He aquí un buen ejemplo de cómo una brillante idea de dos emprendedores, diseñando un original concepto de restauración, avalado desde su inicio por creer en la sostenibilidad, no ha reparado en entregarse a un socio financiero, para crecer sin traumas y perseverar en las ambiciones que han hecho de Big Mamma, una más que respetable marca de restauración.
“Queremos ser los mejores para el mundo”
Big Mamma es el resultado de una idea gestada por dos franceses: Victor Lugger y Tigrane Seydoux que, en 2015, abren en París su primera trattoria con peculiares rasgos.
Decoración italiana modo canalla y muy instagrameable; platos de calidad con ingredientes made in Italy (150 productores); precios asequibles y un servicio donde lo experiencial, les da ganadores frente a otras marcas de restauración.
Las principales capitales europeas serán el objetivo de su expansión, además de las francesas. Hoy Big Mamma, con sus diferentes enseñas en cada trattoria, hace las delicias de los foodies en once de ellas y, entre otras, en Londres, Berlín, Mónaco o Madrid.

En total 23 restaurantes, más algún otro, como el food market de La Felicitá en la periferia de París. Cerca de 2.400 servers, la mayoría de origen italiano, hacen las delicias de los 15.000 clientes diarios, de las ya famosas trattorias.
Pero el éxito de Big Mamma, cual iceberg polar, tiene una parte que no se ve: la sostenibilidad llevada al tope de sus prestaciones; de modo que ha sido capaz de, en 2018, ser la primera cadena de restaurantes certificada por B Corp, después de haber superado los 200 requisitos que esta conocida entidad exige.
Así ha alcanzado los 80 puntos del aprobado y que, ya en 2022, tras la última auditoría, alcanzan los 96,5, al practicar la excelencia en los cinco grandes claves que fiscaliza B Corp: gobernanza, trato con clientes y personal, lucha contra el cambio climático y relaciones con la comunidad.
Ello ha permitido a Big Mamma, tal como suele declarar su director de F&B, Florent Lunel, tener como uno de sus claim preferidos el de “No queremos ser los mejores en el mundo sino los mejores para el mundo”.
Evitar el miedo escénico-financiero
Pero la expansión que debe acometer, necesariamente, la restauración de marca para subsistir y crecer, suele entrañar un a modo de miedo escénico: ¿logrará el ROI evitar estrangulamientos financieros no deseables?
Los artífices de Big Mamma, Lugger y Seydoux, no se lo pensaron dos veces y cuando vieron que, otra pareja de moda: Winegar y McGovern se fijaban en ellos. Estos dos últimos también aman la gastronomía italiana (su presencia en Vapiano, o L´Ostería sería una prueba) y las conversaciones para llegar a un acuerdo fueron, todo, menos difíciles.

Prueba de ello serían las declaraciones hechas, tras el inicial acuerdo, por Henry McGovern: “He visto muchos cambios e innovación en esta industria (restauración organizada) durante las últimas tres décadas y, realmente, creo que Tigrane y Victor son visionarios. Han sido pioneros en un nuevo tipo de experiencia de restaurante, brindando a los clientes una visita verdaderamente única e inolvidable en cada sitio. Estamos encantados de unirnos a la familia Big Mamma en su próxima etapa de crecimiento”.
Así que, desde septiembre pasado, McWin Capital Partners (superando los mil millones de euros de inversiones y participaciones en empresas con futuro) se ha hecho con la mayoría accionarial de Big Mamma, por valor de 270 Millones de euros; quedándose Lugger y Seydoux como accionistas también y al frente de la red actual de los restaurantes.
Con ello han abordado, no sólo aperturas en Europa (Madrid está a punto de tener su tercer local, después de abrir Bel Mondo y Villa Capri) sino la expansión, cual american dream en Miami, Chicago y Atlanta.
Una entente cordial que, si en 1904 se firmó entre franceses y británicos, ahora en 2023, quedará rubricada a finales de año, por franceses y norteamericanos.
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