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Que quede claro… No he usado GPT chat para escribir estas líneas, pero estoy seguro que ésta es cada vez más una pregunta que todos nos hacemos cuando empezamos una lectura. Dicho sea por delante, de momento no tengo ninguna experiencia con esta aplicación de la que escuchamos y debatimos continuamente. Mea culpa. De hecho, estoy leyendo libros escritos en los 90, y en este caso la pregunta ya no sería tan obvia. Eso sí, recuerdo famosas polémicas de estos años precisamente cuando personajes televisivos eran acusados de utilizar terceras manos para sus best sellers (mal llamados y perdón… ‘negros’). Pero eso sería otro problema.

El caso es que llevo ya más de 20 años trabajando en industrias relacionadas con la tecnología. Siempre me ha gustado pensar que la tecnología está creada por personas para ayudar a las personas. También me queda claro que en la mayoría de ocasiones la tecnología acaba sustituyendo a las personas y en un mundo ideal absorbiendo tareas de poco valor añadido, mejorando la eficiencia, productividad y permitiendo que hoy en día tengamos crecimiento, menos trabajo, más tiempo libre, ocio, felicidad.

En nuestros últimos proyectos, me ha gustado ver cómo hemos ayudado con inteligencia artificial a mejorar las operaciones de una importante cadena de supermercados alemana, con reconocimiento óptico de producto en la carga de los hornos. Los KPIs de mejora de productividad y calidad han sido espectaculares. Hemos reducido tiempos de espera y cola en gran número de negocios con nuestras cocciones de alta velocidad. Hemos producido ahorros de materia prima espectaculares en la mayoría de restaurantes donde aplicamos sistemas FIT Kitchen. Tenemos control en la nube de cocinas en todo el mundo con increíbles mejoras de otra vez productividad y calidad. Y nos gusta pensar que con todo esto ayudamos a las personas.

En cualquier feria, congreso, convención o reunión de negocio este es un tema ineludible. Cómo aplicamos las nuevas tecnologías en los negocios de hoy en día y en todas sus facetas, productos, servicios y gestión. Vemos ejemplos innumerables con impactos en industrias que cambian radicalmente. ¿Alguien se imagina gestionar una aerolínea sin revenue management? Sorprende que, según algunas de las empresas consultoras del sector, comentan que el trabajo de implementación más importante es el coaching a los empleados por el miedo de perder su trabajo. Entiendo que los códigos éticos van a ser imprescindibles y probablemente algunas regulaciones que puedan asegurar el uso debido del potencial de información disponible y el buen fin de estos proyectos.

Personalmente no me molesta que hoy en día la música, los libros y otras formas creativas del arte estén al alcance de todos de una forma eficiente a través de internet o cualquier soporte eficaz. Fuera del poder fetichista del papel en los libros o el vinilo en la música, la eficiencia en la edición, producción y distribución democratiza productos que antes no eran accesibles a tantas personas y además en la forma que quiere el consumidor, es decir, en cualquier momento y cualquier lugar.

Me resulta mucho menos comprensible la sustitución de la creatividad de las personas por inteligencia artificial y creo que es aquí donde conviene poner límites con claridad. Y aquí sí me gustaría que se afrontara un debate abierto donde todo el mundo tiene que entender los riesgos a los que nos enfrentamos en nuestra vida para el futuro. Entiendo que las expresiones de creación artística, literatura, música y plástica son a mi entender una manifestación fundamental para el género humano y forman parte ineludible de nuestra psicología. Quisiera entender que el talento en todas sus facetas es fundamental para nuestro bienestar y mejora, y no solo el talento tecnológico.

Por supuesto, tengo la voluntad de extrapolar estas reflexiones al mundo de los restaurantes. Llevo años proponiendo que los cocineros dignifiquen su trabajo para dedicarse más a la creación de recetas, platos y conceptos, en combinación con una gestión de las cocinas de forma más profesional y con aplicación de más tecnología que asegure los procesos adecuados. No hace falta ser cadenas de fast food, pero sí que se podría dar comida creativa de forma consistente y de gran calidad. Seguramente esto ayudaría a más cocineros a hacernos llegar su creación de forma eficiente y sin perder la camisa en el intento.

Con todo, y como casi siempre, tenemos un gran riesgo y una gran oportunidad.