cocinero del año

Álvaro Victoriano (Madrid, 1981) es un chef que ha sabido combinar técnica, creatividad y pasión por el producto para convertirse en una figura clave de la gastronomía gallega. Madrileño de origen, coruñés de adopción, su amor por la cocina nació en casa, influenciado por su madre. Esta vocación lo llevó a formarse en el Hotel Escuela de la Comunidad de Madrid y, más tarde, a dar sus primeros pasos en la alta cocina en el Real Casino de Madrid, donde trabajó durante trece años bajo las órdenes de Paco Roncero.

Su trayectoria profesional dio un giro rotundo cuando decidió asentarse en A Coruña. Fue de forma casi casual, “un flechazo con la ciudad” que conoció gracias a su primo, el exfutbolista del Deportivo, Pablo Amo. Aquí se instaló para cambiar de aires y acabó abriendo cuatro restaurantes que han dejado huella en la escena gastronómica local: Peculiar (2017), Intenso (2018), Charlatán (2021) y Ultramarinos Galera (2023), cada uno con una identidad propia, pero con un denominador común: el respeto absoluto por el producto y la búsqueda constante de la excelencia. Una filosofía que recorre el ADN del Grupo Peculiar.

Como presidente del colectivo Coruña Cociña, cargo que ejerce desde 2024, trabaja activamente por poner en valor la cocina y los productos gallegos, impulsando iniciativas que fortalecen el sector y crean sinergias entre profesionales. Su conocimiento, experiencia y visión innovadora lo convierten en una voz autorizada dentro del mundo gastronómico, razones por las que será uno de los jurados de la primera semifinal del concurso Cocinero del Año 2025-2026, que se celebrará en A Coruña el 3 de abril, gracias al apoyo de la Diputación.

Álvaro, como muchos otros chefs, llegaste a la cocina de la mano de tu madre. ¿Qué plato de ella guardas especialmente en tu recuerdo y por qué?

Son muchos los sabores que recuerdo en la memoria de la cocina de mi madre, especialmente el cariño que le ponía a todos ellos. Pero, mi ingrediente básico, quizás si me tengo que decidir por uno, sería el cocido, uno de los top.

Llegaste de prácticas al Real Casino y te quedaste 13 años. ¿Se puede decir que fue realmente tu escuela?

Sin duda. Con apenas 18 años y solo dos meses de prácticas, ya estaba participando en el catering del 20º aniversario de El País, con los Reyes de España entre los invitados y trabajando junto a Paco Roncero y Ferran Adrià. A partir de ahí, tuve la fortuna de vivir de primera mano la eclosión de la gran gastronomía española, tanto en sus cocinas como en multitud de eventos, y de conocer a las grandes figuras de la gastronomía nacional e internacional que pasaron por allí.

¿Cuál fue el mejor consejo o aprendizaje que recibiste de Paco Roncero o de aquella etapa?

Nadie regala nada y todo viene de tu esfuerzo. Creo que son las mejores palabras que alguien te puede decir.

De nuevo, el azar te tenía preparada una gran sorpresa: tu nueva vida en A Coruña. Y tras un par de años trabajando en El de Alberto, abres tu primer restaurante. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste al abrir Peculiar, en 2017?

Abrir un restaurante siempre es un gran desafío, pero éramos jóvenes, creíamos en nosotros y en nuestro proyecto. Nos enfrentamos a muchos retos, pero con esfuerzo y determinación supimos sortear cada obstáculo. Si tuviera que destacar uno, sin duda sería el tamaño de nuestra cocina: apenas 4 metros cuadrados, desde donde, junto a una compañera, llegamos a dar servicio a 70 personas en dos turnos.

Has abierto cuatro restaurantes en seis años. ¿Cuál ha sido la clave para este crecimiento y cómo has sabido diferenciar cada uno?

Para mí, la clave está en creer en uno mismo y en el esfuerzo diario, pero sobre todo, tener humildad y saber entender los tiempos de cada cosa que te rodea. Cuando fuimos abriendo nuevos locales, es cierto que en A Coruña había conceptos que no existían, y creo que eso, sumado a otros factores, fue una de las claves de nuestro éxito.

Además, cada uno de nuestros restaurantes está pensado para públicos completamente diferentes, aunque al final, quien disfruta de uno también puede sentirse a gusto en los demás.

¿Cómo definirías la identidad gastronómica de cada uno de tus restaurantes?

Peculiar, es cocina de autor.  Charlatán, brasa. Intenso, fusión. Y Ultramarinos, tradicional. 

¿Cómo te defines como chef? ¿Qué significa para ti la cocina?

La cocina para mí es la forma que tengo de comunicarme con las personas, de transmitir toda la memoria de esos recuerdos que hay en mi cabeza. Creo que mi definición es la de un cocinero apasionado que ama su trabajo.

Además de chef y empresario, en 2024 te nombran presidente de Coruña Cociña. ¿Qué significó para ti este nombramiento y cómo logras equilibrar todas estas responsabilidades?

Ser presidente de Coruña Cociña es un auténtico honor. Primero, por la confianza y el apoyo de mis compañeros de profesión, y segundo, por la oportunidad de dejar un legado bonito con el grupo, contribuyendo a la memoria gastronómica de A Coruña.

Equilibrar todas las responsabilidades no es fácil, pero mi cabeza nunca para. Me encanta el trabajo, así que eso ayuda a compaginarlo todo con un poco más de facilidad.

Como presidente de Coruña Cociña, ¿qué iniciativas estáis impulsando para fortalecer la gastronomía local?

Desde Coruña Cociña, estamos participando en eventos locales como el Mercado de las Nubes o el Forum, además de haber impulsado iniciativas como las Jornadas del Bonito. Y tenemos varias más en camino que verán la luz muy pronto.

Este 2025, además, formarás parte del jurado del Concurso Cocinero del Año 2025-2026, gracias al apoyo de la Diputación. ¿Qué esperas de este certamen? 

Me encanta aprender y la verdad es que es una oportunidad muy bonita de estar rodeado de tan buenos colegas de profesión y conocer y entender el concurso desde dentro. 

¿Cómo valoras el talento joven en la gastronomía actual?

Cada vez me sorprende más. La evolución ha sido enorme desde que empecé a cocinar hace 25 años, y me maravilla ver la ilusión y el talento de las nuevas generaciones que vienen pisando fuerte.

Si pudieras darle un consejo a los jóvenes chefs que sueñan con abrir su propio restaurante, ¿cuál sería?

Que es un camino muy, muy duro, de hecho, estadísticamente muchos no llegan a los años 5 abiertos. Pero también les diría que luchen por sus sueños y que no se rindan nunca.

La gastronomía de A Coruña está en auge. ¿Cómo ves su evolución y qué crees que la hace especial?

A Coruña es una ciudad gastronómicamente consolidada, con nombres muy visibles y otros que poco a poco están empezando a brillar. Para mí, una de las claves de su éxito es el propio coruñés, que llena los restaurantes a diario, además del respaldo de grandes empresas que apoyan mucho el sector.

¿Cuáles son los retos más importantes que tienes por delante, tanto a nivel personal como empresarial?

Mis retos son bastante básicos: seguir evolucionando sin perder la esencia y ser felices cuidando lo que hemos construido. A nivel personal, simplemente pido tranquilidad para poder disfrutar de todo ello.

La cocina de Beatriz Sotelo tiene su origen en aquella aldea de Ardán que la vio crecer entre huertas y animales de granja y donde la vida se estructuraba alrededor de la cocina. Siempre había algo hirviendo en las ollas. En 2005 se puso al frente del restaurante A Estación (Cambre) donde logró una estrella Michelin y un sol Repsol.

Beatriz mantiene siempre como premisa que la inspiración nace de la materia prima que el mercado pone cada día a su disposición, sin buscar otro camino cara la genialidad que el trabajo bien hecho y la honestidad en el plato. Actualmente está entregada profesionalmente a la docencia, en el CIFP Paseo das Pontes, de A Coruña y a la gestión de eventos en el restaurante Illas Gabeiras y a los servicios personalizados. En 2008 ganó el Concurso Cocinero del Año.

¿Cuál es tu trabajo en Illas Gabeiras?

Gestiono todos los eventos personalizados: bodas, banquetes y grandes comidas. Diseño diferentes menús, adaptándome a las necesidades de los clientes. Antes siempre hablaba del producto, de la temporalidad, pero en los banquetes usamos siempre productos de temporada, el marisco -percebe, cigala fresca, centolla… Dependiendo del momento adaptamos el menú. También usamos pulpo de la ría, merluza del pincho…

¿Y cómo docente, eres muy exigente, cómo ves a los estudiantes de hostelería?

Soy profesora de formación profesional en el CIFP Paseo das Pontes de A Coruña, que es donde se va a celebrar la primera semifinal del Concurso Cocinero del Año este abril. Puedo dar clase de cocina y pastelería, pero los siete años que ya llevo en la escuela doy clase de cocina -incluyendo preelaboración-, tanto a superior como a medio, y generalmente doy clase al primer año.

Quiero que la gente vaya preparada a las empresas, que cuando salgan de la escuela vayan preparados, por lo tanto, siempre soy exigente. Muchas veces me da pena que, en mi ímpetu, en mi empeño, pueda quedar alguna persona buena atrás, pero la exigencia no está reñida con la enseñanza.

La gente viene con ganas de aprender, pero hay una parte que ve tantos programas sobre cocina que piensan que es sencillo, y realmente la cocina es una profesión, que es lo que estamos enseñando allí. A veces la gente se queda en el camino porque piensan que esto es un hobby. Cuando alguien quiere aprender, se nota y das lo mejor de ti, y hay otros que descubren, gracias a la enseñanza, a la insistencia, que es una profesión y descubren que les gusta.

¿Has notado un cambio generacional?

No es solo en la hostelería, es en muchas profesiones. Está dando todo un cambio muy grande. Después de la pandemia la gente priorizó su vida antes que su trabajo. Lo primero que quieren saber son sus derechos y no sus obligaciones, así que pasa a un segundo plano la cocina.

Quizá el trabajo de cocina no, porque también hay otros tipos de gastronomía, no solo la que consiste en servicios de mediodía y noche en una cocina, pero dependiendo del nivel que te exijas o lo que quieras hacer, buscas un tipo de cocina. Hay sitios que puedes abrir de lunes a viernes, otros que solo trabajas de mañanas, hay catering, donde tienes unos horarios que te pueden llevar a realizar también tus hobbies o estar con tu familia.

Lo que veo es que ya no hay tanto compromiso, a veces no quieren una responsabilidad, quieren un trabajo para vivir. Muchas veces les digo a mis alumnos que si quieren un buen horario de trabajo, tienen que darlo todo, no vale estar seis horas haciendo el trabajo de tres.

En una cocina hay que emplatar, fregar, limpiar pescado, hay que fregar el suelo, hay que mancharse las manos despiezando carne… Y la gente piensa que solo es decorar y echar en el plato. La parte de gestión es lo más importante. El 50% de los negocios se van a pique por la gestión. Te puede el corazón, pero haces mal la gestión.

Eres la primera y única ganadora mujer del Concurso Cocinero del Año. ¿Cómo lo viviste?

Van pasando los años y sigue habiendo pocas mujeres que se presentan, y pocas mujeres que se vean en los medios, no porque no haya, sino porque no salen a hablar. Cuando gané la semifinal en Gijón, me pasé la noche sin dormir. Además, dije que, si ganaba, me casaba.

Cuando llegué a Barcelona, me sentía como Paco Martínez Soria, tal cual. Había llevado a Gijón mi merluza en la maleta, y a Barcelona los huevos, mi madre me trajo los huevos de mi casa, ¡en maleta! Al final, lloramos todos de alegría, fue una sensación tremenda, porque no me lo esperaba. Además competí con gente muy preparada. Mi cocina era muy pequeña, aunque dábamos de comer a 50 personas. No teníamos ni envasadora al vacío… Yo pensaba que no podía competir con gente que disponía de otra maquinaria… Pero al final, lo importante no es la maquinaria, sino la maquinaria que tienes en la cabeza. Fue muy especial y me abrió millones de puertas, tanto a nivel nacional como internacional, la verdad.

¿Por qué crees que sigue habiendo pocas mujeres en el mundo de la hostelería?

Yo creo que no le dedican el tiempo para estar ni en redes ni en medios, pero haber, hay. Lo que pasa es que tenemos tantas cosas detrás… Es como que no necesitas que se reconozca tu trabajo. A mí me encanta pelear, soy muy guerrera, no me gusta perder. Al final, se trata de dedicarle más tiempo a algo en que ya trabajas.

Y tener a alguien, siendo mujer, que te apoye, es muy importante. Yo no tenía ni 30 años y era, y soy, muy luchadora, así que fui, y volvería a ir.

Ahora estoy en la docencia, así que ahora yo soy la que engancha a los chicos para que se presenten a todo. El año pasado llevé a un alumno a Madrid al concurso de Le Cordon Bleu, y ganó, y gracias a eso ahora va allí a estudiar un año. Intento inculcarles que los concursos son formas de aprender.

¿Qué consejos les darías a los participantes de este año?

Que se presenten, que hagan lo que hacen siempre, que se sientan seguros de lo que hacen. Ganar o perder no quiere decir que lo hagas bien o mal. Cada uno tiene que ir con lo suyo, con lo que se siente feliz y con lo que realmente hace. Seguridad en ti mismo. Ganes o pierdas, no significa que eres ni mejor ni peor. Yo no me considero mejor que nadie. Gané porque le gusté al jurado, porque en ese momento la sencillez era lo que más valoraron, en medio de tanta pompa y tanta historia, valoraron un pescado al vapor y una tarta de almendra.

Les aconsejo que hagan con lo que se sientan seguros, con lo que se sienten identificados y con lo que identifiquen su cocina. Si al final esto sale adelante, es lo que van a tener que reivindicar, su estilo, su forma de cocinar, su filosofía… Para mí, era el respeto del producto, el buen trato de cada uno de ellos, la estacionalidad, que es lo más importante para poder tener el producto en el momento óptimo de consumo, de precio y de sabor.

En los concursos descubres a gente maravillosa, gente que tiene las mismas inquietudes que tú, y yo siempre apoyaré a todo el mundo que vaya a los concursos y que luche por defender lo suyo.

¿Qué te parece que la primera semifinal se celebre en A Coruña, gracias al apoyo de la Diputación?

Es la primera vez que se hace en A Coruña. Hace muchos años se había hecho una en Santiago, pero yo estoy emocionadísima porque se haga aquí. Es súper importante porque hay muchos cocineros de aquí que se han presentado, como Luis Veira, Iván Domínguez, Lucía Freitas… A Coruña es algo que la gente tiene que descubrir, es donde vivo, va a ser en la escuela donde trabajo, y para mí es muy emocionante, pero lo más emocionante es que la gente descubra la ciudad, porque estamos a un paso del mar y estamos en la tierra, ¡tenemos de todo!

En 2013, Raúl Resino abrió su propio restaurante en Benicarló, bautizándolo con su nombre y apellido. Tres años después, conseguía erigirse como el Cocinero del Año y poco después, lograba su primera estrella Michelin, que conserva y conjuga con los dos Soles Repsol.

Son distinciones que premian el buen hacer y el oficio de un chef con 30 años de trayectoria. Porque Raúl es de los cocineros que empezó muy joven y desde abajo, en restaurantes humildes, y también se formó en las más prestigiosas casas de comidas, como el restaurante Martín Berasategui de Lasarte***, El Racó de Can Fabes***, El Celler de Can Roca en Girona***, el restaurante Suzaku** de Tokio.

En la actualidad, sigue esforzándose para dar lo mejor en su restaurante, cambiando la carta, recientemente, siendo además vicepresidente del jurado del Concurso Cocinero del Año.

¿Qué proyectos tienes actualmente en tu restaurante Raúl Resino de Benicarló?

Ahora tenemos el nuevo menú degustación que estrenamos en el restaurante y que llevaba tiempo trabajándolo. Yo intento siempre tener producto local, que va cambiando según la estación y la temporada, y este menú es emblemático para mí porque mi cocina siempre está enfocada al mar y al rancho marinero, que es como cocinaban los marineros en los barcos, haciendo guiños a ello, y por eso se me conoce como el "cocinero pescador", apelativo que me puso el crítico y periodista José Carlos Capel en una ponencia que hicimos en Madrid sobre el mar, porque me encanta ir a los barcos, subirme a los barcos, aprender de los marineros.

Este menú es un homenaje que les hago a ellos, porque están pasando una temporada muy dura con las restricciones que tienen, el tema de la cofradía europea, con el que a nivel europeo en toda la pesca de arte mayor del Mediterráneo se pretende limitar más los días (dos días a la semana o menos), así que están pasando una época complicada. Como me debo un poco a ellos, el menú se llama "nuestro mar", de km0, homenaje al mar, a la pesca y a ellos.

¿Qué productos podemos encontrar en el nuevo menú?

Producto de temporada. Ahora mismo tenemos galeras, un crustáceo que me encanta; canana, que es una variedad local de calamar con el que hacemos un arroz, muy de marinero y poco valorado por la dureza que tiene, pero tiene un sabor espectacular, que me gusta mucho más y, con diferentes técnicas y mucho tiempo, hemos conseguido la textura adecuada, haciendo pruebas con 20 cananas un día, 30 otro, yéndome a casa frustrado, pero como soy muy "cabezón" me venía otra vez el producto y hemos conseguido una textura espectacular, que parece seda. Hacemos un arroz, con un guiso tradicional de canana en su tinta y, a parte, una canana encima del arroz con esa técnica de cocción que la hace tan sedosa.

También tenemos espardenyes, pintarroja, que es un escualo, un pescado de aquí, también conocido como gatet de mar, muy de rancho marinero; ortiguilla de mar sobre brandada de mejillones; langostino del terreno, que también estamos en temporada… Mar, mar y mar. También pez espada de anzuelo porque es un producto que siempre hemos visto en rodajas a la plancha con una majada de ajo y perejil, y la textura queda, si lo haces poco, gomosa, y si te pasas, seca. Nosotros hacemos un escabeche con una técnica diferente, porque lo escabechamos en frío, una cocción de 40 horas en nevera, y conseguimos una textura muy diferente, sin que pierda sus propiedades. También tenemos salmonete, que va con una crema de calabaza y naranja, ahora que también estamos en temporada de cítricos, la calabaza es ecológica y de un huerto de aquí al lado.

Es una cocina donde lo más importante es el mar, 100% sostenible, una palabra que ahora está muy de moda, pero que nosotros, cuando abrimos el restaurante hace casi 12 años, ya empleábamos, empezamos con todo producto del pueblo, todo pescado y marisco local, y ha sido nuestra filosofía desde entonces, y seguimos igual.

¿Cuál es el secreto para mantenerse en lo alto y conservar la estrella Michelin que posees?

Siempre se dice que las puntas de las estrellas pinchan, la presión que hay… Cuando nos dieron la estrella fue a raíz del Concurso Cocinero del Año. Está claro que fue lo que nos puso en el mapa.

Ganamos el concurso en abril de 2016 y ese mismo año en noviembre nos dieron la estrella Michelin, siendo el restaurante que menos se podía pensar de la Comunidad Valenciana, porque llevábamos poco tiempo. En Castellón sí se nos conocía, pero fuera, poco. Es decir, que no estábamos en las quinielas, siendo sinceros. Fuimos la gran sorpresa, porque todavía estábamos construyendo un restaurante.

Todo fue muy rápido: teníamos todavía las sillas de plásticos, no teníamos mantel, el restaurante era feo,… Ni nosotros contábamos con que podíamos llegar a eso. El primer sueño era construir un restaurante, que pudiéramos tener la sala bonita, los camareros con traje, etc. Y todo nos vino al revés. Desde que nos dieron la estrella, sí que hemos evolucionado muchísimo, a pasos de gigante, tanto a nivel de local, que hemos reformado totalmente, baños, mesas, sillas, cocina… como la carta de vinos, etc.

También la propuesta culinaria ha evolucionado, porque tengo una competencia muy dura conmigo mismo. Soy muy exigente, demasiado incluso, y cuando cambio un menú como mínimo quiero mejorar el anterior, y eso te hace crecer y evolucionar muy rápido. Es una presión autoimpuesta para mejorar, y lo más importante es que "solo sabemos que no sabemos nada". Puede haber platos que lleven cierto tiempo, pero no me conformo, siempre se les puede dar la vuelta. No me acomodo con ellos, y aunque lleve tiempo haciéndolos se pueden mejorar y se mejoran.

En abril se celebra la primera semifinal del Concurso Cocinero y Camarero del Año 2025-2026 en A Coruña. Como vicepresidente del jurado, ¿cuáles son tus expectativas para esta edición? ¿Qué consejos darías a los concursantes?

Las expectativas, como siempre, son muy buenas, porque estar al otro lado, haberlo vivido como concursante y poder seguir vinculado a esta familia que es el Concurso Cocinero del Año, y más como vicepresidente, aunque sea uno más del jurado, para mí es un orgullo.

Las expectativas son descubrir gente nueva, gente que está peleando desde el anonimato, gente para la que esto es un escaparate, que a lo mejor no ha tenido, como me paso a mí, la suerte de tener visibilidad. Yo estoy en un pueblo pequeño, perdido, y el Concurso Cocinero y Camarero del Año te pone en el mapa. Así que siempre tenemos esa incertidumbre de qué nos encontraremos, quién nos dará la sorpresa, y nunca fallamos, siempre sale gente muy buena, que estaba en el anonimato y que a raíz del concurso han conseguido estrellas Michelin, y no solo los que han ganado.

De los ocho concursantes de la final que gané, a día de hoy, si no me equivoco, todos tenemos estrella. Quedo segundo Iñaki Murua de Ikaro, tercera Lucía Freitas, Cristóbal Muñoz también y  ganó otra edición del concurso y también tiene estrella, Adrián Bosch de Tenerife, también… Es decir, que te pone en el mapa, no solo a los ganadores.

De hecho, Toño Rodríguez, ganador del Concurso en 2024, y el tercer clasificado, Aitor López en el Citrus del Tancat, también han ganado estrella Michelin este año. Es un escaparate brutal y el mejor concurso para los profesionales, el concurso más exigente, más profesional y que más relevancia tiene para el profesional. ¿Estrellas Michelin? Sí, hay muchísimas, van y vienen, pero cocinero del año solo hay diez y es para toda la vida, no te lo puede quitar nadie.

¿Qué consejos darías a los concursantes?

Que sean ellos mismos, que menos es más, que vayan con lo que son ellos, con su identidad, lo que hacen cada día en el restaurante, porque la gente que hay en el jurado ha visto mucho, tiene mucho conocimiento y poner demasiadas cosas en un plato puede restar más que sumar, o puede disfrazar otros componentes importantes. Que vayan con buen producto de temporada, que si es abril no lleven un producto de verano, por ejemplo, o de invierno, y su identidad, su terreta, su zona, y que estén ahí presentes. Que sean ellos mismos.

¿Qué te parece que la segunda semifinal se celebre en Alicante, dentro de la Comunidad Valenciana donde en Benicarló tienes tu restaurante?

Sí, estaremos en casa, en la terreta… Me parece maravilloso por varios motivos. A parte de por ser Capital Española de la Gastronomía 2025, también porque es Comunidad Valenciana, y con lo mal que ha terminado el año, con todo lo que ha pasado, tenemos que ser solidarios con este tema, estar ahí presentes y hacer un guiño también a Valencia, que lo han pasado mal y siguen peleando para revertir la situación. No olvidemos que el daño sigue estando ahí.

¿Qué otros retos tienes para este año?

Desde el primer día seguimos con la misma filosofía, no pensar que hemos hecho nada ni que hemos llegado a nada, sino pensar sobre todo en mejorar, en evolucionar, no ser conformistas. Cocinamos como pensamos, no pensamos que vamos a cocinar.

Francisco Javier Feixas (Granada, 1977) es uno de los mejores exponentes de la nueva cocina granadina. Con una sólida formación y más de 30 años de experiencia en la cocina, Feixas se hizo el pasado mayo de 2024 con la gerencia y los fogones del restaurante Ruta del Azafrán, ubicado en el emblemático Paseo de los Tristes de Granada. Allí, en ese local con envidiables vistas a la Alhambra, el chef ve cumplido un sueño: ofrecer a sus comensales una experiencia culinaria propia, en la que combina tradición e innovación. 

Y es que, la cocina de Feixas es pura fusión de sabores de los pucheros tradicionales andaluces con influencias árabes y algún toque de más allá, un reflejo puro de la rica herencia cultural de Granada. Pero en el que es su primer restaurante propio, el chef granadino ha querido dar un paso más y buscar la diferenciación. Por ello, en Ruta del Azafrán lucen los arroces -poco frecuentes en las cartas granadinas- y brillan ingredientes como las quisquillas, su producto fetiche.

En esta nueva aventura, Feixas no solo lidera los fogones de esta casa de comidas. También es socio propietario, por lo que tiene que combinar su faceta creativa de chef, con la de gestor. Así, después de 33 años centrado en la cocina, Feixas cata otra parte del negocio culinario que no deja de sorprenderle. ¿Vértigo? No, más bien, como dice él, "un gran aprendizaje".  

Han pasado poco más de siete meses desde que tomaste las riendas de Ruta del Azafrán. Cuéntanos, ¿cómo ha sido este proceso de adaptación? 

Pues sí, llevo poquito tiempo, exactamente desde el 1 de mayo del pasado año. La verdad es que quería dar el salto, después de más de tres décadas solo en cocina, me apetecía tener mi propio restaurante, en este proceso de búsqueda y conversaciones con gente, recibí una llamada de Javi Chica, el anterior dueño del restaurante. Nos sentamos y nos entendimos al momento, lo puso todo muy fácil la verdad, y nos asociamos. 

Y estos meses… Pues ha sido un periodo de tiempo de aprendizaje. No es lo mismo gestionar una cocina, que gestionar una empresa como es un restaurante. 

¿Qué cambios has implementado en el restaurante?

Le hemos dado un giro de 180 grados tanto a la carta como a la bodega. Es cierto que tenía un concepto muy claro de lo que quería, pero aun así, decidimos dar un salto cualitativo. Por ejemplo, hemos empezado a trabajar el arroz, ya que en Granada no estaba explotado. Independientemente, también trabajamos tanto carnes como pescados y una serie de entrantes muy ricos en sabor y muy elaborados. Pero siempre con un denominador común: arrancamos de la tradición y de una buena base, y a partir de ahí, nos dejamos llevar.

La ubicación de La Ruta del Azafrán, a los pies de la Alhambra, es inmejorable. ¿Cómo influye este entorno en la propuesta gastronómica del restaurante?

La ubicación es perfecta, pero también es un arma de doble filo. Estamos ubicados en una zona superturística, situados al final de la calle considerada más bonita del mundo. Pero, como te decía, esto es una arma de doble filo: por un lado, tienes un flujo de gente constante y el cliente en la puerta, pero, por otro lado, estos enclaves tan turísticos los relacionamos con negocios que ofrecen una gastronomía con unos precios muy por encima de la calidad, ya sea buena o mala, con lo que el cliente local huye de este tipo de restaurantes.  Somos conscientes de ello y le hemos puesto remedio, incluso hemos rescatado a este cliente local. Y la mejor prueba de ello es que cuando viene repite. 

¿Qué concepto culinario defines para Ruta del Azafrán? 

Pues es un concepto muy "disfrutón". Hacemos lo que nos apetece y nos da la gana. Con esto me refiero a que no nos sujetamos a ningún  discurso. Tenía ganas de sentirme libre y cocinar, cocinar y cocinar, en cada momento, lo que se me ocurra y me haga feliz. Somos un restaurante donde todo empieza en una olla situada sobre el fuego. 

¿Cómo has trabajado la carta para diferenciarla de otras ofertas en Granada?

Como comentaba antes, hemos optado por trabajar el arroz como concepto. En Granada es una manera de marcar la diferencia, ya que hay poca oferta. Pero, de todas formas, intentamos diferenciarnos cocinando con un cariño inmenso y una calidad extrema. 

La sostenibilidad y el producto local están cada vez más presentes en la gastronomía. ¿Cómo trabajas estos valores en tu restaurante?

Intentamos cuidar estos valores. El producto local es importante para nosotros ya que en Granada tenemos gran diversidad de productos y los productores que tenemos son excepcionales. Hacemos una selección de los productos que más nos gustan, teniendo en cuenta su temporalidad. Tenemos la suerte de que por el restaurante pasa mucho público, tanto extranjero como nacional, y esto nos ofrece una oportunidad única de mostrar y enseñar el producto local, sin embargo, no queremos cerrarnos solo y exclusivamente al producto local.

¿Qué ingredientes o técnicas te apasionan actualmente y te gustaría explorar más en el futuro?

Mi ingrediente por excelencia es la quisquilla: es el producto que más nos representa y del que más orgullosos podemos estar. 

Me flipa el mundo de las fermentaciones, para mí es muy interesante y es una técnica que te permite crear sabores únicos. Es una forma de marcar también la diferencia, como antes hablábamos, y será con lo próximo con lo que me ponga en breve.

¿Tienes algún plato estrella que represente tu estilo de cocina y que se haya convertido en un referente en el restaurante?

Sí, sin duda, el plato de quisquillas que tenemos en carta “Nuestras Quisquillas de Motril al ajillo”. Es un plato que no te deja indiferente por todo lo que representa a nivel cultural y gastronómico, un indispensable a probar cuando visitas el restaurante.  

¿Cómo definirías la experiencia que un comensal vive al visitar tu restaurante?

Nosotros entendemos que cuando un cliente decide venir a nuestra casa es una fiesta para ellos y nosotros no somos nadie para estropear ese día especial. Por ello, intentamos que se sientan lo más a gusto posible, que disfruten al máximo de nuestro restaurante, de sus platos llenos de sabor y su bodega haciendo que su estancia sea tan inolvidable y que antes de que se marchen ya estén deseando volver.

Hablemos ahora de tu trayectoria anterior. En 2018 fuiste finalista del Concurso Cocinero del Año, aunque no fue la única vez que concursaste. ¿Cómo fue esa experiencia y qué aprendizajes te dejó?

Es un concurso que me encanta. Es como entrar en una familia. Te tratan siempre súper bien, miran porque estés cómodo en cada momento, miran por uno de forma muy especial. Aunque también tengo que decir que es un concurso muy exigente, de mucho nivel y que te lleva a la concentración más extrema. Ganar la semifinal en la edición de 2018 en Sevilla, fue un subidón, unos de los días más especiales en mi vida profesional, y recuerdo ese día con muchísimo cariño. Me esforcé mucho para que eso pasara y, al final, la perseverancia y el esfuerzo te hace alcanzar tus metas.

¿De qué forma crees que este tipo de concursos ayudan a la carrera de un chef?

Te da mucha visibilidad, aprendes mucho de los demás participantes, que, una vez pasa el concurso, dejan de ser competidores para convertirse en amigos para siempre. Por eso, te enriquece a nivel personal y profesional, por su exigencia y el esfuerzo que implica a nivel creativo y humano.

¿Cómo ha evolucionado tu cocina desde aquel concurso hasta hoy?

Yo siempre he sido muy exigente e inconformista conmigo mismo a unos niveles que me afectan en mi día a día. Este concurso me ayudó a tener más claras las ideas y de esa manera evolucionar mi cocina de una manera exponencial, marcando una identidad propia. 

Con tantos años de experiencia como los que atesoras, ¿puedes darnos una opinión sobre cuáles crees que son los principales desafíos a los que se enfrentan los restaurantes hoy en día?

El mayor desafío es el personal. No quiero caer en lo que ya es un tópico, pero es una realidad. Crear un equipo fiel y sólido solo se puede conseguir siendo más que un jefe, un líder y hacer que dicho equipo se identifique con el proyecto y que cada día sea un reto personal e ir a trabajar sea algo especial e ilusionante.  Solo consiguiendo esto, lo demás viene solo.

Para cerrar, ¿cómo te ves o te gustaría verte en 10 años (laboralmente)?

Pues, sinceramente, me gustaría tener un grupo de restauración consolidado, y que pueda haber conseguido mi sueño de montar mi restaurante gastronómico y haber conseguido una estrella Michelin. Pero es cierto que me gustaría verme, sobre todo, disfrutando cada día de esto, porque si para ello me tengo que convertir en un esclavo creo que no merece la pena conseguir un sueño. Por encima de todo, lo que quiero es ser feliz con lo que me brinde la vida, con mi familia, sobre todo. Cuando dejo a mis hijas en el cole, todos los días les digo lo mismo: “Que tengáis un día genial y no perdáis la sonrisa”.  Pues eso mismo es lo que quiero para mí.

Alicante será en octubre de 2025 la sede de la segunda semifinal del concurso Cocinero y Camarero del Año 2025-2026. Así lo anunció este miércoles la concejala de Comercio, Consumo, Hostelería, Mercados, Registro, SAIC y Estadística del Ayuntamiento de Alicante, Lidia López, en la 45ª edición de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), que se celebra en Madrid hasta el próximo domingo.

La semifinal del Concurso Cocinero y Camarero del Año forma parte del programa de actos que tendrán lugar en Alicante, que en 2025 es la Capital Española de la Gastronomía.

En la presentación también estaban presentes el director de Grupo Caterdata, empresa promotora del concurso Cocinero y Camarero del Año, Raúl López Utrilla; el cocinero alicantino Joaquín Baeza Rufete, del Restaurante Baeza & Rufete que cuenta con una estrella Michelin; el chef Raúl Resino cuyo establecimiento también luce un galardón de la preciada guía roja; y el técnico de promoción gastronómica de la Generalitat Valenciana, Antonio Crespo. Tanto Baeza Rufete como Resino han sido ganadores de este certamen gastronómico en el año 2014 y 2016 respectivamente.

La edil ha resaltado que Alicante, como Capital Española de la Gastronomía, “tenía que acoger una semifinal del concurso Cocinero y Camarero del año, un evento bienal que elige al mejor chef y profesional de sala de España”. López Utrilla ha destacado el rigor y la seriedad del Concurso Cocinero y Camarero del Año y destacó el prestigio de su jurado integrado por Martín Berasategui como presidente de honor, Oriol Castro (Disfrutar***) y Sergio Torres (COCINA Hermanos Torres***), entre otros, o los reputados periodistas y críticos gastronómicos José Carlos Capel y Julia Pérez.

El chef alicantino Joaquín Baeza Rufete ha subrayado la importancia de este certamen porque el “90% de los ganadores han conseguido poco tiempo después una estrella Michelin”. En este sentido, Baeza Rufete destacó que “en nuestro país hay muchos chefs que cuentan con este preciado galardón, pero solo 10 han ganado el concurso Cocinero del Año”.

Resino, que además de ser una de las grandes figuras de la cocina de la Comunitat Valenciana es el vicepresidente del jurado del concurso, ha afirmado que le hacía especial ilusión que una semifinal de este certamen, al que definió como “el Rolls Royce de los concursos de gastronomía a nivel nacional e internacional”, se celebrara en La Terreta.

X edición del Concurso Cocinero del Año

El Cocinero y Camarero del Año es un evento culinario bienal que consta de dos semifinales, la primera en A Coruña el 3 de abril de 2025 y la segunda en Alicante en octubre de este mismo año, y una final que se celebrará, en esta edición, en marzo de 2026 en el marco de Alimentaria & Hostelco, una feria que tiene lugar en Barcelona cada dos años.

Por un lado, esta será la X edición del Concurso Cocinero del Año, un certamen que ha descubierto a más de 70 estrellas Michelin en países como España, Austria, Alemania y Suiza. El primer ganador de este certamen, celebrado el año 2006, fue el conocido chef Jordi Cruz, que lidera el restaurante Àbac ***, ubicado en Barcelona. El vencedor de la última edición fue el oscense Toño Rodríguez, del restaurante La Era de Los Nogales (Sardas, Huesca), que obtuvo su primera estrella Michelin en la gala que del pasado mes de noviembre en Murcia.

El desarrollo del Concurso Cocinero del Año es muy sencillo, pero pone a prueba las aptitudes de todos los aspirantes ya que han de demostrar su valía en directo. En cada semifinal los seis equipos que participan tienen cinco horas para elaborar un menú completo, compuesto por entrante, plato principal y postre. Un jurado de gran prestigio valorará los platos y elegirá a los tres candidatos que pasarán a la Gran Final que se celebrará en la feria Alimentaria & Hostelco en 2026.

VI edición del Concurso Camarero del año

Por su parte, esta será la VI edición del Concurso Camarero del año, un evento que empezó su andadura en el año 2012 para poner en valor el trabajo de los profesionales de sala. En cada semifinal, seis participantes realizarán un circuito de pruebas de sala para demostrar sus aptitudes y poner de manifiesto su profesionalidad.

El origen del concurso, vinculado al del Cocinero del Año, se basa en la necesidad de valorar la labor de estas figuras, ya sea como maître, barman, sumiller, jefe de rango, ayudante, entre otras, todas ellas fundamentales en cualquier negocio de hostelería.

Miguel Lopez, ganador camarero del ano 2024

Patrocinadores de alto nivel

Alimentaria-Hostelco encabeza la lista de instituciones y empresas que dan su apoyo al concurso Cocinero y Camarero del Año 2026. Otras instituciones y compañías del sector como la Diputación de A Coruña, Mahou-San Miguel, Juver, Bonduelle, Cirio, Cola-Cao, Florette, Amarga y Pica, Nocilla, GGM Gastro, Solan de Cabras, Pascual, Mocay, Duni y Gary’s apoyan a este certamen, uno de los más importantes del sector gastronómico nacional.

Ya se conoce el nombre del ganador del Concurso Cocinero del Año 2024. Además se han entregado premios especiales de los patrocinadores.

El premio es para Toño Rodríguez, propietario y jefe de cocina del restaurante La Era de los Nogales, en Sardas, Huesca, quien se ha presentado a varios concursos y lleva una importante trayectoria en certámenes de gastronomía.

En una entrevista a Caternewsdigital.com, el chef comentaba que había tenido ya la suerte de ganar algunos concursos y, de hecho, "ya es la segunda vez que estoy en este, estuve en la semifinal hace unos años, y me quedé con la espinita de pasar a la final. Yo, que soy de retos, siempre me ha coincidido con el Mundial, con la Selección… y no he podido ir, así que al final este, que tengo hueco, quiero estar, quiero pasar a la final y quiero ganar. Eso lo tengo clarísimo, y vamos con todo". Y lo ha conseguido.

Al recibir este premio, Toño ha felicitado a toda la organización, a su compañero que le ha ayudado en el concurso, a su familia y lo ha dedicado especialmente a un familiar que falleció por una enfermedad. "Sentía que era este el momento, como una preparación y lo he ganado".

La final ha estado presidida por Pere Taberner, presidente de Hostelco, quien ha comentado que mostramos el talento que tenemos con este concurso, "estamos contentos de participar". Por su parte, Toni Valls, director general de Alimentaria Exhibitions, también ha remarcado la suerte de haber engendrado este proyecto para poner en valor la gran gastronomía española de mano de los jóvenes.

Premios especiales para el concurso

Los premios especiales de los patrocinadores reconocen diversos trabajos en cocina y sala. En esta edición, Raúl Garrido, director comercial de Idilia Foods, en su marca Nocilla, ha entregado el premio al Mejor Postre; Javier Escudero, director general de Roldan Netya, ha dado el premio a la Mejor Presentación; y Joaquín Jiménez, director comercial de marketing de Juver España, ha entregado el reconocimiento al mejor aperitivo con Tomate Cirio. Las tres categorías han recaído en el ganador del concurso de este año, Toño Rodríguez.

El tercer clasificado del Concurso Cocinero del Año 2024 ha sido Aitor López (Restaurante Citrus Tancat, Alcanar), mientras que el segundo clasificado ha sido Mario Montero (Restaurante UltimAtun, Jeréz de la Frontera).

Romain Briand, responsable de la división de Horeca del Grupo Taurus, ha entregado diversos premios con sus productos al ganador; y Hugo Rovira, director general de NH Hotel Group también ha premiado con estancias en sus hoteles.

Taurus Professional, la marca del Grupo Taurus especializada en el canal profesional, se une como patrocinador oficial de la final de los Concursos Cocinero y Camarero del Año 2024, que tendrá lugar en la reconocida feria de alimentación Alimentaria en Barcelona.

Los seis finalistas contarán con el respaldo tecnológico de dos innovadores electrodomésticos: el robot de cocina Mycook 1.8 Profesional y el revolucionario Rowzer Plus, diseñados para potenciar la creatividad y eficiencia en cualquier cocina profesional.

Mycook 1.8 Profesional ofrece una versatilidad sin igual, permitiendo a los participantes realizar múltiples procesos simultáneamente, desde picar hasta emulsionar, mientras alcanza rápidamente temperaturas de hasta 120°C, gracias a su avanzado sistema de calentamiento por inducción.

Con un potente motor de 800W y cuchillas de cuatro filos de última generación, garantiza resultados excelentes en cada preparación. Mycook 1.8 es el único robot de cocina que incluye una función sofrito, que proporciona a los platos ese sabor tan característico de la comida española. Es un electrodoméstico perfecto para crear cremas, salsas, aceites, purés, mouses, glaseados, etc.

Por otro lado, Rowzer Plus redefine la preparación de helados y emulsiones, ofreciendo texturas perfectas en cuestión de segundos y reduciendo al mínimo las mermas gracias a su capacidad para procesar únicamente las cantidades necesarias. Con un exclusivo sistema de inyección de aire y cuchillas de doble hoja, garantiza una textura sedosa y cremosa en cada creación, maximizando así la calidad y el rendimiento en la cocina profesional.

El ganador del Concurso Cocinero del Año 2024, elegido por un jurado de expertos, recibirá como premio estos dos innovadores electrodomésticos de última generación, valorados en 6.500€, para llevar su creatividad culinaria al siguiente nivel.

Finalistas Cocinero

Los clasificados para la gran final de Cocinero del año son Mario Montero (Restaurante UltimAtun, Jeréz de la Frontera), Pedro David López (Restaurante Ramsés Kitchen, Madrid), Aitor López (Restaurante Citrus Tancat, Alcanar), Toño Rodríguez (Restaurante La Era de los Nogales, Sardás), Sergi Palacín (Restaurante Hiu, Cambrils) y Carlos Alberto Prieto (Restaurante La barra del Indiano, Valladolid).

Finalistas Camarero/a

Los clasificados para la gran final de Camarero/a del año son Marta Echevarría del Pub Galley de Candás (Asturias), Albert Ureña del Restaurante Sucapa de l´Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Miguel López del Restaurante Garena de Dima (Vizcaya) y Marta Charro del Seda Club en Hidden Away Hotels de Granada.

 

 

Cristóbal Muñoz es el chef del restaurante Ambivium, en Peñafiel, Valladolid, con 1 estrella Michelin y la estrella Verde en la misma guía, que reconoce a los restaurantes o chefs que se muestran comprometidos con la defensa del medio ambiente.

Premio al chef joven Guía Michelin España y Portugal 2023, ganó el concurso Cocinero del Año 2022. Este año es jurado de este certámen y valorará a los aspirantes que se disputan la final en Alimentaria & Hostelco este 21 de marzo.

¿Qué te reportó alzarte con el premio al Concurso Cocinero del Año?

Conquistar el primer premio te posiciona en el mapa gastronómico. A nivel profesional, justo esa temporada 2023 fue muy enriquecedora, muy positiva, y me aportó poder compartir cocina con grandísimos profesionales. Y todo esto deriva del concurso.

¿Qué experiencias te llevaste de ese día?

El recuerdo que tengo de la final en Alimentaria es maravilloso, porque pude compartir varios días con grandísimos compañeros. Conocía a muchos de ellos de otras experiencias anteriores y creo que es un concurso muy cercano, donde todo el mundo se siente muy a gusto, y hay un gran trabajo en equipo, que creo que es fundamental.

Cuando hablamos del Cocinero del Año, hablamos de una gran familia que se preocupa por los concursantes, por cómo van creciendo y desarrollándose. En la final se genera una gran competitividad, ya que todos los que participan en un concurso tan prestigioso y llegan a la final, por supuesto, lo que desean es ganar. Nosotros íbamos sin ningún tipo de presión, ya que queríamos vivir la experiencia de la mejor forma posible, y creo que esto marcó un antes y un después, porque conseguimos competir en el concurso, pero de una manera más humilde y más honesta.

¿Cómo decidiste dedicarte a esta profesión?

Estudié Magisterio de Educación Física en la Universidad de Almería, y en el último año no había convocatoria de oposiciones. Tenía claro que no quería parar y en aquel momento, preguntándole a mi madre, me animó a entrar en la Escuela de Hostelería de Almería. La verdad es que me llamaba bastante la atención la cocina, porque en aquellos años ya hacía algunas cenas para compañeras de piso. Empecé a engancharme y a enamorarme de este fantástico oficio gracias a mi paso por la escuela.

Como chef del restaurante Ambivium con estrella Michelin, ¿cómo defines el lugar y su cocina?

En Ambivium llevo seis años y medio, y lo cierto es que me permite desarrollarme muchísimo, estoy teniendo un crecimiento exponencial, y eso es gracias, sobre todo, a la generosidad de Pedro Ruiz, que es el CEO de la compañía Alma Carraovejas, propietario de la Bodega Pago de Carraovejas, donde está el restaurante.

Es un proyecto gastronómico cuyo hilo conductor es el mundo del vino. Desde el inicio de la experiencia, que comienza en una bodega en la que se ve la carta de vinos en directo, embarcamos al comensal en un viaje a través de armonías.

Un concepto que para nosotros significa que, a partir de la parte líquida, que suele ser un vino, pero que también puede ser un cóctel o un caldo, creamos una propuesta sólida que lo que hace es potenciar ambas. Esta es la tercera temporada que estamos ofreciendo Cellarium, nuestro menú degustación que explora los métodos de conservación como origen de la cocina y también de nuevas técnicas que estamos desarrollando.

Un menú que sigue evolucionando y puliéndose para ofrecer la mejor versión de nuestro día a día. De hecho, en el restaurante somos 35 personas y esto me gusta tenerlo siempre muy presente ya que todo el mundo trabaja para construir la mejor experiencia para todo el que viene a visitarnos. Para nosotros es muy importante el mundo líquido, por supuesto, por donde estamos ubicados, por la parte histórica en cuanto al modelo de negocio de origen, que en este caso es la bodega.

Ambos aspectos van de la mano, juntos, y por ello consideramos que nuestra cocina es una cocina sincera, honesta y sin artificios. Respeto al producto con utilización de la técnica, pero siempre nos gusta darle el máximo valor al producto. Respetarlo, mimarlo y, sobre todo, sacarle el máximo potencial.

¿Cuál es tu visión del sector de la hostelería en España en este momento?

Está claro que no todos los años puede haber revoluciones gastronómicas, si no esto sería una locura. En la época de El Bulli pudimos vivir una revolución gastronómica mundial y, en aquel momento, gracias a Ferran Adrià y a todo su equipo, por supuesto nos aportaron muchísimas cosas de valor.

A día de hoy me atrevería a decir que la cocina española está en muy buen momento. Se está empezando a exportar, estamos empezando a sacar la “Marca España” y creo que cada día se come mejor aquí. Gracias a las redes sociales y a la velocidad a la que se comparte todo, evidentemente hay muchos cambios, pero creo que hay grandísimos profesionales.

 

Desde 1989, Julia Pérez Lozano ha cocinado, viajado, comido, disfrutado y, sobre todo, compartido sus sabrosas experiencias en innumerables artículos, guías, libros, programas de radio y, desde hace más de una década, en su propio medio digital, Gastroactitud. Premio Nacional de Gastronomía por su labor periodística y miembro de la Real Academia de Gastronomía, Julia Pérez Lozano es una de las voces más prestigiosas de la gastronomía de nuestro país. Cambió la Filología Hispánica por el Periodismo, porque le pareció “mucho más práctico”. Seguramente, porque era, también, la vía perfecta para poder desarrollar otra de sus pasiones: la cocina y la gastronomía.

Por su dilatada experiencia, pero sobre todo, por su forma de contarlo, sin autocensuras, sin tapujos y sin halagos infundados, por su carisma y por sus grandes conocimientos culinarios, por su vocación didáctica, y por muchas otras cualidades, la periodista es uno de los puntales del jurado del Concurso Cocinero del Año.

Julia, aseguras que trabajas con lo que más te gusta: “las palabras y los alimentos”. ¿Cuándo y cómo se inició este idilio?

JPL. Mi idilio con la escritura, fue por culpa de un profesor de literatura, Antonio Basanta, en Bachillerato. Yo estudié Filología Hispánica pero me pasé al periodismo porque veía más salidas. Y lo de la comida, porque en mi casa siempre se ha cocinado y se ha comido muy bien. Mi madre cocinaba y mi abuela, mis tías … La comida en mi casa siempre ha sido muy importante. Todo lo celebrábamos alrededor de una mesa. Así que mi madre me envió a una escuela de cocina para que aprendiera.

Mis inicios periodísticos fueron en prensa económica. Después, empecé a colaborar en revistas femeninas y allí, como nadie quería la sección de cocina, porque era menos glamurosa que la moda, empecé a escribir y a hacer producciones para casi todas las revistas femeninas del momento. Además, como viajaba mucho, aprovechaba para escribir reportajes de viajes con gran cadencia gastronómica. Porque la comida es parte de la cultura. Es más fácil entender una región si ves cómo comen sus gentes. Y así empezó todo.

Muchos años entre fogones y teclados… ¿Con qué te quedarías de toda esta trayectoria profesional? ¿Y qué borrarías de un plumazo si pudieras?

JPL. No borraría nada. He sido una privilegiada, porque he trabajado siempre en lo que me gusta. Y me quedaría con la capacidad de dar a conocer proyectos interesantes de muchas personas que empiezan y que lo hacen poco a poco. Antes pasaba mucho más, pero ahora, vivimos en un mundo muy extraño. Pero como digo, ha sido un lujo poder vivir y contar en primera persona la revolución gastronómica que España vivió hace unos años.

Esa sinceridad también la utilizas siendo miembro del Jurado del Concurso Cocinero del Año. ¿Qué representa formar parte de él?

JPL. Es una gran responsabilidad. Cuando te dedicas a esto y también haces crítica, aunque no sea lo más relevante de mi trabajo, ves las cosas de una forma diferente. A veces tienes que ser muy dura, porque no se pueden permitir ciertos tics en los profesionales de cocina. Es cierto que llegan al concurso con muchos nervios, tensión, y ves todo el esfuerzo. Para ellos es difícil, porque se mezclan muchas emociones. Pero hay que ser rigurosa, porque, de verdad, a veces ves cosas… imposibles. Y yo, si lo veo, lo digo.

 ¿Cuáles son los errores más comunes que cometen en los certámenes de cocina?

JPL. Los concursantes tienen un problema: intentan demostrar todo lo que saben en un plato, pero casi siempre es un error porque acaban haciendo una mezcolanza sin sentido. El demasiado siempre es un problema. Ser barroco en la cocina es muy difícil. Y casi siempre pasa esto. Los concursantes quieren poner en un plato todas las técnicas y todos los ingredientes que conocen, aunque sean infinitos, y esto es un error. Es entendible, porque van a por todas, pero yo siempre les digo que menos es más.

¿Sería ese el mejor consejo que les darías?

JPL. Yo les aconsejaría que sean ellos mismos, y que no vayan al concurso con una cocina que no sea la que hacen en sus restaurantes. De hecho, siempre hay que ser uno mismo.

Desde tu punto de vista como profesional de larga trayectoria, ¿cómo ves la actual situación del periodismo gastronómico?

JPL. Como decía antes, estamos en un mundo muy extraño. Con la irrupción de las redes sociales, la inteligencia artificial… Todo va muy deprisa. Yo, incluso, pensé que pasaría como cuando llegó la TV y se pensaba que la radio desaparecería. Y luego se vio que han convivido los dos medios. Pero no está siendo ahora así. El tema es que antes, los medios de comunicación estaban en manos de alguien que ejercía un control, para bien o para mal, pero se pedía a los periodistas una formación, un criterio, una experiencia… Ahora, hay muchos que se dan de periodistas de gastronomía cuando su criterio no es válido.

Como decía un crítico francés: “para poder hacer crítica gastronómica tienes que haber probado al menos 1.000 restaurantes”. ¿Y quién de estos que se autodefinen periodistas de gastronomía lo han hecho? En el momento en el que un móvil te da el poder, se acabó el periodismo. Yo creo que, entre esto, y lo que significa la Inteligencia Artificial para todos los ámbitos de la vida, estamos en un momento muy peligroso.

A colación de este tema, recientemente una cocinera “bastante fan a las redes”, como es Ada Parellada, me confesaba que hoy día en los restaurantes “se cocina para la foto”, por lo que se están olvidando los sabores y algunas recetas poco fotogénicas como las fotos…

JPL. Las Redes Sociales tienen una parte buenísima, porque nos da la posibilidad de conocer la opinión de los lectores al momento. Pero luego está el tema de los ejércitos de “haters”, que van a la destrucción por la destrucción. Dicho esto, a mí las Redes Sociales no me interesan en absoluto. Trabajo en Redes Sociales, porque es una herramienta más del periodismo, pero dar información valiosa sin cobrar una prestación a cambio es una estafa. Si damos información gratis al público, se desvaloriza nuestra profesión. Luego está el que busca notoriedad, que no es mi caso. Pero al final, hay que entrar, conocer y convivir con estos nuevos medios.

Y me parece un error no entrar o renegar de ellos, porque las redes, gusten o no, son un medio de comunicación más. El problema, como digo, es el tema de la remuneración, porque está visto que el que cobra no siempre es el que tiene mejor criterio.

Saturación de gastronomía y de comida en las redes, también en la televisión, eventos, medios digitales… ¿Estamos en una burbuja que acabará estallando?

JPL.  No sé si estallará o no. La saturación es total en todos los ámbitos. De hecho, es imposible leer todo lo que se publica. Pero, si siempre cantidad y calidad no han ido de la mano, ahora mucho más. Porque, desgraciadamente, vivimos en el mundo del SEO. Yo, incluso, no puedo escribir lo que quiero, ni como quiero. El sistema me autocensura. De hecho, me alegra estar al final de mi carrera, porque si estuviera empezando en el periodismo me hundiría. Es triste ver que el sistema te expulsa si escribes lo que quieres, si haces algo de literatura, titulares sugestivos…

Sabemos que es de las que piensa que seguramente se ha “endiosado” demasiado la figura de los cocineros. Efectivamente, la huella de grandes como los Adrià, los Roca, los Torres… está ahí. Pero, ¿hacia dónde nos dirigimos ahora?

JPL. Ahora mismo no hay vanguardia, como tal. Puede haber algún rara avis disperso. Pero no hay un movimiento de vanguardia en la cocina española. No como lo fue la revolución impulsada por Adrià y seguida por tantos otros. Ahora se dice que estamos volviendo a la cocina del producto, pero es gracioso decirlo en un momento en el que no hay producto.

Lo que veo es que hay algunos cocineros interesantes, que hacen cosas interesantes como Dabiz Muñoz, Albert Adrià, Camarena, los chicos del Disfrutar… Son interesantes, pero no revolucionarios, no van por delante. Y luego, hay toda una seguidilla de cocineros que copian. Que tampoco está mal, porque la historia de la cocina se ha basado en las réplicas. El problema es no reconocer que se copia. El problema es autodenominarse cocinero de autor y no serlo. Tenemos una generación de cocineros súper preparados, pero también hay un grupo de “iluminados” que creen que hacen algo extraordinario y lo que hacen es mediocre. Lo que sí es vanguardia es crear un plato que 30 años después sigue siendo moderno. Y eso es lo que se hacía en elBulli.

Pero insisto, hoy se come en España mejor que nunca. El nivel ha subido infinitamente, y España sigue estando en la élite de la cocina mundial. Sobre todo por lo que se hace fuera de las capitales. Y eso es único de aquí. En muchos países se come estupendamente en las capitales, pero el resto del país es un desierto. En España no es así.

Parece que pasamos por el momento del “empoderamiento de la mujer” ¿Crees que también esa paridad se vivirá alguna vez en la cocina?

JPL. Yo, personalmente creo que las mujeres nunca han estado al nivel de los hombres en la alta cocina. Y es por una sencilla razón. Porque la alta cocina es muy exigente, hay que dedicar muchas horas, mucho esfuerzo, además de tener talento, y a veces las mujeres no quieren renunciar al resto de sus vida en pro de la cocina. Si deben elegir, la mayoría elige familia. Es una realidad. Ahora bien, la que ha querido competir, lo ha hecho fenomenal. También es cierto que venimos de un momento en el que la cocina para las mujeres era un horror, era un ambiente de cocineros agresivos, de gritos, de malas formas, de autoritarismos, de jornadas eternas… Todo eso cambió.

Y ahora, lo que sí vemos es que en las escuelas de cocina ya se ha llegado a la paridad, o incluso se está dando la vuelta al tema, ya que hay más mujeres que hombres. Así que todo es cuestión de tiempo. Pero habrá que ver si ellas, con la misma formación que ellos, y con las mismas posibilidades, deciden luchar. No por ser mujer hay que triunfar. Las mujeres no somos mujeres florero. Yo, por ejemplo, escribiré de cocineras si son buenas, si hay algo qué contar de ellas. Y está claro que las mujeres, además, somos menos competitivas que los hombres, tenemos otra forma de entender la vida, quizás por eso, pocas han llegado a lo más alto, porque no han querido luchar hasta llegar allí.

¿De qué pie cojea la hostelería a día de hoy?

JPL. De profesionalidad en la sala. Tenemos un problema terrible en la sala y no prestamos suficiente atención a la sala. Quizás aquí también debemos asumir algo de culpa los periodistas. Y precisamente, la sala es el lugar más preciado de un restaurante. El cliente cuando va a un restaurante volverá si se come bien, pero sobre todo, si le han tratado bien. Y esto, los medios no hemos sido capaces de transmitirlo, de ponerlo en valor. El tema de la sala es muy vocacional, y hoy día vemos que en los restaurantes los camareros son personas que trabajan en sala porque están de paso.

Y luego está que las escuelas de hostelería se olvidan de la sala. No sé qué les enseñan, pero deberían introducir asignaturas de psicología. Creo firmemente que urge una revisión de los planes de estudio y del profesorado de las escuelas de hostelería del país, sobre todo las públicas. Estamos jugando con el futuro de una generación y de un sector muy importante para la economía del país. E insisto, se come mejor que nunca en España. el problema es que la alta cocina española vive un momento de esplendor, pero convive con una cocina media donde los equipos se creen los reyes del mambo, cuando no lo son.

Para acabar, ¿cuál es el restaurante que más recientemente te ha sorprendido para bien?

JPL.Pues me fascinan muchas cosas, desde sitios tan extraordinarios como el Alchemist de Copenhague, con su rollo holístico y su coherencia entre su discurso y la cocina; hasta proyectos como el que hace Virgilio Martínez en el altiplano peruano, un sitio realmente mágico con una despensa única. Pero también me emociona llegar a un restaurante, por ejemplo, como el que regenta una pareja de jóvenes en Cuenca, Fuentalgato, en un pueblo de 25 habitantes. Me emociona tanto uno que es para foodies millonarios, como éste que es un proyecto personalísimo al alcance de todos.

¿Qué ingrediente o especialidad culinaria consideras sobrevalorada?

JPL. El caviar, está absolutamente sobrevalorado y el que hay ahora, casi todo es malísimo. La mayoría es de origen chino y no sabe al auténtico caviar.

¿Cuál sería “tu última cena”?

JPL. Soy poco obsesiva con estas cosas, pero seguro que sería una buena tortilla de patatas.

 

 

Joven y emprendedor, Vicent Sanchís es chef y asesor del restaurante Origens Essència de nostra cuina, de La Pobla de Vallbona (Valencia). Tiene claro que le gusta cocinar con los productos de su zona y ello es lo que hace en este restaurante. Cree firmemente que un chef debe estar enfocado en la sostenibilidad, el respeto al ciclo de vida de los animales y en el reciclaje.

¿Cuál es tu cargo/trabajo en el restaurante Origens Essència de nostra cuina?

El cargo que desempeño actualmente en el establecimiento es asesor del mismo, ya que por motivo de otros trabajos, estudios y diversos funciones que desempeño en diferentes grupos, me limita la actividad en el restaurante además de actualmente estar pasando por un proceso de cambio en la organización del restaurante.

¿Cómo defines tu cocina que puede probarse en Origens?

Definiría mi cocina como un reflejo de mi visión y mis sentimientos. Digo esto porque me encanta poder reflejar historias de nuestra cultura, de nuestro territorio, de nuestros recuerdos… en la propia cocina que realizo.

Es importante que la cocina en la que trabajo tenga algo bonito que contar, pero por supuesto debe reunir matices que haga que el cliente desee continuar comiendo y disfrutando de la gastronomía que quiero reflejar.

Me gusta representar en mi cocina la tradición, aquella que se cocina con muchas horas, mucho mimo y mucho chup chup!! De los guisos ancestrales y las cocciones largas que forman las bases de nuestra cocina.

Me gusta trabajar con los productos de nuestra zona, dándole protagonismo como no a Valencia ya que es el lugar donde nací. Las partes fundamentales de mi cocina se basan en el producto de temporada, ya que soy seguidor de los productos por su estacionalidad para poder sacarle el mejor rendimiento.

En resumen, quiero que la gente disfrute comiendo lo que nos gusta cocinar, que coman territorio… que coman Valencia!!

¿Por qué decidiste dedicarte a la profesión de chef?

Realmente en un principio siendo muy joven, con unos 15 ansiosos años de edad, no sabía para nada que me gustaba ser cocinero y que mi propósito sería acabar siendo un chef que mostrara su cocina, pero fue a raíz de mis padres y hermana que me involucraron en el mundo de la cocina llevándome a estudiar, y en la propia escuela, a darme cuenta de que este iba a ser mi futuro. No veía el cocinar como un trabajo sino como algo para evadirme del mundo y sacar todo de mi cabeza para solo centrarme en cocinar y aprender cocinando.

Fue en mi primer trabajo donde, además de coger el verdadero gusto a la cocina, me formé junto a grandes chefs en Valencia, y gracias a ellos fue el trampolín para empezar a crecer dentro del mundo y ver la cocina como mi pasión.

 ¿Quién te inspiró para dedicarte ello?

Familia, jefes de cocina que he tenido a lo largo de mi carrera y mi yo interior que siempre ha querido continuar formándose y aprendiendo de todo aquello que sucede a mi alrededor.

¿Es la primera vez que participas en un certamen como el Concurso Cocinero del Año 2024? ¿Qué representa poder estar en un concurso de tales características?

Sí, poder participar en este prestigioso concurso es todo un sueño, estar rodeado de estos magníficos chefs que presentan sus menús y poder estar codo con codo con ellos es algo único e impresionante. Es todo un placer poder conocer a los grandes chefs de España y juntarnos por un motivo: La gastronomía y sus diferentes puntos de vista.

Está claro que todo el mundo quiere ganar este tipo de concursos, pero sobre todo hay que ver el aprendizaje que nos vamos a llevar y el nivel que habrá entre todos los concursantes. Ese es el mejor premio que nos llevamos… nuevos amigos, nuevos aprendizajes y nuevas formas de ver la gastronomía.

Al final para mí se trata de concursar: de querer superarte día a día, innovar y contextualizar tu cocina.

¿Cómo crees que debe ser actualmente un chef? ¿Qué rasgos debe tener?

Pienso que un chef hoy en día debe ser, antes que todo, cocinero, es decir, saber dónde está y ser el líder de su grupo pero sin querer hundir a las personas de su alrededor. El chef en la actualidad debe de ser muy aventurero, viajero, curioso y sobre todo nunca parar de aprender y estudiar porque en la cocina no hay fin y cuando crees que tienes nociones de algo o sabes un poco te das cuenta de que todavía te quedan miles de técnicas y productos por conocer.

¿Qué retos tenéis los chefs dentro de este sector?

Como chefs tenemos como reto principal, bajo mi criterio, el respeto al medio ambiente, el respeto al ciclo de vida de los animales y de nuestro entorno, respeto al reciclaje, y paralelamente a esto, la promoción de todos aquellos nuevos cocineros para que nuestra gastronomía española nunca pare de crecer.

Hoy en día se habla mucho de la sostenibilidad y la verdad creo que aparte de cocinar tenemos que centrarnos en estos gestos que van a hacer progresar nuestro mundo y dar el ejemplo a los diluentes cocineros para que sean conscientes de que al final la cocina sale de la naturaleza y para ello hay que cuidarla.

 ¿Cómo te ves en unos años? ¿Qué te gustaría hacer?

Me gustaría continuar disfrutando, aprendiendo y divirtiéndome en la cocina, creo que, aparte de desear logros, lo bonito de este mundo es la familia que vas formando a lo largo de los años y la verdad que continuar aprendiendo de mi gente y de los nuevos chefs que están por conocer ya me llenaría de gratificación. Sí es verdad que a nivel personal me encantaría poder llegar algún día a representar nuestro país y competir a nivel mundial con la intención de continuar posicionando a España en el lugar que merece y ser partícipe de ello junto con los grandes chefs que forman nuestra selección española de cocina y que compiten con muchísimo esfuerzo y dedicación para dar visibilidad a nuestro país y posicionarlo entre los mejores del mundo a nivel gastronómico.