Mediterráneo

Con unas vistas panorámicas espectaculares al Puerto de Pollença se le plántelo a Felip Polar Estudio la propuesta del proyecto del nuevo interiorismo para el restaurante del Club Náutico de esta localidad mallorquina. Hubieron varios retos a los que el interiorista tuvo que hacer frente, siendo el principal el de tener que integrar el nuevo local en el entorno de un edificio tan importante como el club, protagonizado por muros de hormigón visto y una compleja geometría.

 

"Sin duda, estos elementos han marcado la apariencia final de nuestro pabellón", declara Polar, "y lo hemos podido resolver gracias al diseño de un espacio que pasa casi totalmente desapercibido gracias a su ligereza, sus esbeltos pilares y sus fachadas acristaladas que permiten una generosa luminosidad en todo el local".

La estudiada combinación de distintos estilos de mobiliario crea atractivos contrastes. ©Antoni Perelló
La estudiada combinación de distintos estilos de mobiliario crea atractivos contrastes. ©Antoni Perelló

Continuidad visual del interior hacia el mar
Además, otra de las peticiones que se solicitaba en cuanto a la integración de la obra en el entorno a partir de una circulación directa, fluida y fácil, se centraba en la potenciación de las vistas desde el interior del restaurante en base a una configuración ‘in-out’ del espacio. La prácticamente ausencia de muros consiguen realzar la sensación de ligereza y ésta ayuda a integrar el espacio exterior en el interior.


"Porque el espacio, aún estando cubierto y acristalado, se integra a la perfección con las terrazas exteriores y la zona de la piscina", explica el autor del proyecto, considerándose el escenario ideal para degustar la mejor gastronomía autóctona con un clima mediterráneo envidiable durante todo el año.

El singular techo central compuesto por piezas de alicatado se combina con unas lámparas tubulares de metal. ©Antoni Perelló
El singular techo central compuesto por piezas de alicatado se combina con unas lámparas tubulares de metal. ©Antoni Perelló

Un diseño mediterráneo, elegante, con un techo refrescante
La elección de los materiales para los acabados y el mobiliario también juega un papel fundamental en el resultado final con el objetivo de "buscar un ambiente fresco y marinero, sin que le reste elegancia al espacio", comenta Felip Polar. En este sentido se optó por muebles de líneas ligeras, contemporáneas y atemporales, en base a una paleta de colores centrada en el blanco, el negro y las distintas tonalidades de marrones propias de la madera y las fibras naturales.

 

El estudio, que define el diseño del nuevo restaurante del Club Náutico Puerto de Pollença de "depurado y muy cuidado" destaca también la piedra mallorquina entre los materiales utilizados, combinada con maderas tropicales. Aunque, sin lugar a dudas, todas las miradas se centran en el techo central, un diseño propio de Felip Polar compuesto por piezas cerámicas en tonos blancos y azules que, a través de sus reflejos, emulan las olas del mar.

Desarrollar el proyecto hotelero de la envergadura que implican 465 habitaciones y 4 restaurantes bajo una categoría de cinco estrellas "debe hacerse de la mano de la propiedad, porque es el proyecto de interiorismo el que debe poder adaptarse a los requisitos de ésta", declara Daniel Isern, arquitecto del estudio de arquitectura Isern & Associats.

Y el proyecto del que estamos hablando es el nuevo Atzavara Hotel & Spa, situado frente al mar de Santa Susanna (Barcelona), y perteneciente a la cadena catalana Aqua Hotel Grup. De nueva construcción, suma un total de 45.000 metros cuadrados de superficie construida, con más de 200 metros de fachada, y está enfocado tanto al cliente vacacional como al del sector MICE.

El hall del Atzavara Hotel & Spa tiene una gran cubierta acristalada de la que cuelgan diferentes figuras artesanales de madera. ©Adrià Goula
El hall del Atzavara Hotel & Spa tiene una gran cubierta acristalada de la que cuelgan diferentes figuras artesanales de madera. ©Adrià Goula

"Un hotel debe entenderse como una experiencia"

La arquitectura no intenta esconder la envergadura del edificio y habla del lenguaje de la arquitectura moderna de veraneo, que tan bien define el mediterráneo. De hecho, según Isern, en el proyecto se establece un diálogo entre ésta -blanca, contundente, con celosías y lamas de colores- y el interiorismo, entendido como una consecución de escenarios ligados entre sí por la idea del camino de ronda, un camino que a lo largo de la costa va uniendo experiencias teniendo como elemento común el lugar.
"Un hotel debe entenderse como una experiencia y es importante que un hilo conductor defina todos los espacios que el cliente encontrará, de manera que dote al conjunto de cierta coherencia", explica el arquitecto. El resultado es que cada espacio del hotel, aunque distinto, se vincula entre sí por la paleta de materiales naturales (toba, celosías, maderas, vegetación…) "que nos remiten no a nuestro edificio, si no a la idea de nuestro mediterráneo", añade.

Restaurantes diferentes bajo un concepto común

Además de las 465 habitaciones de diferentes tipologías, las 20 salas para congresos y eventos, las 7 piscinas y la zona de spa y wellness, el Atzavara Hotel & Spa ofrece también 4 restaurantes y 2 bares, cada uno con su idiosincrasia, desde el gran restaurante de buffet, diseñado como un gran mercado, al restaurante a la carta inspirado en un jardín botánico, pasando por el chiringuito de playa. Pero, sin duda, el más destacable de todos es el exclusivo pool club & restaurant Bamboo, situado en el rooftop del hotel, con vistas al mar, y que abrirá este año.

Los diferentes restaurantes se visten de mediterráneo con tonalidades marrones y azules y materiales naturales. ©Adrià Goula
Los diferentes restaurantes se visten de mediterráneo con tonalidades marrones y azules y materiales naturales. ©Adrià Goula
Las alusiones al estilo de vida mediterráneo y sus tradiciones estivales son una constante en todos y cada uno de los rincones del establecimiento, donde predomina una paleta cromática en tonalidades tierra, beiges y azul. Tan claro y evidente es el concepto vacacional que muestra el hotel, que hasta la elección de su nombre está ligada, ya que ‘Atzavara’ es el nombre de una planta típica de las costas mediterráneas, cuyas hojas llenas de vida simbolizan los espacios singulares del hotel.

Y aunque a simple vista podría parecer que el concepto hotelero vacacional responde a unas líneas de trabajo preconcebidas, Daniel Isern quiere resaltar que cada proyecto es distinto, "y no deberíamos caer en la repetición ni en la simplificación de lo que es vacacional". En este sentido, la fórmula que siguen en el estudio de arquitectura Isern & Associats es: "Primero entender el lugar como principal premisa y, desde sus necesidades específicas, intentar hacer el mejor proyecto posible".