GastroPirineus

Los próximos 8 y 9 de abril vuelve GastroPirineus, en su 9 ª edición, y por primera vez en su historia, el certamen se celebrará en dos sedes: se inaugurarán el lunes en la estación de esquí Vallter 2000 (Setcases) y se cerrarán al día siguiente en el restaurante Cal Marquès, de Camprodon.

De este modo, se dará protagonismo a los dos municipios de la comarca del Ripollès. Y se hará, como ya es habitual, llevando al escenario de GastroPirineus la cocina de montaña y de territorio.

Esta edición será una de las más transversales, con representación de todas las comarcas del Pirineo y Prepirineo. Así, al escenario de GastroPirineus 2024 se podrá ver en directo la creatividad e innovación de jóvenes chefs como Víctor Torres, de Les Magnòlies* (Arbúcies) y Quirat (Hotel Intercontinental de Barcelona), y la veteranía y la tradición de la mano de cocineros como Francesc Rovira, de La Fonda Xesc* (Gombrèn), que cocinará de la mano de Arroz Bayo.

Y más de una docena de profesionales de la cocina reivindicarán la gastronomía del territorio. Y lo harán, como ya es habitual, con sesiones de cocina en directo y maridajes de vinos y de productos del Pirineo, especialmente de la comarca del Ripollès, y otros lugares de la geografía catalana.

GastroPirineus acogerá sesiones de cocina en directo

El escenario de Vallter 2000 acogerá las sesiones de cocina en directo de Jordi Vila, del restaurante Can Jepet, de Setcases; o la de Albert Formentí, de La Glorieta, de La Seu d’Urgell, en una sesión patrocinada por el Consell Comarcal Alt Urgell y Cadí.

La cocina y los sabores araneses llegarán con Marcos Pedarròs, del restaurante Er Occitan, de Bossòst y de Alejandro Borja Pérez, del restaurante Eth Triton, de Arties, en una sesión de la mano de Torisme Val d’Aran iy el Gremi d’Ostaleria dera Val d’Aran. Mientras que el mar y montaña lo llevará hasta la alta montaña Quim Casellas, de Casamar (Llafranc). Por su parte, Jordi Àvila ofrecerá una dinámica sesión para mostrar las grandes -e inéditas- posibilidades culinarias de los productos del sello Girona Excel·lent.

Marcos Pedarròs, del restaurante Er Occitan, de Bossòst

La segunda jornada se celebrará en el Restaurant Cal Marquès de Camprodón. Una jornada que abrirá “La cocina transfronteriza de montaña” de Albert Boronat (Llívia), y que contará también con la sesión de cocina de François Will, de La Chaumière (FontRomeu-Odeillo-Vía).

Inés Quintana, del restaurante Cal Jou, de Conques (Pallars Jussà), ofrecerá una sesión titulada “Cocina de madrinas con horno de leña”. Mientras que los jóvenes del Aula Hostelería del Ripollès y el Instituto Abad Oliba llevarán los Productos del Ripollès al escenario en la sesión “Productos y territorio”.

Ingredientes y protagonistas imprescindibles

Un año más, las jornadas contarán con “ingredientes invitados”, que hacen posible las sesiones de cocina, en forma de patrocinio y sponsors. Así, por ejemplo, los chefs podrán cocinar con el aceite de la DOP Oli Terra Alta; con Arroz Bayo; con la mantequilla y quesos Cadí, con cervezas de Estrella Damm, y con productos de Girona Excel·lent.

También tendrá protagonismo el pan artesano de Panàtics, y los enseres y maquinaria de cocina de Castey, Josper y Rull. Especial papel tendrán este año los productos de la zona, bajo el sello Productes del Ripollès.

GastroPirineus nació el 2016 de la mano de GastroEvents, con el objetivo de dar a conocer la cocina y el producto de las zonas de montaña, y para poner en valor la cocina tradicional y autóctona de los Pirineos, elaborada con productos de cada una de sus comarcas, así como para poner en valor a las cocineras y cocineros que mantienen este patrimonio gastronómico que aporta identidad en el territorio.

 

Ada Parellada (Granollers, 1967) es una de esas restauradoras de linaje que ha sabido salvaguardar y renovar con creces la buena fama de su estirpe. Nació en la Fonda Europa de Granollers, un establecimiento regentado por su familia desde 1771. Aprendió el oficio en casa, pero a los 25 años emprendió su propio camino abriendo Semproniana, un establecimiento en el centro de Barcelona. Hoy, 30 años después, no solo sigue al frente del día a día de su restaurante – en todos los sentidos-, sino que además, saca tiempo para abanderar cruzadas tan relevantes como el de la lucha contra el desperdicio alimentario, la alimentación saludable infantil o la divulgación de la cocina más allá de los fogones profesionales.

 

Intrépida, incansable, inquieta, multidisciplinar, Ada, a sus 56 años, nunca dice que no a participar en eventos donde pueda divulgar su gran pasión. Así fue como nos la encontramos en GastroPirineus 2023, en un showcooking donde alabó las bondades de las sopas, unas especialidades casi extinguidas de la alta cocina, pero que ella defiende a pecho y espada, incluso en el papel (en 2022 publicó el libro “Sopes. Brous, escudelles i sopes fredes”, Ed. Rosa dels Vents).

Ada, bastante arriesgado defender las sopas en la alta gastronomía y en cualquier peldaño de la cocina profesional…

AP. Las sopas siempre han tenido y tienen un papel muy importante y mucho valor en la cocina, porque son un plato que fomenta la economía circular. Es cierto que siempre han ocupado un espacio humilde dentro de la cocina, porque han sido el plato del aprovechamiento absoluto. Y ahora, cuando vivimos en un mundo donde cocinamos para Instagram, quizás no sea su gran momento, porque no suelen ser platos fotogénicos, pero en cuanto superemos esto, las sopas recuperarán su espacio.

Notamos ciertas críticas hacia las Redes, cuando sabemos te mueves en Instagram como pez en el agua…

AP. Por supuesto. Instagram y las redes sociales son las herramientas más rápidas, baratas, ágiles y sostenibles que hay para darnos a conocer, y es muy interesante conocerla y saber usarla. Es accesible a todo el mundo, por eso, no se debe desestimar, porque es un medio democrático. No podemos darle la espalda en la hostelería porque una buena foto en Instagram seguro que puede traerte clientes a tu restaurante. Pero hay que saber utilizarla.

30 años de Semproniana

Siempre al día, Ada. Cualquiera diría que ya llevas tres décadas liderando tu propio restaurante. De hecho, celebras los 30 años de Semproniana.

AP. Sí, ya llevamos 30 años y ni yo me imaginaba que iba a llegar hasta aquí. Ni yo, ni mi entorno, que no daba ni un duro por mí. Ha sido del todo inesperado, pero supongo que es porque yo me lo tomo como un aprendizaje continuo. En mi trabajo nunca acabas de dejar de aprender. De hecho, cada día que pasa pienso que sé menos.

¿Qué balance hace de esta larga trayectoria?

AP.  Un balance… Que ha sido muy divertido, enriquecedor, pero no volvería a hacerlo. No por el hecho de ser hostelera, sino porque no volvería a ser una pequeña empresaria. Porque el pequeño empresario siempre tiene que estar enfadado, siempre tiene que estar alerta. Lo que más me gusta de mi trabajo es que nunca es igual, nunca estoy haciendo lo mismo ni una única cosa, y eso satisface mis inquietudes. Pero es muy intenso, muy cansado, agotador. Estás aquí y allá, tienes que estar con un ojo en la sala, con otro en la cocina, el otro en el pedido, y el siguiente en el cliente… No tienes días de fiesta como los demás y siempre está pensando en qué más se puede hacer para mejorar. Que de hecho es lo que más me gusta, pero a la vez, lo que menos, porque siento que tengo que estar en muchos sitios al mismo tiempo, sin estar bien en ninguno de ellos.

 

Al mismo tiempo, no hay nada en el mundo mejor que poder elegir tu oficio, y esto nunca lo olvido, porque yo he elegido ser lo que soy. El tema es que ahora estoy en un momento crucial. Ya no tengo tanta motivación en el restaurante como antes, porque, egoístamente, veo que no tengo relevo generacional.

¿Qué borrarías de estos 30 años de trayectoria?

AP. Borraría mi falta de autoconfianza, el no creer en mi proyecto, el creerme menos capaz que el resto. Siempre he sido una persona así, con muy poca confianza en mí misma, pero precisamente eso ha sido mi motor durante todo estos años, porque siempre he querido demostrar a mi entorno que sí podía. Para mí, cada día es como superar un nuevo reto y esto a mí me encanta. Como soy una persona a la que le gusta el cambio, el hecho de poder moverme, sin salir del sitio, me ha motivado siempre.

Chef, mujer y con una larga trayectoria. ¿Has notado discriminación en tu profesión por el hecho de haber sido mujer?

AP. Yo nunca lo he notado. Quizás, porque las actitudes de micromachismo las hemos tenido demasiado normalizadas en mi generación. Hemos crecido en una cultura y una sociedad machista… También ha sido fundamental que mi madre fuera una mujer avanzada a su tiempo, una gran feminista sin saberlo y eso nos lo fue transmitiendo. Ella nos enseñó a que tenemos que comportarnos como un hombre sin serlo, a ser autosuficientes, a no depender nunca de un hombre, y creernos iguales. Nos empoderó desde siempre. Incluso nuestro padre, porque éramos seis niñas y también nos enseñó a empoderarnos. Nos dio formación, oficio y aficiones, las tres patas de un taburete, como decía él, las tres partes imprescindibles para la vida.

¿Cómo te ha ayudado ser hija de…? Es decir, ser heredera de una saga hostelera como la de los Parellada…

AP. Me ha ayudado muchísimo. De hecho, siempre reconozco que yo nací con un pan bajo el brazo, como se suele decir. He tenido la suerte y el privilegio de crecer en la “Universidad del Gusto”, y he tenido unos hermanos de los que he aprendido muchísimo.

30 años de éxito en Semproniana, un restaurante ya icónico del centro de Barcelona. ¿Nunca te has planteado salir de Barcelona y abrir, por ejemplo, en Madrid, en Valencia o en otra ciudad?

AP. No. Para mí Barcelona es un paraíso y creo que salir sería para mí muy difícil. Sé que una ciudad como Madrid es un polo de atracción política, social, cultural… pero yo soy feliz donde estoy.

Destacar entre 7.000 restaurantes

¿Y cuál crees que es tu secreto para haber conseguido mantenerte y ser un referente del mapa hostelero de Barcelona?

AP. El secreto de poder estar tantos años en una ciudad como Barcelona es destacar entre los 7.000 restaurantes que tiene la ciudad. Y yo lo he conseguido haciendo siempre lo que sentía que tenía que hacer. Ahora, no sé si podría hacer lo mismo, porque antes era más joven, más inconsciente, más valiente… No tenía miedo de nada. Si haces caso de lo que el mercado pide, nunca lo consigues a tiempo porque siempre vas más tarde que la rapidez de las modas. Yo hice el restaurante que quería hacer. A veces he coqueteado con las tendencias, pero siempre he intentado ser muy fiel a la cocina que yo sé hacer, y que yo quiero hacer. Si haces lo que los demás quieren que hagas, pierdes tu nicho de trabajo, el de tu propia personalidad.

Y de personalidad sabemos que te sobra… Porque además de chef del Semproniana has abanderado guerras como la del no despilfarro alimentario.

AP. Para mí ha sido algo muy natural, porque yo entiendo así la cocina. Es una cuestión de conciencia y también de ahorro. Es algo intrínseco en mi plan de negocio, utilizar y reutilizar, no malgastar nada de lo que se compra para cocinar.

Ada, si solo te dejáramos elegir un plato de tu recetario sería…

AP. Los canelones de butifarra negra.

Y si solo pudiera elegir un ingrediente…

AP. Las patatas.

Y nunca ofrecerías en tu restaurante…

AP. Sushi.

Y si tuvieras que agradecerle a alguien todo lo que sabes como chef, tu gran maestro sería…

AP. Sin contar a mis padres, Pep Salsetes.

¡Error, el grupo no existe! ¡Comprueba la sintaxis! (ID: 9)

Se autodefine como “un cocinero payés, y a mucha honra”. Con una estrella Michelin por su restaurante del Berguedà, Els Casals, Oriol Rovira (1974, Sagàs) es uno de los exponentes más importantes de la cocina de terruño, aquella arraigada a la tierra y a los productos de su entorno.

Se crió en una familia de payeses, pero su interés por la cocina le llevó a Manresa a estudiar cocina en la Escuela Joviat. De allí, pasó a un periplo de prácticas en restaurantes como Lluçanès, Cibzela o L’Esquirol. También conoció bien las cocinas de Andramari, L’Aligué, Abrevadero, la Cotê de Sant Jaques de Biarritz o la de Martín Berasategui.

Fue en 1998 cuando volvió a su hogar, y cuando abrió Els Casals. En el restaurante de Sagàs, Rovira obtiene en 2004 el premio al Mejor Cocinero Joven de la Academia Nacional de Gastronomía y, en 2007, su primera estrella Michelin. Consolidado Els Casals como un restaurante de alta cocina de montaña, Rovira abre en Barcelona Sagàs en 2011, un restaurante de bocadillos elaborados con los productos que ellos mismos trabajan, y Pork en 2013, un proyecto gastronómico que tiene el cerdo como elemento central. Profesor del Máster en Innovación de Producto y Técnicas Gastronómicas del Barcelona Culinary Hub, Rovira también gestiona la gastronomía del Hostal Sant Maurici de La Quar (Barcelona) y el restaurante Las Pardines 1819 de Andorra en colaboración con los hermanos Puy. Proyectos que compatibiliza con maestría y muchas veces desde la distancia, porque él defiende su papel y su lugar, siempre en su casa madre de Sagàs, porque como subraya, “un cocinero ha de estar en su restaurante”.

Por ello, es difícil encontrarlo en eventos y jornadas gastronómicas. Una de las poquísimas veces que se ha dejado ver ha sido en GastroPirineus 2023, las Jornadas Profesionales de Cocina y Producto de los Pririneos, que se han celebrado este abril a 2.000 metros de altitud, en el Hotel Port Ainé de Rialp, y donde el chef ha proclamado su pasión y arraigo por la cocina de producto y de montaña.

Oriol, en GastroPirineus has coincidido con varios cocineros y cocineras que, como tú, apuestan por la vuelta a las raíces, a la cocina ancestral en donde se cocina con lo que hay en el entorno en cada temporada, y al reaprovechamiento. ¿Crees que es una tendencia al alza?

OR. Quizás sea una tendencia, pero más que tendencia, los que apostamos por ello lo vemos como una manera de vivir y de entender la cocina. Es valorar lo que tenemos a nuestro alrededor, y esto, los catalanes lo llevamos muy mal. En Catalunya tenemos una diversidad brutal y en una zona relativamente pequeña, que se recorre de punta a punta en solo tres horas. Y muchos no saben verlo ni apreciarlo. Pero en cada casa, pueden hacer lo que quieran, eso denota libertad. En la cocina nos pasa como en la alta cocina, que es creadora de tendencias. Lo que hoy es tendencia, mañana puede no serlo, porque todo es creatividad. En la cocina, aunque arraigada al entorno, también hay que permitirse viajar. También en Els Casals hacemos viajes gastronómicos… Viajamos con el café, con el chocolate, con el jengibre… Y aprovechamos estos viajes para enriquecernos.

¿Se puede estar tantos años en lo más alto sin desfallecer?

OR. Bueno, en mi caso ya empiezo a notar cierto cansancio, pero no es una queja. A mí me gusta cocinar, y sí, gestiono otros negocios, ayudamos en recursos humanos, en el diseño de cartas, en Andorra, en Barcelona… pero yo soy cocinero de Els Casals. Lo era en el año 1998 cuando no nos conocía nadie y hoy día, 25 años después, continúo haciendo lo mismo. Es lo que soy y es el camino que he elegido. Uno no se puede meter en un tema si no lo hace en cuerpo y alma, y este oficio tiene malos momentos y buenos, pero hay que estar al frente de todos. Para ser cocinero has de ser “muy generoso”, como dicen Joan y Pitu Roca. Y con la generosidad llega un momento en el que te vacías y necesitas recargar. Nosotros lo hacemos cada día, pero ¿hasta cuándo podré seguir haciendo esto? Porque nuestro oficio, el que me gusta y he elegido, requiere estar cocinando cada día, estar con el equipo cada día, porque la gente cuando va a Els Casals quiere que estés tú cocinando. Y eso me gusta, me gusta cocinar para ellos. Y estamos muy contentos de ser así y de ser independientes y no depender de nadie. Estamos orgullosos de ser cocineros, hosteleros, y de ubicar allí en medio de la Catalunya un lugar de parada y fonda. Recuperar la casa que fue día y recuperar aquel patrimonio familiar, con este ciclo cerrado. Porque además tenemos el hotel, la granja, el huerto…  Ahora estoy plantando los tomates que comeremos en julio, y me ocupo de los animales.

Restaurante, hotel, granja…

Sí, porque Els Casals es más que un restaurante…

 OR. Bueno, tenemos unas 250 hectáreas de secano, dedicadas a la explotación agrícola tranquila, donde plantamos todo lo que podemos y lo que utilizamos en el restaurante. Por ejemplo, como decía de los tomates, tenemos 34 variedades de tomates plantados, sobre unas 2.000 plantas, también plantamos melones, pepinos, berenjenas… Además, tenemos un rebaño de ganado, tenemos cerdos, gallinas… Nos hacemos nuestros embutidos, hacemos los piensos para los animales…Al final, es un ciclo cerrado.

Eres el paradigma de lo que sería un restaurante sostenible.

OR. Bueno, realmente trabajamos así desde hace muchos años y me siento como pez en el agua. Más allá de las tendencias. Yo ya estaba, ahora estoy y estaré en este terreno de lo que se llama sostenibilidad. Esto no quiere decir que no vayamos creciendo en más aspectos. Energéticamente, por ejemplo, también vamos cambiando. Nos hacemos nuestra propia biomasa con la que calentamos toda el agua de la casa, también tenemos el 70% de electricidad de autoconsumo y el 30% lo compramos a energéticas verdes, y para acabar, el gas natural, del que no podemos prescindir. Pero intentamos estar al día de lo que sale y de lo que se hace, porque hay muchos avances en sostenibilidad muy positivos. Pero la sostenibilidad en nuestro caso la hemos normalizado, naturalizado, porque lo hacemos sin corsés. Nos sale de forma natural.

Y en la cocina, ¿Oriol Rovira también está a la última?

OR. En la cocina, yo no hago platos nuevos, hago readaptaciones de lo que he hecho antes, de lo que he visto. Yo soy un cocinero muy permeable. Soy lo que he visto, lo que he comido… Soy consciente de mis puntos más débiles y en este caso tengo que decir que no soy un cocinero extremadamente creativo, pero, en cambio, lo compenso a base de esfuerzo, de trabajo, de horas. Y además, en la carta de mi establecimiento también luzco la procedencia de mis inspiraciones. Por ejemplo, tenemos un borracho que es receta de Nandu Jubany, y lo pongo en la carta. Es como los ingredientes, yo pongo de quién procede cada ingrediente… Si los pollos o los embutidos son de Cal Rovira, pues son de Cal Rovira, pero si el pichón es de Joan Tatjé, es de Joan Tatjé; si el cordero es de Maria de Ferreres,  es de Maria de Ferreres; si los huevos son de de La Pinya; son de La Pinya.

“No lo buscaba”

Si echas un vistazo a tus inicios, ¿te imaginabas dónde estás ahora?

OR. No, porque no lo buscaba, no lo pretendía. Comencé como Ave Fénix. Nuestra casa se quemó en un incendio forestal en 1994 y una de las ideas de mi familia fue recuperar todo y poner “al chico” como cocinero. Y volví a casa y ayudé durante un año a la familia a sacar la leña quemada y durante ese año se gestó la idea de hacer un restaurante y un pequeño hotel… Y mira cómo estamos ahora, con un restaurante al que quieren venir a aprender jóvenes de todo el mundo. Tengo ahora en mi equipo a gente de Israel, de Japón… ¡Es increíble!

¿Recuerdas el mejor consejo que te han dado a lo largo de los años de profesión?

OR. Es difícil elegir, pero el mejor consejo que alguien me ha dado es y que yo siempre doy es: ten la cabeza, el corazón y las manos en el mismo sitio. Me lo dijo Jordi Vilà, del Alkimia. Un gran amigo, colega… Hemos estudiado juntos, hemos cocinado juntos, hemos abierto un restaurante juntos… Yo siempre lo he dicho que el mejor restaurante donde yo he comido de Barcelona es el antiguo Alkimia…

A Oriol Rovira, ¿le gustaría acabar trabajando en un restaurante en Barcelona ciudad?

OR. Yo ya estoy bien donde estoy. Nunca hubiera dicho que yo iba a acabar allí, pero por una cuestión de cuestión familiar y de que reconozco quién soy y de dónde soy… Para mí mi familia es muy importante.

Tu cocina y tu entorno, como bien has dicho. ¿Cómo definirías la cocina de los Pirineos? ¿Existe una “cocina de los Pirineos”?

OR. Existe porque existe la gente de los Pirineos, y la cocina viene después de la gente. Mi teoría de esta gente es que, cuando alguien vive en un lugar extremo, al final, hacen una cocina extrema, diferente, con su riqueza y su escasez… Además, de Pirineos no solo hay uno, hay muchos, así que no se habla de solo un tipo de cocina. Pero esta línea que los une desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico, esta cordillera, les marca y es la que les hace trabajar con lo que tienen a su alrededor. Las cocinas de lugares extremos, con escasez, son cocinas muy ricas, porque requiere de mucha imaginación y de mucha atención y trabajo… Siempre digo que en el Cantábrico les llueven los pescados, y las carnes, las verduras… Es mucho más fácil en un sitio así cocina que no en un valle de una gran cordillera. Aquí hay mucho reaprovechamiento de cada uno de los productos. Y por este aislamiento es una cocina también más arraigada a la tradición, a las raíces. Todo es mucho más estricto.

Ya, para acabar, Oriol, un producto imprescindible en tu cocina.

OR. El cerdo.

Uno que nunca utilizarías.

OR. Uno malo.

Y ¿cómo te ves en 10 años?

OR. Espero que bastante igual, y sí, me veo cocinado en casa, en Els Casals.

Oriol rovira en GastroPirineus (© Arnau Berbel)
Oriol rovira en GastroPirineus (© Arnau Berbel)
¡Error, el grupo no existe! ¡Comprueba la sintaxis! (ID: 9)

Los días 11 y 12 de abril el Hotel Port Ainé  2000 (Rialp, Pallars) cambiará los esquís y las tablas de snow por las ollas, los cucharones y los cuchillos. Porque durante estos dos días, este establecimiento ubicado a 2000 metros de altitud albergará GastroPirineus, las Jornadas Profesionales de Gastronomía y de la Cocina de los Pirineos. En su 8ª edición, más de 20 profesionales reivindicarán la cocina y la gastronomía del territorio. Y lo harán, como ya es habitual, con sesiones de cocina en directo y maridajes de vinos y de productos del Pirineo y otros lugares de la geografía catalana.

Oriol Rovira, Sergi de Meià, Ada Parellada y muchos más

Este año demostrarán su amor por el producto de la tierra cocinando en directo en GastroPirineus, chefs de la talla de Oriol Rovira (Els Casals*, Sagàs), que ofrecerá una sesión sobre la “Cocina del terruño con producto propio y de temporada”; Sergi de Meià, que cocinará con producto ecológico y de Km0; Ada Parellada (Semproniana, Barcelona), que presentará “La cocina de Las Sopas y del Semproniana”; o Martín Comamala (539 Plats Forts, Puigcerdà), con la sesión titulada “Cocina próxima, salvaje y simple”.

 

Organizadas por GastroEvents, y de carácter itinerante, las jornadas contarán con un “invitado especial”, el mítico chef Jean Louis Neichel, que presentará una sesión sobre cocina alsaciana centrada en su mítico plato: el chucrut.

 

Y, como no podía ser menos, los cocineros de la comarca del Pallars tendrán también su espacio en GastroPirineus 2023. Así, se podrá ver un showcooking de producto de proximidad, patrocinado por la colectiva ÀPAT-Pallars Jussà, y protagonizado por Josep Palau (Casa Masover, Buira) y Llorenç Aguilar (Cafè de Espanya, Tremp), maridado con vinos de la zona; o una sesión de Tapas con filosofía Slow Food, patrocinada por el Colectivo Xicoia del Pallars Sobirà, con Aleix Aytés y Marta Casals del Cafè Pessets (Sort).

Otros cocineros e ingredientes

También se podrá disfrutar de la cocina en directo otros profesionales del territorio, chefs de todo el Pirineo, desde la Vall d’Aran hasta el mismo Ripollès, además de Andorra la Vella y los Pirineos Orientales, y otros cocineros y cocineras de todo Catalunya. Así, también cocinarán Mariano Golzalvo del restaurant Lo Paller del Coc (Surp); Clàudia Gozzi d’El Raier (La Poble de Segur); Josep Margalef del Molí dels avis (L’Ametlla de Mar); Marcos Pedarròs i Nuria García d’Er Occitan (Bossòst); Christian Sansa i Marcos Montagut del restaurant Kanvium (Andorra la Vella); Carles Flinch, de Can Manel (Andorra la Vella); Sergi Vallès, chef corporativo de Hotansa (Andorra la Vella); y el pastelero José Manuel da Silva, de El Tortell (Andorra la Vella).

 

Este año, además, GastroPirineus acogerá la presentación de la campaña Turismo Regenerativo y Enoturismo, impulsada por la Agència Catalana de Turisme de la Generalitat de Catalunya (ACT). Una sesión presentada por Damià Serrano, director de Marketing de Experiencias e Investigación de la ACT, que precederá la sesión de la chef Mireia Font (Casa Leonardo), y la sumiller Núria Bigorra (Celler Terrer del Pallars).

Ocho años manteniendo viva la cocina de los Pirineos

GastroPirineus nació el año 2016 de la mano de GastroEvents, y es el único evento gastronómico que tiene como objetivo dar a conocer la cocina y el producto de las zonas de montaña, especialmente la coquinaria tradicional y autóctona de los Pirineos. “Se trata de una cocina muy especial, porque el concepto de Pirineos es muy amplio. Desde la Vall d’Aran al Mediterráneo. Es una cocina muy rica, muy auténtica, y por suerte, aún conserva la parte más tradicional que los chefs han sabido mantener a pesar de que en los últimos años ha habido muchas incursiones de cocinas y de platos que no son propias de los Pirineos”, subraya Lluís Bofill, director de GastroEvents.

 

La primera edición de GastroPirineus se estrenó el año 2016 en la Seu d’Urgell. El año siguiente se trasladó a Alp y a Puigcerdà. Berga fue la sede de la tercera edición, y llegó a la Vall de Núria para celebrar la cuarta edición. Los años 2020 y 2021, a pesar de celebrarse sin público, las jornadas se retransmitieron en directo desde Puigcerdà. El pasado 2022 se volvió a la presencialidad en la Vall de Núria.

 

Todas las sesiones, un año más, se podrán ver también en directo, vía streaming, por el canal de YouTube Gastroevents. Así mismo, también se podrán seguir e interactuar por las redes sociales (@gastroevents, #gastropirineus). Programa de las Jornadas GastroPirineus 2023 aquí