No se resiste a desaparecer. El “fleuron” gastro de la “galaxia Mulliez”, la asociación de familias que han forjado el imperio de grandes superficies de distribución, bajo enseñas como Auchan, Leroy-Merlin, Decathlon, Norauto, Kiabi… que abrió su primer Flunch en 1967 y que llegó en 2015 a poseer 1.300 puntos de apoyo en otros tantos Auchan en todo el mundo, más las implantaciones independientes, que las ha tenido y con éxito, en distintas ciudades de Europa, debiendo destacarse la apertura en Alcobendas (Madrid) en el Centro Comercial Diversia, donde además fue pionero en la implantación de free-flow, superando la tradicional línea de self para servirse la comida.
Flunch como representante de la restauración de marca en grandes superficies y centros comerciales es la única que ha aguantado, tras el boom de los hipermercados en los años setenta, cuando Euromarche, Carrefour, Continente, Lecrec… competían con Auchan no sólo en los lineales sino en cafeterías y self-service para sus clientes, en las conurbaciones urbanas de ciudades europeas, incluídas las españolas; ya que en el Centro Comercial La Vaguada (Madrid) verá la luz un flamante Flunch en 1983, vecino al hipermercado Alcampo, y primero de una red que será gestionada, desde 1994, por Agapes Restauración hasta finales del 2014, donde los locales operativos, en ese año, irán siendo adquiridos por GMBA Group y gestionados por Efika Market, siendo noticia también, por aquellas fechas, el intento de Casual Beer&Food de escalar una versión actualizada bajo la marca Flunch Café.
El ciclo de vida europeo de Flunch también ha tenido sus turbulencias, hasta llegar a entrar en los juzgados en Francia en la época pandémica, puesto que en la etapa 2020-2021 llegó a acumular pérdidas por valor de 174 millones de euros, cerrar 57 locales y despedir a 1.300 empleados. Sin embargo, los Mulliez no tiraron la toalla, decidiendo: a) Poner 100 millones de euros al servicio de una profunda reestructuración de otros tantos locales y b) La operación fuese dirigida por un nuevo CEO, Baptiste Bayart, ejecutivo acompañado de éxito, tras su paso-creación por Foodiz Group especializado en asian-food.
El nuevo CEO, con el apoyo la agencia Registry, ha relanzado Flunch en todos los aspectos: desde la icónica marca hasta las estaciones de comida (reducción de platos en la oferta, ensaladas cobradas al peso, plato del día…) y bebidas (dando preferencia a envases reutilizables) pasando por la digitalización del trato con el cliente (tanto en sus pedidos via smarts kiosk como pagos vía móvil) y una nueva oferta de ocio (futbolines, pinball, boxes para reuniones de grupo…) que convertirá a los locales de la añeja marca, en un auténtico café-eatertainment.
Rasgos que se encargaba de confirmar Bayart al declarar: “Flunch es una marca popular en el sentido noble del término, es decir, que reúne generaciones y es accesible para todos. Era obvio para nosotros mantener este ADN: nuestros clientes siempre encontrarán en Flunch una comida completa, saludable y variada por el precio de una hora de salario mínimo”, especifica el CEO de Flunch. ”Pero también queríamos que este nuevo local ya no fuera simplemente un lugar de paso, sino también un lugar de encuentro, intercambio y placer. ¡Flunch ha vuelto!".
El primer local, de la nueva era, abrió en marzo pasado, en el Centro Comercial de Roncq, cerca de Lille y Tourcoing, con 1.600 m2 de superficie y plazas para medio centenar de clientes, que no han respondido mal a la apertura, ya que en la primera semana de explotación ha sido frecuentado por 8.700 personas y que, si con los otros 19 a reformar en 2023, sucede lo mismo, dará para que se cierre ese ejercicio, con ventas del grupo de alrededor de 300 millones de euros y un ebitda entre 8 y 10 millones de euros.
Un nuevo reto para una emblemática restauración de marca, que se enfrenta a una competencia plural y cada vez más omnicanal, asentada entre las generaciones X y Z donde las RRSS hacen estragos en las políticas de fidelización. De ahí que las innovaciones eatertainment en Flunch serán el valor añadido a una buena comida y mejor servicio, necesario para contrarrestar la pujanza de los nuevos conceptos de restauración de esta era digital.
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