Grupo La Pomada nace con el propósito de llevar una gastronomía de calidad en la ciudad de Barcelona. Recuperan la confianza del público local en aquellas zonas más turísticas, donde, en los últimos años, el aspecto gastronómico ha sido descuidado. Sobre todo ello conversamos con su director comercial, Pep Soler.
PS. El Grupo La Pomada tiene actualmente cinco restaurantes en ubicaciones emblemáticas del centro de la ciudad de Barcelona, donde pretendemos hacer una gastronomía, tanto para el público local como turístico, de calidad, con una oferta basada en la cocina catalana, pero con marcadas tendencias del Mediterráneo en general, o incluso con toques de cocina del mundo.
Tenemos el Glaciar en Plaça Reial que posee 100 años de historia; La Taverna del Coure en el Carrer de l’Argenteria; tenemos el Pirineus 1975 en el Carrer de Duran i Bas, entre Portal de l’Àngel i la Catedral; y dos en Rambla de Catalunya, el Pocasolta, en el nº11, entre Plaça de Catalunya y Gran Via; y el Tros de La Rambla, en Rambla Cataluña, 70, entre Aragó y València.
PS. Aunque sean todos del mismo grupo, se ha intentado marcar una diferencia en cada uno de ellos. El Glaciar es un bistrot en la Plaça Reial, donde hacemos clásicos bien hechos, y muy enfocado a los vinos y a la coctelería. Es un sitio que por la noche gana muchísimo, y nuestra intención es hacer tapas, que pueden ser tanto clásicas como más gourmet, para compartir siempre con un vino o con un cóctel.
La Taverna del Coure está enfocada a una cocina más marinera, con los arroces como punto estrella, pero sin salir del mundo del tapeo, que por la zona funciona muy bien. En el Pirineus sobresale una cocina y producto de los Pirineos. Es el último que se ha abierto, hace tres semanas, y donde el queso toma una relevancia importante.
El Pocasolta lo abrimos el 22 de marzo y su producto estrella es un híbrido entre la coca de recapte y la pizza. Pretendemos ser una novedad importante en la ciudad, tanto por el concepto diferencial que se ofrece como por la gran sala para eventos con escenario para hacer fiestas, grupos de música, reuniones, presentaciones…
Y el último, el Tros de la Rambla, tiene como objetivo la cocina de producto y de mercado. Tenemos un huerto en el primer piso que dicta un poco la tendencia de la carta. No es un huerto de producción, es un huerto simbólico, pero lo que intenta transmitir es qué es lo que se está "cociendo" en el campo, y es en lo que nos basamos para ir elaborando los platos y los menús que tenemos a diario, ya que es el único que tiene un menú que va cambiando cada semana.
PS. Precisamente lo bueno que tiene Pirineus 1975 es que está en una zona donde no hay muchos restaurantes que se le parezcan. Por lo tanto, creemos que ofrecemos algo único en el área entre el Portal de l’Àngel y la Catedral, en un local fantástico con una pequeña sala de eventos. Arriba es como una taberna elegante para ir a tomar un par de copas de vino, unos quesos, una tabla de embutidos del Pirineo o unos guisos bien hechos.
Creemos que es un formato enfocado a todos: empresarios o personas de paso en una zona muy de moda, y pensamos que es una oferta diferente. Buena comida a mediodía y aperitivo y "tardeo" por la tarde.
PS. Estamos ya integrados en el tema digital, tanto en la parte de gestión comercial como en la operativa interna. Hemos nacido con un sistema para todos los restaurantes para centralizarlo, y tener la máxima facilidad tanto para el equipo como para el cliente. En cuanto a la sostenibilidad, en ese sentido lo que ofrecemos es un proyecto para ofrecer lo mejor a un precio razonable en todos restaurantes.
Por el enclave de los restaurantes, actualmente no podemos utilizar temas como la gestión eficiente de la electricidad con energía solar, porque los edificios donde estamos no lo tienen, pero sí intentamos, dentro de cada restaurante, tener parte de la carta con productos de proximidad para potenciar el consumo de productores de km 0.
PS. El cliente pre-pandemia y post-pandemia es muy diferente. La gestión de la reserva es o bien digital con anterioridad o bien last-minute. El ticket medio ha bajado para el restaurante medio de Barcelona, ha subido el tema de bebidas y creo que está cambiando la línea y se está adaptando toda la restauración en base a esto.
Ha cambiado la procedencia de los viajeros, no sabemos con qué fuerza volverá el público del continente asiático y no sabemos qué pasará con el público europeo con el brexit, y también el público americano. En general, se está introduciendo fuertemente el last-minute y también las reservas a través de empresas intermediarias, que prácticamente hacen el marketing de una gran cantidad de restaurantes.