Chef ejecutivo

Pedro Montolio lleva más de dos décadas como chef ejecutivo al frente de las cocinas del Hotel Barcelona Princess 4*. Antes pasó por grandes “escuelas”, como la de Carles Gaig y la de Santi Santamaría (El Racó de Can Fabes). También se forjó en el Hotel Alimara, en el restaurante del Teatre Grec, el restaurante Frank, el Hotel Ritz, El Noticiero Universal y el Manairó, de Jordi Herrera. En todos ellos, el chef fue captando lo mejor de cada una de las casas, aunque confiesa sentirse fiel a la filosofía y a la cocina de Santi Santamaría

Pedro Montolio, ya con una larga trayectoria, recuerda sus experiencias como concursante de varios certámenes de cocina. Pero especial recuerdo guarda de su paso por el concurso Cocinero del Año, organizado por este medio, Caterdata, donde saboreó la final. Quedó en segundo lugar, tras el ahora televisivo Jordi Cruz.

Ahora, Montolio es “maestro de maestros” y dirige con destreza la gastronomía de un establecimiento como el Princess, un cuatro exclusivo hotel de negocios en Barcelona, con 363 habitaciones y diversos salones.

Pedro, llevas varios años al frente de la cocina del Hotel Barcelona Princess. ¿Cómo ha evolucionado la oferta gastronómica en este tiempo?

P.M. Durante estos 20 años al frente de las cocinas del Hotel Barcelona Princess, la oferta gastronómica ha ido variando en función de muchos factores: tipología de clientes, modas gastronómicas (no me gustan), servicios más demandados, medios de los que disponemos, etc. pero siempre hemos intentado dar un paso más con cada cambio de carta. Fruto de esta evolución la dirección del hotel ha apostado este año por abrir un espacio nuevo como el restaurante Dagma, ubicado en la planta tercera del Hotel donde podemos plasmar y expresar todo nuestro talento.

En Dagma, ¿cómo trabajas junto con David Bourg? ¿Cómo os dividís el día a día?

P.M. Y soy el encargado de crear la oferta gastronómica, pero también hago partícipe a todo el personal. En el equipo hay muchas culturas diferentes que provienen de países con una cultura gastronómica muy rica, la cual aprovechamos en diferentes platos para dar ese toque diferenciador de otros restaurantes de la zona.

David es el encargado del día a día del restaurante junto con las personas que le acompañan durante el servicio. Se encarga de organizar tanto el género como al equipo y de realizar los servicios del restaurante. Los dos nos complementamos muy bien, yo soy más intuitivo y creativo y él es una persona muy organizada y previsora, lo que hace que seamos un gran tándem.

¿De qué estás más orgulloso en estos años en el Princess?

P.M. De lo que más orgulloso me siento durante estos años al frente de la cocina del Hotel, es del grupo humano y profesional que tenemos en cocina. Es un grupo muy proactivo y comprometido, sin ellos nada de lo que hacemos, sería posible y, hoy en día, es muy difícil conseguir esta cohesión. También estoy muy orgulloso de cómo está funcionando el restaurante Dagma, si bien aún no está funcionando a plena ocupación, los clientes que lo han probado, están muy contentos.

Además, del Dagma, gestionas también el resto de la oferta del hotel. ¿Cómo os organizáis?

P.M. Todas las cartas del Hotel las hago yo con la ayuda de mi equipo. Tenemos en cuenta varios factores a la hora de elaborarlas: los productos de temporada, locales y de proximidad, gustos de nuestros clientes, almacenamiento de elaboraciones, etc.

¿Qué novedades habéis introducido también en el servicio de habitaciones y en el resto de bares?

En el Hotel hay muchos puntos de venta. Intentamos que cada carta tenga su personalidad y sus diferencias, para satisfacer las necesidades de todos nuestros clientes. Para la organización de todos estos puntos de venta, se forma a todo el equipo para que conozca todas las cartas y la elaboración de sus platos, por lo que el personal rota en la mayoría de partidas.

El Hotel se encuentra ahora mismo en un proceso de remodelación total. La planta 3ª, donde se encuentra Dagma, ha sido el primer espacio que se ha reformado. Actualmente, se están reformando por diferentes fases las habitaciones, salones, zonas comunes y los diferentes espacios de restauración, por lo que las cartas de Room Service y la del Corner Bar, no se han cambiado aún. A medida que vayamos avanzando con la reforma, presentaremos una carta nueva con platos súper atractivos y divertidos.

¿Cuánto personal coordináis y cuál es la clave para hacerlo?

P.M. Ahora mismo el equipo está formado por 24 personas, entre cocina y friegaplatos. La gran mayoría llevamos mucho tiempo juntos lo cual permite que sea todo mucho más fácil a la hora de incorporar personal nuevo. Intentamos siempre tener un buen ambiente laboral, estar atentos a las necesidades de las personas que forman parte del equipo, delegar y darles el reconocimiento que merecen. Creo que estos puntos son clave para que haya un buen ambiente y podamos trabajar a gusto.

Pasaste previamente por reconocidos restaurantes como Gaig, El Racó de Can Fabes, el Hotel Alimara, el Teatre Grec, el Hotel Ritz y, entre otros, el Manairó de Jordi Herrera. ¿A quién consideras, sin embargo, “tu maestro” en los fogones?

P.M. No me gusta destacar a uno solo, pero si tengo que hacerlo, sin duda, sería El Racó de Can Fabes de Santi Santamaría. Lo que más me llamó la atención de Santi era su sensibilidad al cocinar, el respeto por el producto y su fantástica y amplia enciclopedia de sabores que tenía metida en su cabeza.

En la medida de lo posible, intento seguir sus pasos a la hora de pensar algún plato, así que podría decir que Santi Santamaría fue mi “maestro”. En Dagma tenemos un plato emblemático suyo que son los Raviolis de gambas y ceps, en su honor. Así que os invito a que vengáis y los probéis.

En todos los sitios donde he estado trabajando he aprendido mucho, creo que la actitud y la pasión por lo que haces es lo más importante y eso se ve reflejado en el resultado.

Hablando de “maestros” ¿qué consejo darías a un joven que está empezando en la cocina profesional?

P.M. En primer lugar, le diría que es una profesión muy sacrificada, pero lo compensa con la creatividad, lo bonita y gratificante que es. Hacer feliz a personas que no conoces a través de la comida que has elaborado es muy satisfactorio. En segundo lugar, la actitud y la pasión son muy importante, el respeto, el compañerismo, el trabajo en equipo, los conocimientos. Y alguna más que seguro me estoy dejando, son cualidades para ser un gran cocinero/a.

Y en último lugar, le aconsejaría que intente, mientras pueda, trabajar en los máximos sitios posibles y con modelos de restauración diferentes antes de decantarse hacia qué tipo de restauración les gusta más.

¿Crees que la formación es primordial para estar en la primera fila de una buena cocina?

P.M. La formación es indispensable, pero a mi la formación que más me gusta es la que se obtiene a través de la experiencia de trabajar en lugares diferentes. Eso te da unos conocimientos que solo se pueden obtener de esa forma.

Pedro, fuiste dos veces finalista del Concurso Cocinero del Año, en 2006 y en 2016 ¿Cómo recuerdas la experiencia? ¿Por qué te presentaste?

P.M. Recuerdo esos días con mucha tensión, por lo que te juegas, pero es una tensión por hacer las cosas bien, plasmar tu idea en ese plato y que el jurado la interprete igual y por querer sorprender. Es una tensión buena, no exenta de nervios, pero buena.

La primera vez me presenté porque un amigo nos apuntó sin saber dónde íbamos ni donde nos metíamos, pero el resultado fue increíble, segundo clasificado detrás de Jordi Cruz, en la semifinal de Catalunya, Aragón e Islas Baleares. Jordi acabó ganando esa edición en la final.

La segunda vez en 2016, otro buen amigo mío me lió, desde aquí aprovecho para agradecérselo ya que a raíz de haber participado, me volvió a despertar el gusanillo por la cocina más creativa que a día de hoy aún está muy vivo. ¡Gracias Alfons!

¿Por qué recomendarías a algún colega que se presentase?

Recomendaría la participación por muchas razones. En primer lugar por el concurso en sí. El Cocinero del Año es el concurso más profesional y más limpio de los que he participado. También lo recomiendo por los contactos que te llevas con otros compañeros de profesión y con algunos referentes de cocina de este país que están de jurado. Y por último por su repercusión mediática.

Recomiendo a todos los compañeros de profesión, que si pueden, pasen por esta experiencia que es única.

Nadie mejor que un gerundense, formado en Cocina y Pastelería en la Escuela de Hostelería y Turismo de Girona, y con experiencia en otros restaurantes de la zona, para ejercer de chef ejecutivo y llevar la cocina de l’Empordà hasta las mesas de los restaurantes de URH Hotels, cadena hotelera nacida en el corazón de esta comarca catalana y que cuenta hoy con 13 hoteles de 3, 4 y 5 estrellas.

Guillem Lama (Girona, 1982) tiene el perfil ideal para ello, y más, porque se formó en la casa: estuvo desde el nacimiento de la cadena hotelera en sus cocinas. Tras pasar por El Bulli (Roses), el Hotel Aigua Blava (Begur), el Hostal de La Gavina (S’Agaró), el Hotel Peralada (Peralada) y La Cuina de Can Pipes (Mont-Ras), Guillem llegó al primer hotel de la cadena URH Hotels: El Molí del Mig. 

El establecimiento, levantado sobre un molino del siglo XV, se convirtió en 2006 en un hotel con encanto rodeado de cereales y vegetación. Son 32 habitaciones y suites, 2 salas de reuniones y 3 zonas de restauración, una de ellas, recién inaugurada, su restaurante gastronómico El Camí de l’Aigua, cuya carta ha diseñado Guillem Lama. Aquí, el chef trabajará con productos KM0, cultivados en la propia finca, y podrá desarrollar toda su creatividad arraigada a su tierra.

¿Cómo te defines como chef?

G.L. Si fuese en una palabra, sería “práctico”. Me gusta que todo fluya sin imprevistos y para eso somos muy metódicos en el trabajo diario.

¿En qué te inspiras para crear tus platos?

G.L. Es un proceso que lo definiría en 2 fases: la primera, cuando adquieres la idea, ya sea viajando, viendo otras ofertas gastronómicas, descubriendo algún nuevo ingrediente o técnica de elaboración, normalmente fuera del ámbito rutinario; la segunda fase es cuando maduras la idea o el concepto para aplicarlo a nuestra metodología de trabajo.

Nueva oferta gastronómica en El Molí del Mig con su flamante restaurante el Camí de l’Aigua, ¿qué novedades has introducido en la carta?

G.L. No lo consideraría como una nueva oferta desde cero, sino una evolución de esta. Llevamos muchos años trabajando una cocina empurdanesa, con producto local y de calidad. Al darnos cuenta de esta progresión, decidimos que había llegado el momento de dar un paso más y crear una imagen con un nuevo nombre que transmitiera a nuestros clientes esta evolución. Y ese nombre es el Camí de l’Aigua.

La ubicación, ¿marca la propuesta o la propuesta se adapta a los huéspedes?

G.L. Diría que las dos cosas a la vez: el cliente que viene a Camí de l’Aigua y se aloja en el Molí del Mig busca precisamente una ubicación marcada por una muy buena gastronomía, con muy buenos productos locales y la marca Empordà.

El establecimiento, ¿cuenta con huerto propio?

G.L. Contamos con muchos árboles frutales, como perales, ciruelos, naranjos y limoneros, entre otros. Tenemos un campo de olivos que nos da una pequeña producción de aceite de oliva propia, un pequeño huerto de hierbas aromáticas y además toda la finca está rodeada de manzanos, ya que su ubicación —Torroella de Montgrí— es uno de los principales productores de manzana.

¿Qué papel tiene la sostenibilidad en la oferta gastronómica del hotel?

G.L. Afortunadamente, la mayoría de los establecimientos de hostelería estamos concienciados en una gastronomía sostenible, y nosotros, desde hace tiempo, valoramos la sostenibilidad cada vez más en la toma de decisiones, en detrimento de otros aspectos.

Hablemos del resto de hoteles de la cadena, ¿cómo defines la gastronomía de hoteles tan diferentes como el Molí del Mig, el Restaurante & Terraza Bellavista, el Restaurante Arde en Asturias o el Restaurante El Palacio en Santurce?

G.L. Esta cuestión para nosotros es muy importante, ya que no trabajamos como una gastronomía de cadena en la que implementamos la misma filosofía en todos los establecimientos, sino que cada hotel nos indica lo que tenemos que implementar. Valoramos el tipo de establecimiento, las necesidades del cliente, infraestructura, nuestro personal, la cultura de la ubicación, el producto local… y con todo esto, creamos una oferta gastronómica en la cual constantemente vamos incorporando modificaciones, para evitar caer en una rutina aburrida para clientes y para nuestros equipos de profesionales. Buscamos que nuestra gastronomía sorprenda.

¿Cómo organizas tu día a día para ser capaz de dirigir todos los restaurantes?

G.L. Básicamente es el día a día el que te organiza a ti, y dirigir no sería la palabra, ya que en cada hotel contamos con grandes profesionales, empezando por la dirección del hotel y jefes de departamento —en el caso del restaurante, chef y maître—, quienes tienen su autonomía para la toma de decisiones con nuestra colaboración. Sí, esa sería la palabra, colaborar con los hoteles para realizar la gestión diaria.

Tenemos la suerte de contar con muy buenos profesionales, ellos son los encargados de llevar el día a día de los establecimientos. Nosotros desde el equipo central ayudamos, ofrecemos nuestra visión desde otra perspectiva y no desde el día a día, que muchas veces no te permite ver ciertas cosas. También valoramos las acciones y propuestas de cada restaurante y nos aseguramos de su correcta validación e implementación.

¿Aprovechas creaciones culinarias para “colocarlas” en todas las cartas?

G.L. Si no lo hiciéramos, estaríamos desaprovechando uno de nuestros potenciales como grupo, ya sean recetas, conceptos o sistemas de trabajo. Si nos funciona uno en concreto, lo podemos probar en otro de nuestros establecimientos, siempre valorando y adecuando cada propuesta a la propia ubicación, infraestructura, cultura de la zona… Como he comentado, esos parámetros marcan la oferta gastronómica, y si es necesario modificamos.

¿Qué ventajas tiene trabajar para una cadena hotelera frente a la dirección de un restaurante independiente?

G.L. Para mí, la ventaja principal es que, a diferencia de trabajar para un restaurante independiente, se adquiere una visión global, asumes conocimientos más rápidamente y es un aprendizaje constante. También te permite estar al día de novedades, ya sean productos, maquinaria…

Planes de futuro…

G.L. Ahora mismo tenemos el foco en la expansión de la compañía, con nuevas adquisiciones de hoteles que se incorporan a nuestro portfolio, y en las que ya estamos trabajando para diseñar la parte de restauración. Pero no puedo avanzar mucho más, por ahora.

El grupo de ocio y restauración Gunilla cuenta ya con su segundo restaurante llamado Margarita, tras la inauguración del Bribón de Madrid en el 2021 y ambos se suman a su oferta de otros cinco locales de ocio desde que se inauguró la empresa en 2010. El nuevo Margarita está situado en la calle María de Molina 50 de Madrid y su enfoque gira en torno al fin de semana planteado como un place-to-be para disfrutar de una cena distendida, tomar algo y bailar sin fin.

 

Para conocer mejor su propuesta gastronómica, hemos hablado con el chef ejecutivo del Grupo Gunilla, Diego López, a quien contactaron para ofrecerle el proyecto del primer restaurante del grupo. Curtido en cocinas de varios países, como Inglaterra e Irlanda, es en la capital española donde tiene las mejores experiencias en restaurantes como, entre otros, La Broche, donde aprendió de verdad qué es una cocina, cómo se trabaja y lo que le gusta y lo que no del día a día.

El chef ejecutivo del Grupo Gunilla, Diego López, comenzó a trabajar en el sector gastronómico a los 26 años.
El chef ejecutivo del Grupo Gunilla, Diego López, comenzó a trabajar en el sector gastronómico a los 26 años.

Asentado, pues, ya en el Grupo Gunilla desde 2020, lo considera ”un reto muy divertido” que representa “una etapa de crecimiento personal y profesional muy importante porque estoy aprendiendo mucho en el camino, con la suerte de trabajar con unos compañeros a los que les mueven las mismas ganas que a mi”.

Un joven chef y buen líder

Según López, la oferta culinaria del nuevo Restaurante Margarita responde a una “cocina mayormente mediterránea, sencilla, sabrosa, desenfadada y divertida”, y al frente de ésta se encuentra el chef Manuel Aragón, “un chico que acopia cosas muy importantes para la filosofía que intentamos cimentar en el grupo”. Entre los platos estrella destacan el steak tartar, el brioche a la plancha con chipirones fritos y salsa chipotle, o los raviolis bomba a la carbonara, además de postres como la tarta de lima o el brownie americano.

El chef Manuel Aragón dirige la oferta gastronómica del nuevo Restaurante Margarita.
El chef Manuel Aragón dirige la oferta gastronómica del nuevo Restaurante Margarita.

El chef ejecutivo considera que Aragón "es un buen líder de equipo -trabajador, apasionado, talentoso, humilde, buen compañero y respetuoso- y es el responsable, junto a Eli y Paulin, de que la cocina de Margarita funcione tan bien como lo hace”. Una cocina, común en todo el grupo, sin aires de grandeza ni interminables enunciados, y “tan rica como nos permiten nuestros conocimientos y experiencia, con el mejor género que podamos conseguir según las posibilidades de cada año y temporada”, explica López.

Un cuidado interiorismo para una experiencia global

El local, cuyo proyecto firma MRGO Arquitectos, ofrece dos áreas distintas para cada ambiente: un amplio salón interior de luz tenue y motivos florales y la espectacular terraza para disfrutar del buen tiempo. En líneas generales, el ambiente es joven y dinámico, donde disfrutar en la mesa con amigos “de comida rica que no falla, que no es la protagonista, pero que te acompaña a crear una muy buena experiencia global”, comenta Diego López.

El Restaurante Margarita propone una oferta culinaria sugerente y una amplia variedad de cócteles.
El Restaurante Margarita propone una oferta culinaria sugerente y una amplia variedad de cócteles.

Además de la oferta culinaria, en Margarita también se puede tomar una amplia variedad de cócteles, no pudiendo faltar el mítico que da nombre al local, el Margarita de toda la vida, creado en México. Y a este se le suman otros, como el famoso Moscow Mule o Aperol Spritz. Con el concepto de ‘tardeo’ las sobremesas del fin de semana en Margarita se alargan hasta la noche con música en directo, copas y diversión los sábados.

 

Para el chef ejecutivo del Grupo Gunilla, “buscamos tener identidad propia y que la experiencia que encuentres en nuestros locales sea genuina, es decir, que no la tengas cada seis calles en cada esquina”. Y para este 2023 está prevista la inauguración de un tercer restaurante llamado Giselle Dinner Club.