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La robótica como alternativa de escasez de personal en la hostelería

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robótica en hostelería

La incidencia de los robots en el sector de la hostelería española es aún prácticamente anecdótica y apenas hay medio millar de locales que cuentan con algún tipo de automatización en sus locales. Automatizaciones que tienen casi siempre que ver con la sala y poco con el back office, donde se siguen contando con los dedos de la mano, los nombres de los restaurantes que tienen algún robot camarero integrado en las operaciones de cocina.

 

Por el momento, el front office y servir a la clientela es terreno abonado para los robots: Y es que esto último ya ocurre desde hace meses en algunos locales españoles, como en Amazonia Chic, ubicado en el Centro Comercial de La Vaguada en Madrid, en el restaurante Crensa, de Valencia, o en el bar Baviera, de Pamplona. La Gitana Loca, de Sevilla, por su parte, cuenta en su barra con un brazo robotizado capaz de servir cervezas bien frías a los clientes del local.

 

Recientemente, el bar restaurante del centro deportivo Family sport center de Beniparrel (Valencia) ha automatizado el servicio, con 3 robots camareros y un sistema de auto pedidos desde el teléfono móvil, de forma tal que, escaneando un código QR, se puede pagar desde el mismo y recibirlos a través de un robot asistente. Este sistema ha sido desarrollado por dos empresas españolas: DAX robotics, con sede en Madrid y Pikotea software, de Málaga.

 

Aun así, el sector de la restauración en España -muy especialmente los segmentos del fast food y el casual dining- se prepara para una segunda ola de la robótica en la que se priorizará más la efectividad y la agilidad de los robots o máquinas de automatización de tareas, que el hecho de contar con algún robot con aspecto humanoide en sus salas que genere un efecto sí de wow, pero no rentabilidad.

Cómo será la segunda oleada de la robótica?

Esta segunda oleada probablemente incorporará en la hostelería española robots capaces de servir cafés o cócteles, con capacidad para actuar como eslabones de una cadena de producción de pizzas o hamburguesas o imitadores de camareros que lleven los platos desde la cocina hasta las mesas de los comensales, y viceversa con un alto nivel de efectividad.

 

Gran notoriedad está teniendo Elle, el robot coffee-shop, que ha sido creado por Crown Technologies Holding, cuyo CEO Keith Tan ha logrado que su invención llegue a servir 1.000 tazas de café en una jornada, en un evento en Singapur, partiendo de una cafetera Eversys y teniendo como capacidad de servicio 300 tazas por hora. Elle ya está presente en las estaciones de tren de Tokio y Yokohama y camina a instalarse en 1.700 estaciones más, en Japón.

 

Según Marius Robles, cofundador de Food by Robots, compañía centrada en acelerar los beneficios de la robótica para revolucionar la forma en que comemos, en la segunda ola de la robotización se buscará “menos entretenimiento y más efectividad”. Eso significa, según sus cálculos, que el desafío estará en trasladar esos robots de las salas a las cocinas, donde podrán desempeñar tareas que podrían estar automatizadas.

Robot en Cocuus, Pamplona

¿Fue el Covid-19: acelerador de la robótica?

Y puede que la Covid-19 con sus imperativas necesidades de limpiar, desinfectar e higienizar todo hasta el mejor nivel, ayudase a que la robótica se cuele con mayor facilidad y rapidez en los establecimientos hosteleros de España. “La palabra seguridad ha adquirido un nuevo protagonismo en la hostelería y esto hace que la robótica tenga ahora nuevas oportunidades”, matiza Robles.

 

Lo que falta por ver es cómo el público acepta esa penetración, si es que de verdad se lleva a cabo. Y es que mientras un 80% de los millennials abraza la idea de tener restaurantes automatizados, un 72% de la población española expresa un rechazo frontal a ser servidos o atendidos por robots en los restaurantes, según las cifras de Food by Robots. El por qué de ese rechazo reside en ver a los robots como sustitutos de mano de obra, en un sector cuyas cifras de ventas y de paro están, aún, afectadas por los efectos de la pandemia.

 

“Si bien es cierto que el 80% de las tareas de muchos restaurantes, como los fast food o casual dining, se pueden automatizar, porque responden a patrones de producción que no varían, también lo es que el tamaño de las cocinas y las salas juega un papel determinante para que la teoría pase a ser realidad”, matiza el experto.

 

Sea como fuere, lo cierto es que la robotización de la restauración está en marcha y todo apunta a que en los próximos años se harán realidad robots que ahora solo existen en prototipos. Y de ser así, las reglas del juego a buen seguro cambiarán.

Robots en back office (Miso Robotics)

El coste de la robotización

Actualmente, contar con un robot humanoide en sala que ayude a servir platos o retirarlos a cocina, tiene un coste de entre 10.000 y 15.000 euros si el dispositivo se adquiere en propiedad. Si, por el contrario, se apuesta por un renting, la inversión ronda aproximadamente los 1.000 euros al mes. ¿Mucho? ¿Poco? Todo depende del prisma del cristal con que se mire y de cuánto cueste tener a un camarero de carne y hueso cotizando en la Seguridad Social.

 

De lo que no hay duda es de que los robots, una vez que se adquieren, no protagonizan las rotaciones de personal que el sector de la hostelería vive en España. Y es precisamente ahí donde se encuentra el origen de estos humanoides, cuya esperanza de vida oscila entre los cinco y los seis años.

 

“La robótica en la hostelería nació de la inquietud provocada por la alta rotación de su personal y del cada vez mayor coste que en algunos países supone la contratación de camareros”, explica Robles. “En España a la robótica en la restauración le queda mucho camino por recorrer, desde luego; pero ese camino ya se ha empezado a andar”, concluye.