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En el año en el que se inauguró el restaurante Lhardy todavía había aguadores por las calles y acababa de nacer el estilo musical de la zarzuela. Era 1839 cuando Emilio Huguenin decidió abrir este establecimiento hostelero, cuya historia es la historia de Madrid. Aquel primer local funcionó como pastelería francesa con croissants, éclairs y brioches. Años más tarde, se transformó en uno de los restaurantes más elegantes de la capital, por el que pasaron aristócratas, burgueses y los más grandes gastrónomos.

Casi dos siglos después, Lhardy renace en una segunda vida de la mano del grupo Pescaderías Coruñesas. Ellos han reflotado los que parecía un negocio avocado a su cierre, por los golpes recibidos en plena pandemia. Los nuevos aires no solo lo han recuperado, sino que lo han vuelto a ubicar entre los restaurantes de visita obligada en Madrid. 

Buena parte de la culpa de este éxito la tiene Pascual Fernández, director del restaurante y de la sala del Lhardy en esta nueva etapa. Una nueva vida que no renuncia a su pasado esplendoroso. Bien al contrario. Lo recupera y lo luce. Por ejemplo, si hay un reclamo en Lhardy es su samovar ruso de plata. Este instrumento, que utilizaban los zares para preparar el té en el siglo XIX, es el alma donde se mantiene caliente y desde el que se sirve, su mítico consomé. Un caldo que incluso se puede comprar para llevar. Y es que, en esta nueva vida de Lhardy hay mucho del pasado, pero con la vista del presente. 

Pascual, tras unos meses ya de esta “segunda vida” de Lhardy, ¿se ha conseguido resucitar y con más energía que nunca al histórico establecimiento madrileño?

P.F. Sin duda alguna. Todo el trabajo realizado en estos más de dos años en Lhardy de la mano de Pescaderías Coruñesas está dando sus frutos. Y hace que estemos viviendo una nueva etapa recuperando el posicionamiento que tuvo durante tantos años. Aunque seguimos trabajando día a día para que nuestros clientes tengan la mejor las experiencias. 

¿Cuáles son las claves de esta recuperación casi milagrosa?

P.F. La recuperación de Lhardy es el resultado de una necesaria reforma de sus salones y tienda, recuperando así el esplendor de antaño, de una propuesta gastronómica renovada y de una mejora del servicio de sala.

En el ámbito gastronómico, parte de la evolución y el cambio que ha supuesto la entrada de Pescaderías Coruñesas para Lhardy es la desestacionalización de la propuesta gastronómica, que siempre se había asociado con platos como el cocido, los callos o el consomé. Desde mayo de 2021, hemos recuperado recetas históricas del restaurante como el solomillo Wellington, el pâté en croûte o el lenguado Evaristo al champán y también trabajamos a diario con sugerencias fuera de carta que van de la mano de la temporada. 

Una de las grandes apuestas de esta nueva etapa, de hecho, es la sala. ¿Cómo se ha trasladado en el día a día esta apuesta?

P.F. La apuesta por el servicio se puede contemplar en la experiencia global en el restaurante. Lhardy goza de un servicio esmerado y atento, haciendo de cada visita una experiencia a medida. 

El cliente actual ¿sabe apreciar ese trabajo laborioso y profesional en sala?

P.F. Sí, en Lhardy cuidamos todos los detalles por pequeños que sean, desde la presentación de las mesas hasta el acabado del plato. Y se ejerce la virtud de adivinar los gustos y las necesidades del cliente. La satisfacción del cliente es el mayor reflejo de la dedicación y de la pasión del equipo que, día a día, hace que Lhardy sea posible. 

También habéis recuperado platos míticos de la casa. ¿Cómo han encajado en el nuevo comensal? ¿Cuál es el más exitoso en esta nueva etapa?

P.F. Sí, hemos hecho una minuciosa revisión de las recetas legendarias de Lhardy y las hemos mejorado con una materia prima de máxima calidad, avalada por la experiencia y tradición de Pescaderías Coruñesas. Además, las nuevas creaciones se basan en el producto de temporada y se adaptan a los gustos y necesidades actuales, algo que influye en el resultado final y que el cliente valora positivamente. Algunos de los platos más exitosos son el consomé, el lenguado Evaristo y el solomillo Wellington.

Otro de los requisitos que se marcaron con la compra del negocio por parte de Pescaderías Coruñesas era el de mantener al personal. ¿Se ha logrado? ¿Se mantienen los 40 puestos de trabajo? 

P.F. Hoy somos más de 40 empleados y gran parte del equipo de la anterior etapa sigue con nosotros en esta segunda juventud.

¿Cómo se organiza el día a día del restaurante con el personal que dirige?

P.F. Lhardy abre sus puertas a las 09:00 h con la tienda y es ahí cuando comienza la magia… A partir de este momento es una vorágine: recepción de mercancías, coordinación con nuestro chef, sugerencias del día, reunión con los maîtres para el servicio de comidas… Todo tiene que estar muy medido para tener controlado hasta el último detalle. 

Lhardy acumula cientos de anécdotas históricas, pero en esta nueva etapa, ¿también se han escrito páginas de este anecdotario? ¿Alguna a destacar?

P.F. En estos más de dos años y gracias reposicionamiento de Lhardy el anecdotario no ha dejado de crecer, aunque lo que pasa en Lhardy, queda en los salones de Lhardy.

Entre los muchos atractivos de Lhardy, sin duda, los “artilugios” de sala históricos son los más llamativos. ¿Habéis conseguido adquirir más samovares? ¿El cliente sabe apreciar el valor de estos objetos?

P.F. Sí, se han rescatado elementos decorativos y de servicio de antaño, tanto en el restaurante como en la tienda. Los cuatro samovares de plata que hoy siguen funcionando son los originales. En general, para los amantes y entendidos de la gastronomía esos “artilugios” no pasan desapercibidos. 

La cubertería también forma parte de la experiencia en Lhardy. Sus piezas de plata, menaje o cristalería, que estaban guardadas y en algunos casos hasta casi olvidadas, relucen hoy en el restaurante para enaltecer su trayectoria histórica. Parte de estas joyas se exhiben también en uno de los escaparates que siempre han atraído las miradas del público en la Carrera de San Jerónimo.

Superada ya esta nueva fase, ¿cuáles son los objetivos del “nuevo” Lhardy? ¿Queréis seguir “revolucionando” la restauración, la gastronomía madrileña? ¿Cómo?

P.F. Queremos que Lhardy siga siendo testigo y escenario de la historia gastronómica de Madrid y España. Que sea un restaurante de referencia para los amantes de la gastronomía y de la buena mesa. 

El murciano Antonio Chacón es el nuevo Presidente del Jurado del Concurso Camarero del Año. Pocas personas en el país tienen más formación y experiencia como para ejercer dicha función. Nacido en Cuatro Caminos, en la pedanía murciana de Zarandona, Antonio “ha mamado” el oficio desde la cuna. Con apenas cinco añitos ya asomaba la cabeza por la barra del bar que regentaban sus padres. Allí empezó un largo camino que le ha llevado hasta ser uno de los profesionales de sala y expertos en hostelería, más prestigiosos de Murcia y de España.

 

Maître, sumiller y Barista Skills (Speciality Coffee Association), profesor de Sala en el Centro de Cualificación Turística de la Región de Murcia (Instituto de Turismo de la Región de Murcia), profesor de Servicio y Atención al Cliente en el Grado de Gastronomía en la Universidad San Antonio Ucam en la capital murciana, presidente de la Asociación de Profesionales de Sala de la Región de Murcia y vicepresidente Coordinador del concurso Camarero del Año. También es asesor gastronómico, formador homologado de los vinos de Jerez y Montilla Moriles, miembro activo en la Federación Nacional de Sala y miembro de la directiva de la Asociación de Barman de Castilla León. Con este currículum aún le queda tiempo para publicar dos libros de hostelería y para firmar en la revista Gastrónomo durante una década la sección “Secretos de Sala". Miembro de WaiterServices (la primera agencia de profesionales de sala en España), también es coordinador general del Congreso de Gastronomía Región de “Murcia Gastronómica”, y coordina los espacios gastronómicos de la RM en San Sebastián Gastronómica, Alicante Gastronómica, Fitur y Madrid Fusión, entre otras. Y además, es gerente de Antonio Chacón Hostelería, empresa dedicada a crear eventos dentro y fuera de la región, siendo su especialidad la búsqueda constante de un servicio excelente en sala.

Antonio, antes de nada, felicidades por su nombramiento como nuevo Presidente del Jurado del Concurso Camarero del Año, certamen al que está vinculado desde hace años ¿Qué ha supuesto para usted este nombramiento? 

AC. Muchas gracias, creo que es un reconocimiento a todos estos años de trabajo, primero como jurado, luego jurado técnico, más tarde jurado coordinador y ya en mi última etapa, como vicepresidente. En todos estos años, siempre tuve el compromiso firme de dar mi mejor versión, poner mis conocimientos, todas mis ganas y mi experiencia para hacer que este concurso sea un referente, no solo nacional (que lo es sin duda alguna), también internacional y ser ese espejo donde todo el sector se puedan mirar y utilizar, para profesionalizar aún más a su personal de sala. La gran familia, que es El Camarero del Año, me ha tratado siempre con respeto y cercanía, ha sido un trabajo de equipo y ha conseguido ser un motor de motivación para el sector.

Antonio Chacón
Antonio Chacón

¿Qué objetivos se marca como Presidente del Jurado? ¿Qué reto se ha marcado? 

AC. Pues ante todo, que sigamos en esta cadena ascendente de profesionalización del sector de la sala y mostrar a todo el mundo la importancia de tener a los mejores profesionales, para que en todo momento, sean la imagen del local, acompañando y multiplicando los platos, la decoración, los vinos, etc.

 

Mi reto personal es hacer ver a los empresarios de todo el territorio nacional, que deben apostar por la sala para dar el mejor de los servicios, posicionando aún más sus locales y poniendo en valor el trabajo de todo el equipo humano que conforma su negocio.

¿Por qué cree que deben existir concursos como éste?

AC. Pues, sobre todo, porque visualizan la gran labor del personal de sala, sus habilidades, y destrezas. También porque sitúan el trabajo de tantas especialidades que, sin duda alguna, están encaminadas a hacer más felices a los comensales y también, por qué no decirlo, poner cara a esas personas que pueden ser un referente para esos futuros profesionales, así como tener modelos a los que querer imitar. 

¿Qué cualidades cree que ha de tener, hoy día, un camarero?

AC. Ante todo, don de gentes, empatía, amar su trabajo, querer mejorar cada día, aprender y controlar cada parte de su trabajo, estudiando y especializándose en barista, coctelería, sumiller (aceite, aguas, quesos, etc.), atención al cliente, idiomas, etc. 

¿Cree que el oficio, la profesión de camarero, está “en crisis”, está siendo devaluada por las nuevas praxis de algunos hosteleros que contratan a personal poco cualificado? 

AC. ¿En crisis? Para nada, lo que si creo es que hay hosteleros que aún no se han dado cuenta de que el éxito de su negocio, en parte, está en tener personal de sala cualificado, motivado, así como reconocido y pagado. Tengo muchos compañeros de profesión que así lo hacen y les va de maravilla y, además, son conscientes de que su éxito se basa en valorar y reconocer a su equipo de forma equitativa, desde cocina, office, sala o limpieza.

Un camarero sirve un plato en un restaurante
Un camarero sirve un plato en un restaurante

¿Es la desmotivación del las nuevas generaciones el gran “cáncer” de la profesión?

AC. Mira, soy segunda generación de hosteleros, he aprendido y amado esta profesión gracias a mis padres y debo decirte que mis hijas, aunque han estudiado otras carreras, me manifiestan lo felices que les hace trabajar conmigo en la empresa, lo privilegiadas que son cuando atienden a los clientes y estos, les felicitan por su buen hacer. Muchos jóvenes lo que quieren ver en esta profesión es que esté normalizada, con horarios, con sueldos equiparados a su formación y es ese el camino para que no haya desánimo, y lo vean como lo que es, la profesión más bonita del mundo (al menos para mí). Hoy en día existen muchas escuelas de hostelería, centros de formación, donde todos estos jóvenes encuentran la oportunidad para formarse y emprender una carrera laboral.

¿Cuál es, a su parecer, el presente y el futuro del personal de sala?

AC. Pues, como te decía anteriormente, el presente y el futuro pasa por la especialidad, la formación y cualificación del personal, pasa por el sentido común tanto del empresario como del trabajador. También deben imperar nuevos sistemas laborales, basados en modelos de otros países, donde los turnos hacen mucho más fácil la conciliación familiar, y poder dedicarse a hacer otras cosas, tan necesarias para el día a día de una persona.

Cada vez se van viendo en determinados bares o restaurantes de España más “robots camareros” ¿Qué opina de estos “avances tecnológicos”?

AC. Hay cosas que jamás podrá sustituir un robot, y no digo que me parezca descabellado que se hagan ciertas incorporaciones robóticas, solo que ciertos momentos, cercanías o experiencias no se pueden sustituir.

 

El año pasado tuve la oportunidad de viajar a la exposición universal en Dubai por motivos laborales y allí pude ver ciertos robots que te preparaban una copa, créeme, nada que ver, demasiado frío.

También hay otros avances aplicados a su sector, como por ejemplo, las aplicaciones de comandas y pagos automatizados, como por ejemplo, Yummin?

AC. La tecnología es un medio, no un fin y se encuentra a nuestro alcance para servirnos y hacernos más sencillas ciertas tareas. Todas estas aplicaciones, no solo son positivas, sino que se hacen imprescindibles en nuestros negocios y debemos saber aplicarlas a nuestro día laboral. Debemos verlas como lo que son, herramientas de trabajo, que además, debemos adaptarnos a su manejo y por complicadas que parezcan están para hacernos la vida más fácil.

En lo profesional, personalmente, ¿cómo se define?

AC. Un apasionado de mi trabajo, centrado y meticulosamente organizado. No me gusta dejar cabos sueltos, la gestión forma parte de todo. Me gusta delegar, nunca dejo la supervisión y siempre me gusta evaluar el resultado final. Intento buscar la mejora constante en la excelencia del servicio de sala y que mi estilo trasladado a mi equipo hable por sí solo.
¿Qué cualidades cree tener para haber llegado hasta donde está ahora?
AC. Ante todo, creo que soy buena persona, humilde, sin olvidar nunca mis raíces, de donde vengo y hacia donde voy. Pasión por lo que hago y también un empeño máximo en querer mejorar cada día, ya que un verdadero profesional de sala jamás deja de aprender, de especializarse y querer cualificarse en todo aquello que pueda hacer feliz a sus clientes.

¿Qué tres consejos le daría a un joven indeciso que no sabe si dar el paso o no darlo hacia su profesión?

AC. Primeramente, que les guste este mundo, que sean capaces de visualizarse en él y sentirse orgullosos de poder decir que son camareros. Segundo, que no dejen de formarse jamás, pues en la cualificación estará la base para tener un puesto digno, bien remunerado y valorado. Y tercero, pero no menos importante, que sean capaces de conciliar este maravilloso mundo de la hostelería con esas pequeñas/grandes cosas que dan sentido a la vida: familia, amigos, tiempo libre y algo muy importante, el respeto a uno mismo.

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