domótica

Este concepto es un proceso productivo que se dirige a la eliminación de los residuos en los subprocesos tanto de elaboración, procesamiento y generación como en los de administración y distribución. Es por ello que la economía circular estimula la diversificación.

Y no solo productiva sino de los diferentes pasos para la producción basándose en un carácter resiliente y de retroalimentación constante que permitan o faciliten bucles internos.

Además, es interdependiente de los actores tanto económicos como sociales porque tiene como finalidad generar un valor compartido con su entorno que reduce los costes y amplia el rango de acción empresarial.

Al respecto Kümmerer (2016) indica que: “al adaptar nuevos modelos comerciales, las industrias pueden minimizar las pérdidas entrópicas” en este caso, la entropía identifica precisamente las pérdidas que suceden en espacios no controlados del proceso, escapes que se minimizan en el contexto de la economía circular.

De esta forma se convierte en un paradigma dirigido básicamente a satisfacer necesidades del entorno, beneficiando directamente al consumidor. De hecho, el cliente se convierte en usuario aliado del proceso de hecho, el público objetivo no se valora por la compra de un bien, producto o servicio, sino por la fidelización alcanzada como norte fundamental de todo proceso de marketing (Scott y Langston. 2015).

Economía circular y nuevas tecnologías

En este contexto de aprovechamiento del insumo y conexión con el entorno, la economía circular se beneficia de las nuevas tecnologías y de hecho se hace altamente dependiente de las mismas.

En muchos sentidos, se puede afirmar que este enfoque es el resultado de la expansión de la información y la comunicación gracias a las nuevas tecnologías. Así mismo se presentan medios relacionados con robótica, domótica, o inteligencia artificial, entre otros, que permiten un alto grado de automatización y control de los procesos y, con ello, la reducción de las pérdidas que se generan en los enfoques tradicionales.

Reducción de los impactos ambientales

Una última característica básica se refiere a la auto-sustentabilidad sobre lo que Martínez y Porcelli (2018) afirman que es “un pilar fundamental de la economía circular lo constituye la desmaterialización del crecimiento, vale decir, desacoplar el crecimiento de la base física, lo que lleva a sus defensores a argumentar que es factible seguir creciendo sin comprometer los recursos naturales, en otras palabras, seguir creciendo y al mismo tiempo disminuir el consumo de recursos y los impactos ambientales”.

Este paradigma representa precisamente la gestión a través de la maximización en el aprovechamiento de recursos sustituyéndolos por aquellos con menor impacto en la naturaleza y la calidad de vida de la sociedad.