“Queremos que la gente disfrute de la comida, del vino y de todo lo que podamos ofrecer. Yo me lo paso muy bien cocinando”. Cuando alguien se presenta con estas palabras, ya se vislumbra sencillez y entusiasmo. Son dos de los calificativos que definen a la flamante Premio Revelación 2024 de los Premios Nacionales de Gastronomía, que otorga la Academia de Gastronomía de Catalunya: Núria Bonet, chef y propietaria de Ca la Núria de Bellver, Lleida.
Núria, acabas de ser galardonada con el Premio Revelación en los Premios Nacionales de Gastronomía 2024 de la Academia Catalana de Gastronomía. ¿Qué ha supuesto para ti esta distinción?
La verdad es que no nos esperábamos para nada que nos dieran este premio. Pero estamos muy contentos y orgullosos de ver que el trabajo que hemos hecho hasta ahora no está mal hecho. Pero tenemos que seguir apretando, sin bajar la guardia. Pero, insisto, estamos muy orgullosos y contentos de este premio, y de poder formar parte de esta historia.
¿Qué cambiará ahora en el día a día de Ca La Núria?
No creo que cambie nada. Como mucho, nosotros mejoramos lo que veamos que se puede. Pero nosotros no cambiaremos nada. Estamos bien.
Abierto en 2010, y “reubicado” en 2022, ¿Qué balance haces de este tiempo en el nuevo emplazamiento?
En 2010 empecé yo sola, con solo dos personas más, y lo hice con pies de plomo. Pero lo tenía claro, porque me gustaba mucho la comarca y siempre tuve en mente montar un restaurante en Bellver de Cerdanya. Y así fue. A los 29 años volví y abrí Ca la Núria. Desde aquel año hasta el 2022 pasaron muchas cosas.
Pero el último cambio, que ha sido el más grande, ha sido hace dos años cuando nos mudamos a esta casa tan bonita en la que estamos ahora. Y la verdad es que todo es bueno, porque la gente ha respondido muy bien a este cambio de ubicación.
¿Cómo ha evolucionado tu cocina en estos años?
Ha sido una evolución poco a poco, a fuego lento. Hemos ido escuchando al cliente, mirando al mercado y aprendiendo día a día. Pero también tengo que confesar que seguimos haciendo platos de hace 14 años. Aunque es cierto que igual un poco más elaborados, más cuidados, con más cariño. En la cocina, en nuestros platos, se refleja que vamos creciendo poco a poco y evolucionando.
Cocina catalana evolucionada ¿Cuál es, para ti, el límite de esa evolución?
Es cierto que a veces me han tildado con esta frase, pero yo subrayo que, evolucionada sí, pero con mucho respeto al producto. Es más bien cocina catalana tradicional con un toque moderno. Siempre voy a buscar la emoción y el sabor que nos traslade a aquel recuerdo que tenemos de nuestra infancia. A la nostalgia. Es como aquella crema catalana que te recuerda a la que comías de niño y es la mejor crema catalana del mundo. Y será una crema catalana con los mismos ingredientes, quizás más sofisticada, pero seguirá siendo crema catalana.
Tenéis huerto propio, trabajáis producto de la comarca… ¿Consideras tu restaurante como “sostenible”?
No creo que podamos engancharnos todavía a este movimiento porque en el restaurante tenemos de todo. De momento, no sería justo decir que hacemos una cocina sostenible.
¿Es fácil “ser chef” en una comarca que vive tanto de la estacionalidad? ¿Cómo la combates tú?
Bueno, creo que la Cerdanya es cada vez menos estacional, porque hay muchísima segunda residencia. Nosotros tenemos un 80% de clientela de segunda residencia, también gente de paso… Y mucho cliente de aquí. Pero creo que lo llevamos muy bien, porque, si bien es cierto que en invierno los fines de semana hay mucha clientela, el resto del año tampoco podemos quejarnos. En primavera, en otoño, siempre hay gente.
¿Cambiarías de ubicación otra vez?
No, de momento no. Nos sentimos como en nuestra casa, vivimos aquí y es un proyecto profesional y personal, también para conciliar. Estamos muy bien, y aún tenemos que hacer muchas cosas. Pero, nunca se sabe en el futuro… Pero ahora, no, sin duda.
¿Un ingrediente fetiche? ¿Otro “intocable”?
El intocable… el aceite de oliva. Nunca falta.
Un plato del que te sientas muy orgullosa.
Hay muchos de los que estoy orgullosa porque siempre que ves que un plato gusta a la gente, te sientes bien. Por ejemplo, tenemos una terrina de cordero que gusta mucho. También los raviolis de Ca la Núria que tienen un éxito brutal, o la tatin… Hay muchos platos. Son, en realidad, platos que la gente hace que te sientas orgullosa de ellos.
Un deseo de futuro
Poder seguir trabajando, que la gente siga confiando en nosotros, que siga viniendo y que nosotros podamos seguir haciendo feliz a la gente que viene.