el trabajo de miles de italianos que sostienen la riqueza agropecuaria italiana y proporcionan a la ciudadanía productos cárnicos de calidad, disfrutados y consumidos por generaciones, como parte del patrimonio culinario italiano y de una dieta equilibrada”.
Por otra parte, denuncia ¿cómo puede un lobby basado en plantas afirmar que no están engañando al consumidor si señala que necesita denominaciones cárnicas para transmitir información sobre la textura y el sabor de su producto?
No ha faltado mucho tiempo para que Proveg, a través de su vicepresidente De Boo, haya descrito el proyecto como “engañoso y retrógrado” pues los alimentos plant-based emiten la mitad de GEI que los de origen animal, por lo que se deben introducir medidas que alienten activamente a las personas a cambiar hacia dietas más flexiterianas.
Recientemente, Nature Climate Change Analysis ha publicado el estudio “Future warming from global food consumption” donde se le otorga a la carne el 33% de total emisiones de GEI, generado por la alimentación humana.