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Miguel López es el ganador del Concurso Camarero del Año 2024. Jefe de Sumiller del Restaurante Garena*, en Dima, Vizcaya, comenta que todavía no se cree que haya ganado. Desde que empezó su carrera profesional como camarero en su Galicia natal, hace ya 15 años, ha ido escalando categorías y trabajado en diferentes restaurantes. Con el orgullo de los últimos cuatro años haber estado en dos establecimientos avalados por las reconocidas Estrellas Michelin. A pocas horas de alcanzar este título, le hemos entrevistado para captar sus primeras impresiones.

¿Cómo asimilas ser el ganador del Concurso Camarero del Año y también de todas las categorías: Premio al Mejor Combinado, patrocinado por Idilia Foods; Premio al Mejor Cóctel, patrocinado por Juver; Premio al Mejor Servicio de Vino, patrocinado por Ferrer Wines; y Premio al Mejor Barista, patrocinado por Mocay?

Creo que todavía estoy un poco abrumado. No soy consciente de lo que pasó ayer. Tengo que pararme cinco minutos y pensar en todo lo que ha pasado porque todavía no lo he asimilado. Sí que estoy muy contento. Es una maravilla. Me ha felicitado todo el mundo, profesores que me han dado clases… Para mí eso es un orgullo, porque son gente que siempre he admirado y, de repente, que te feliciten es un orgullo.

De todas las pruebas que pasaste en el concurso, ¿dónde tuviste más dificultad? ¿Tuviste seguridad en todo momento?

Sí que es cierto que hay cosas que, al trabajarlas menos o estar menos especializado, te cuestan un poco más. En mi caso, trabajo como sumiller, e intuía que la apertura, decantación y servicio del vino tendría que bordarlos, ya que es algo que hago casi diariamente. Posiblemente, la prueba que más me costó fue la de coctelería porque, aunque me gusta y entiendo de destilados, tampoco es algo que elabore muy a menudo. Sé las técnicas básicas, pero como también es una prueba que puntúa tanto, estaba un poco nervioso.

¿Qué esperas a partir de ahora?

Hablaré con Mireia Riba, ganadora del Concurso Camarero del Año 2022 para que me guíe un poco y me ayude. Sinceramente, no sé lo que va a venir. Todo está muy reciente y no sé lo que va a pasar. Lo único que puedo decir es que, por ejemplo, sé que la gente con la que trabajo está contenta porque lo haya conseguido, y eso es lo único que me importa realmente a día de hoy. Que vean que estamos haciendo bien las cosas. Creo que es importante que tanto sala como cocina vayamos todos en el mismo sentido, y hasta ahora es lo único que me preocupa.

¿Cómo se puede reivindicar más la sala?

En este caso, yo lo miro desde nuestro punto de vista. Si nosotros mismos no lo defendemos bien… Siempre estamos con el tema de que trabajar en sala son muchas horas, que es muy sacrificada, que no te valoran… Y yo eso te lo puedo llegar a comprar, pero también soy partidario de la parte de la formación. Siempre digo que, sea el trabajo que sea, la formación es básica, es obligatoria.

Siempre hablamos de que no hay gente para trabajar, pero es que realmente tampoco hay gente formada para poder trabajar. Así que yo creo que la formación es la base. Nosotros tenemos que creérnoslo, es decir, la sala es tan importante como la cocina, y tiene sus puntos negativos y positivos como todo. Tenemos que ser los primeros en hacer autocrítica y tirar para adelante, cambiar un poco la mentalidad.

Miguel López es el ganador del Concurso Camarero del Año 2024

Ahora mismo sigues trabajando en el restaurante Garena* de Dima (Vizcaya). ¿Cómo te ves en unos meses? ¿Qué te gustaría hacer?

Estoy en Garena porque apuesto por un proyecto muy atrevido, como es el de Julen Baz, chef del restaurante. Su filosofía es increíble, algo que encaja muy bien conmigo, y sinceramente no veo nada que sea más allá de Garena, porque el trato que he recibido en los años que llevo allí ha sido maravilloso en todos los aspectos. Y creo que también es recíproco. Me valoran bien, estoy contento, estoy a gusto, me dan libertad. ¿Para qué cambiar cuando estoy tan a gusto?

Hablabas de formación. ¿Te gustaría dar clases en algún momento?

Sí, mi intención es esa, sin lugar a dudas. Acabé el máster de sumillería hace un par de años, y ahora me hacer el máster de profesorado. Tengo muy claro que mi intención en un futuro -sea en dos, en tres, en cinco años, me da igual- es dar clase.

Es algo que siempre me ha gustado y lo voy a hacer seguro. Lo que más me gustaría es dar clase en la escuela de hostelería donde yo estudié, que es la de Santiago de Compostela.

¿Por qué recomendarías presentarse al Concurso Camarero del Año?

Sea este o cualquier otro campeonato, un concurso lo que hace es formarte. Hace que te esfuerces por cuidar bien lo que haces a diario. Siempre estás indagando un poco más, y hace que te esfuerces un poco más en tu profesión. Ganes o pierdas -evidentemente, ganar es una maravilla y estoy súper contento-, todo el trabajo que se hace para llegar al final es importantísimo.

Desde que empezó su carrera profesional como camarero en su Galicia natal, hace ya 15 años, ha ido escalando categorías y trabajado en diferentes restaurantes. Con el orgullo de los últimos cuatro años haber estado en dos establecimientos avalados por las reconocidas Estrellas Michelin. Uno de ellos es donde trabaja actualmente, como Jefe de Sumiller del Restaurante Garena, en Dima (Bizkaia) y eso que lo suyo, reconoce, no era vocacional. De hecho, lo que a él le gusta es la docencia, vinculada a la hostelería, eso sí.

Y se le nota en sus respuestas. Defensor acérrimo de la importancia de la formación en el sector, abandera la tesis que en su profesión "hay tanto, tanto, pero tanto para aprender". No soporta la falta de profesionalidad en muchos establecimientos, por eso quiere aportar su granito de arena en un futuro como profesor para preparar mucho mejor a los profesionales de la gastronomía que han de venir. De estos, lo que más valora es la actitud, que estén dispuestos a aprender y el orden.

¿Qué te llevó a dedicarte a ser camarero? ¿Lo consideras el trabajo de tu vida?

M.L. Bueno, es cierto que no era algo vocacional. Cuando eres joven tomas decisiones, muchas veces sin pensar y en caliente. Por un motivo familiar y personal decidí dejar mis estudios y empezar, de alguna forma, a ayudar en casa.

Hoy en día, me he dado cuenta de que es algo que me gusta, en lo que he volcado mi interés y me he formado (y sigo haciéndolo) para ser un buen profesional. El trabajo de mi vida está relacionado con la hostelería, sí, pero más enfocado a la parte de la docencia. Eso lo tengo claro desde siempre.

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión? Y confiésanos también aquello menos gustoso de tu día a día.

M.L. Creo que tenemos una profesión en la que hay muchas cosas positivas, desde luego. Quizás la satisfacción de darte cuenta de que mucha gente que pasa por nuestra casa se va feliz después de haber tenido el detalle y la confianza de habernos escogido para un día especial; eso es algo enriquecedor.

Lo menos gustoso, para mí (también es cierto que soy una persona crítica), es ver la falta de profesionalidad de un porcentaje muy alto de establecimientos. Creo que son muchos los casos en los que se monta un local para hacer una buena foto en las redes sociales, pero que a la hora de la verdad, falta mucho, mucho trabajo de base.

¿Eres más de sala o de barra, o de ambos?

M.L. Cuando empecé en la escuela superior de hostelería creía que era mucho más de barra (coctelería, principalmente), luego me centré mucho en sala como maitre y luego ya como sumiller. Pero después de mi primer campeonato (como barista) empezaba a entender que, como decía un antiguo profesor (D. Manuel Brea), “un profesional de verdad, es aquel que puede saber mucho de una cosa en concreto, pero es resolutivo en todas”. Qué razón tenía…

¿Qué cualidades debe tener un camarero de un restaurante de la talla del Garena?

M.L. Es cierto que los galones de una, dos o tres estrellas Michelin siempre te condicionan a que todo salga perfecto. Pero la realidad es que un camarero tiene que ser una persona que sepa leer al cliente, que lo guíe, lo acompañe y que sea servicial, pero no invasivo, en cualquier tipo de restauración.

De todas formas, yo, lo que más valoro a la gente joven que está empezando son tres cosas: la actitud, que esté dispuesto a aprender y el orden.

¿Cuál es tu opinión respecto a la valoración que se hace de tu profesión? 

M.L. Esto es un arma de doble filo… Digo esto porque es obvio que es una profesión que está denigrada, maltratada, infravalorada y sacrificada. Pero, por otro lado, hay que ser justos y decir que es una profesión en la que muy poca gente se forma, quiere aprender, lee, viaja, se interesa, estudia… Y es un trabajo que tiene tanto, tanto, pero tanto para aprender.

¿Cómo crees que se podría mejorar dicho reconocimiento?

M.L. Haré una respuesta muy gallega y contestaré con otra pregunta: ¿Cuántos profesionales conoces que hayan estudiado y se hayan interesado en esto? Yo ahora mismo, trabajo como sumiller y digamos que es una especialidad dentro de lo que ofrece la sala. La clave está en la formación. No hay más.

¿Entre tus planes a medio y largo plazo, te sigues viendo vinculado a esta profesión? 

M.L. Sí, sin lugar a dudas estaré vinculado a esta profesión, de eso estoy seguro. Por otro lado, siempre me ha gustado la docencia y creo que es necesario que cualquier profesor de una escuela de hostelería del mundo necesita tener una buena base para poder así preparar mucho mejor a futuros profesionales de la gastronomía.

¿Qué te motivó a presentarte al Concurso Camarero del Año 2024 en el que has quedado finalista?

M.L. Lo más importante es dignificar y darle valor a la profesión. Ya seas sumiller, barista, bartender, jefe de rango… Creo que, hayas pasado o no a la final, o incluso las personas que se hayan apuntado y quedado fuera de los ocho participantes en la semifinal del Concurso Camarero del Año, queremos que se vea que la sala es increíblemente compleja y técnica pero, a la vez, muy gratificante.

Este 23 de noviembre se está celebrando la ronda eliminatoria del Concurso Camarero del Año 2024 en el Centro de Cualificación Turística (CCT) de Murcia. Un total de ocho participantes de sala disputan llegar a la final del 21 de marzo, que tendrá lugar en Alimentaria & Hostelco, en Barcelona.

Mientras que el jurado delibera se han organizado dos masterclass que han tenido como protagonistas diversos cócteles. En concreto, "Combinados creativos con Cola Cao”, patrocinada por Cola Cao, ha corrido a cargo de Mireia Riba, ganadora de la última edición de Concurso Camarero del Año 2022, asesora y formadora en Restaurante Mercat Negre e I+D en Fundación Alicia.

Riba ha elaborado dos cócteles, una versión del White Russian y merienda líquida. En el primero, ha mezclado ralladura de haba tonka, vodka, 1 sobre de ColaCao y lo agitado. “Con esta masterclass lo que intentamos es llevar el ColaCao a públicos más adultos”.

Mientras que la merienda líquida ha consistido en ron con canela, clavo y anís estrellado infusionados 90 min a 60º, y 2 sobres de ColaCao. Ha mezclado todo en el vaso mezclador con una medida del ron infusionado.

“Con Galletas María degradadas con enzimas y licuadas con el objetivo de recordarnos a las meriendas de la infancia -2 medidas-. La enzima degrada el almidón y lo transforma en dextrina de azúcares, con lo que se consigue aumentar el dulzor sin añadir azúcar”. Lo ha finalizado con un poco de clara de huevo para darle volumen y, posteriormente, ha añadido el café para darle un punto amargo. Al final, ha agitado para servir con doble colador para evitar que nos caigan trozos de hielo. “Para simular los grumitos, le añadimos ColaCao espolvoreado”.

En la masterclass, patrocinada por Juver, Antonio Chacón, gerente de Antonio Chacón Hostelería y profesor de CCT Murcia, presidente del jurado del Concurso Camarero del Año 2024, ha ejercicio de maestro de ceremonias, mientras que Luis Carlos Martín Sanz, Presidente de la Asociación de Barman de Castilla León, también miembro del jurado de este año, ha elaborado un cóctel con zumo de naranja, Martini, campari y otras bebidas.

“Llevo tiempo sin subir a una tarima, voy a disfrutar. En una barra debemos hacernos con el espacio, debe estar a nuestra medida, todo ha de representar lo más cómodo posible y fácil de coger. Para un aperitivo es básico que la cristalería esté fría, sea con hielo o con máquinas”.

 

El murciano Antonio Chacón es el nuevo Presidente del Jurado del Concurso Camarero del Año. Pocas personas en el país tienen más formación y experiencia como para ejercer dicha función. Nacido en Cuatro Caminos, en la pedanía murciana de Zarandona, Antonio “ha mamado” el oficio desde la cuna. Con apenas cinco añitos ya asomaba la cabeza por la barra del bar que regentaban sus padres. Allí empezó un largo camino que le ha llevado hasta ser uno de los profesionales de sala y expertos en hostelería, más prestigiosos de Murcia y de España.

 

Maître, sumiller y Barista Skills (Speciality Coffee Association), profesor de Sala en el Centro de Cualificación Turística de la Región de Murcia (Instituto de Turismo de la Región de Murcia), profesor de Servicio y Atención al Cliente en el Grado de Gastronomía en la Universidad San Antonio Ucam en la capital murciana, presidente de la Asociación de Profesionales de Sala de la Región de Murcia y vicepresidente Coordinador del concurso Camarero del Año. También es asesor gastronómico, formador homologado de los vinos de Jerez y Montilla Moriles, miembro activo en la Federación Nacional de Sala y miembro de la directiva de la Asociación de Barman de Castilla León. Con este currículum aún le queda tiempo para publicar dos libros de hostelería y para firmar en la revista Gastrónomo durante una década la sección “Secretos de Sala". Miembro de WaiterServices (la primera agencia de profesionales de sala en España), también es coordinador general del Congreso de Gastronomía Región de “Murcia Gastronómica”, y coordina los espacios gastronómicos de la RM en San Sebastián Gastronómica, Alicante Gastronómica, Fitur y Madrid Fusión, entre otras. Y además, es gerente de Antonio Chacón Hostelería, empresa dedicada a crear eventos dentro y fuera de la región, siendo su especialidad la búsqueda constante de un servicio excelente en sala.

Antonio, antes de nada, felicidades por su nombramiento como nuevo Presidente del Jurado del Concurso Camarero del Año, certamen al que está vinculado desde hace años ¿Qué ha supuesto para usted este nombramiento? 

AC. Muchas gracias, creo que es un reconocimiento a todos estos años de trabajo, primero como jurado, luego jurado técnico, más tarde jurado coordinador y ya en mi última etapa, como vicepresidente. En todos estos años, siempre tuve el compromiso firme de dar mi mejor versión, poner mis conocimientos, todas mis ganas y mi experiencia para hacer que este concurso sea un referente, no solo nacional (que lo es sin duda alguna), también internacional y ser ese espejo donde todo el sector se puedan mirar y utilizar, para profesionalizar aún más a su personal de sala. La gran familia, que es El Camarero del Año, me ha tratado siempre con respeto y cercanía, ha sido un trabajo de equipo y ha conseguido ser un motor de motivación para el sector.

Antonio Chacón
Antonio Chacón

¿Qué objetivos se marca como Presidente del Jurado? ¿Qué reto se ha marcado? 

AC. Pues ante todo, que sigamos en esta cadena ascendente de profesionalización del sector de la sala y mostrar a todo el mundo la importancia de tener a los mejores profesionales, para que en todo momento, sean la imagen del local, acompañando y multiplicando los platos, la decoración, los vinos, etc.

 

Mi reto personal es hacer ver a los empresarios de todo el territorio nacional, que deben apostar por la sala para dar el mejor de los servicios, posicionando aún más sus locales y poniendo en valor el trabajo de todo el equipo humano que conforma su negocio.

¿Por qué cree que deben existir concursos como éste?

AC. Pues, sobre todo, porque visualizan la gran labor del personal de sala, sus habilidades, y destrezas. También porque sitúan el trabajo de tantas especialidades que, sin duda alguna, están encaminadas a hacer más felices a los comensales y también, por qué no decirlo, poner cara a esas personas que pueden ser un referente para esos futuros profesionales, así como tener modelos a los que querer imitar. 

¿Qué cualidades cree que ha de tener, hoy día, un camarero?

AC. Ante todo, don de gentes, empatía, amar su trabajo, querer mejorar cada día, aprender y controlar cada parte de su trabajo, estudiando y especializándose en barista, coctelería, sumiller (aceite, aguas, quesos, etc.), atención al cliente, idiomas, etc. 

¿Cree que el oficio, la profesión de camarero, está “en crisis”, está siendo devaluada por las nuevas praxis de algunos hosteleros que contratan a personal poco cualificado? 

AC. ¿En crisis? Para nada, lo que si creo es que hay hosteleros que aún no se han dado cuenta de que el éxito de su negocio, en parte, está en tener personal de sala cualificado, motivado, así como reconocido y pagado. Tengo muchos compañeros de profesión que así lo hacen y les va de maravilla y, además, son conscientes de que su éxito se basa en valorar y reconocer a su equipo de forma equitativa, desde cocina, office, sala o limpieza.

Un camarero sirve un plato en un restaurante
Un camarero sirve un plato en un restaurante

¿Es la desmotivación del las nuevas generaciones el gran “cáncer” de la profesión?

AC. Mira, soy segunda generación de hosteleros, he aprendido y amado esta profesión gracias a mis padres y debo decirte que mis hijas, aunque han estudiado otras carreras, me manifiestan lo felices que les hace trabajar conmigo en la empresa, lo privilegiadas que son cuando atienden a los clientes y estos, les felicitan por su buen hacer. Muchos jóvenes lo que quieren ver en esta profesión es que esté normalizada, con horarios, con sueldos equiparados a su formación y es ese el camino para que no haya desánimo, y lo vean como lo que es, la profesión más bonita del mundo (al menos para mí). Hoy en día existen muchas escuelas de hostelería, centros de formación, donde todos estos jóvenes encuentran la oportunidad para formarse y emprender una carrera laboral.

¿Cuál es, a su parecer, el presente y el futuro del personal de sala?

AC. Pues, como te decía anteriormente, el presente y el futuro pasa por la especialidad, la formación y cualificación del personal, pasa por el sentido común tanto del empresario como del trabajador. También deben imperar nuevos sistemas laborales, basados en modelos de otros países, donde los turnos hacen mucho más fácil la conciliación familiar, y poder dedicarse a hacer otras cosas, tan necesarias para el día a día de una persona.

Cada vez se van viendo en determinados bares o restaurantes de España más “robots camareros” ¿Qué opina de estos “avances tecnológicos”?

AC. Hay cosas que jamás podrá sustituir un robot, y no digo que me parezca descabellado que se hagan ciertas incorporaciones robóticas, solo que ciertos momentos, cercanías o experiencias no se pueden sustituir.

 

El año pasado tuve la oportunidad de viajar a la exposición universal en Dubai por motivos laborales y allí pude ver ciertos robots que te preparaban una copa, créeme, nada que ver, demasiado frío.

También hay otros avances aplicados a su sector, como por ejemplo, las aplicaciones de comandas y pagos automatizados, como por ejemplo, Yummin?

AC. La tecnología es un medio, no un fin y se encuentra a nuestro alcance para servirnos y hacernos más sencillas ciertas tareas. Todas estas aplicaciones, no solo son positivas, sino que se hacen imprescindibles en nuestros negocios y debemos saber aplicarlas a nuestro día laboral. Debemos verlas como lo que son, herramientas de trabajo, que además, debemos adaptarnos a su manejo y por complicadas que parezcan están para hacernos la vida más fácil.

En lo profesional, personalmente, ¿cómo se define?

AC. Un apasionado de mi trabajo, centrado y meticulosamente organizado. No me gusta dejar cabos sueltos, la gestión forma parte de todo. Me gusta delegar, nunca dejo la supervisión y siempre me gusta evaluar el resultado final. Intento buscar la mejora constante en la excelencia del servicio de sala y que mi estilo trasladado a mi equipo hable por sí solo.
¿Qué cualidades cree tener para haber llegado hasta donde está ahora?
AC. Ante todo, creo que soy buena persona, humilde, sin olvidar nunca mis raíces, de donde vengo y hacia donde voy. Pasión por lo que hago y también un empeño máximo en querer mejorar cada día, ya que un verdadero profesional de sala jamás deja de aprender, de especializarse y querer cualificarse en todo aquello que pueda hacer feliz a sus clientes.

¿Qué tres consejos le daría a un joven indeciso que no sabe si dar el paso o no darlo hacia su profesión?

AC. Primeramente, que les guste este mundo, que sean capaces de visualizarse en él y sentirse orgullosos de poder decir que son camareros. Segundo, que no dejen de formarse jamás, pues en la cualificación estará la base para tener un puesto digno, bien remunerado y valorado. Y tercero, pero no menos importante, que sean capaces de conciliar este maravilloso mundo de la hostelería con esas pequeñas/grandes cosas que dan sentido a la vida: familia, amigos, tiempo libre y algo muy importante, el respeto a uno mismo.

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