Opinión
Javier Rodríguez Benítez, consejos para resolver la escasez de personal

Directivo de varias empresas del sector de la alimentación y la restauración, con experiencia en grandes proyectos como el de los JJ. OO de Barcelona’92.  

 

Actualmente es también presidente de la Asociación de pequeñas y medianas empresas para el fomento del uso de nuevas tecnologías en la alimentación fuera del hogar. 

Como punto de partida, y teniendo en cuenta que en el año 2000 había 9,3 millones de personas entre 15 y 29 años y en 2021 esa cifra baja a 7,3 millones, me niego a aceptar el comentario tan traído entre las personas ya consolidadas en el sector, al menos en cuanto a edad se refiere, de que esas generaciones tenían una capacidad de sacrificio infinitamente mayor que la de los jóvenes actuales.  

 

Esta generación actual está mucho mejor preparada que otras anteriores y debemos analizar el porqué de la falta de personal en nuestros establecimientos, no solo desde nuestra óptica si no también y sobre todo desde la suya. El coste de la vida actual frente a la que había hace por ejemplo 30 años es infinitamente superior y no es de recibo que con los salarios actuales si estos jóvenes tienen que pagarse una vivienda en alquiler (en grandes ciudades y en ciudades de vacaciones no menos de 500-600 €/mes por una habitación), costes de transporte (sensiblemente mayores que en otras épocas y sobre todo con mucho mayor tiempo a invertir en el mismo) y alimentación, no permitan prácticamente disponer de un solo euro para el ocio que, como es lógico y más a esas edades, es tan importante como su propio desarrollo profesional. 

 

1. Verano y movilidad 

 

Dado que una parte muy importante del volumen de contratación de nuestro sector se circunscribe al periodo de vacaciones de verano, creo que tenemos que hacer un esfuerzo para incorporar en este periodo a nuestros universitarios. Sería un lujo poder contar con ellos, mejorando en muchos casos de cara a nuestros clientes el nivel de idiomas que pueden aportar, cultura, imagen…. 

 

Ya hace alrededor de 25 años (durante el boom inmobiliario de finales de los 90) grandes centros de ocio tuvieron que recurrir a incorporar a personas con ganas de trabajar de otras provincias españolas donde el nivel de desempleo era infinitamente mayor que en las zonas costeras y turísticas. 

 

Hay que destacar en este sentido que cadenas de hoteles nacionales están adquiriendo a su cargo pisos (cuando no edificios o antiguos hoteles sin actividad) para poder alojar a los trabajadores que necesitan para sus establecimientos. No se puede pretender que para ajustar el coste que para las empresas pueda representar el mismo, masificarlos y no ofrecer un espacio de calidad suficiente del alojamiento, la misma que nos gustaría tuvieran nuestros hijos en situaciones similares. No podemos hacinarlos. 

 

2. Calidad y compensaciones añadidas  

 

Está claro que el nivel de calidad del turismo y la hostelería en España es de lo mejor que se ofrece en el mundo y que ya una vez consolidado el mercado después de tantos años, debemos garantizar y esforzarnos en seguir ofreciendo servicios de primer nivel.  

 

Hace ya unos cuantos años, fundamentalmente el personal de Sala disponía de un pequeño porcentaje sobre las ventas que realizaba (El “Tronco”). Con los convenios de los años 70/80 aquello se eliminó y siempre he pensado que fue un error. 

 

Debemos recuperar un sistema de retribución variable basada en un porcentaje sobre el incremento de ventas obtenido y en consecuencia no incrementar los costes sobre las ventas, de esta manera tendremos un personal más motivado y mejor retribuido amén de una mucho mejor y mayor claridad en la productividad de cada una de las personas que componen nuestros equipos. Por otra parte, con los sistemas de pago actuales se ha perdido en la gran mayoría de los casos la “Propina” que los clientes dejaban por la calidad del servicio prestado y que sin duda y en muchos casos era un complemento salarial que sin duda ayudaba a redondear el salario. 

 

Por último, y muy encarecidamente, pedir a nuestros políticos que no hablen de lo que no entienden (si así fuera no podrán hablar de nada). Poco favor nos hacen cuando señalaron en medio de la pandemia que España era un país de camareros, desprestigiando esta magnífica profesión. 

 

Javier Rodríguez Benítez 

Directivo hotelero