Producto

En las últimas semanas las protestas del sector agrícola han ocupado titulares y horas de noticia. La creciente demanda de tareas burocráticas por todas las administraciones públicas, además de una competencia entendida como desleal por parte de países extracomunitarios, ha motivado las protestas de un sector del que la hostelería depende en gran medida. Y con esto quiero adelantar de qué va a tratar este artículo: no puede haber cocina de calidad si no tenemos una agricultura de calidad.

Pero antes, unas cifras para poner en contexto de qué hablamos. La industria agroalimentaria en España ocupa el 5.º puesto en valor de cifra de negocios (113.593,07 millones de euros) en Europa y representa el 2,5 % del PIB español. Una creciente burocratización puede ser el fin de esta importancia, o al menos mudar el sector hacia un campo dominado por los grandes productores.

Para el sector hostelero, que el sector agroalimentario quede en manos de grandes compañías no es un asunto menor. Por un lado, supone pérdida de calidad, pues las grandes empresas no miran tanto la calidad como el beneficio; en segundo lugar y como se ha visto en otros países, supone una enorme pérdida de diversidad, ya que las grandes compañías suelen apostar en masa por aquellos cultivos y animales de fácil venta, relegando los de venta más difícil o rentabilidad más baja. Por último, con el campo en manos de un reducido número de empresas la capacidad de negociación del comprador se reducirá mucho.

¿Qué podemos hacer desde la hostelería para apoyar al sector agrícola? En primer lugar, apostar claramente por el consumo de producto de cercanía y de temporada. Cuidar el producto no es solo una responsabilidad ética –y empresarial− que cada vez más clientes demandan, y solo por eso ineludible; es, además, una manera de garantizar que nuestros platos cumplen con las expectativas de esos mismos clientes. Mayor calidad significa a la larga mayor número de clientes y también un aumento en el ticket de compra, no lo olvidemos.

En segundo lugar, es importante que, como llevamos años promoviendo desde Sighore y desde la Fundación Restaurantes Sostenibles en la que participamos activamente, el sector y sobre todo sus actores más importantes se reúnan y compartan el conocimiento sobre sostenibilidad y economía circular en el sector Horeca.

El primer paso para lograr una restauración sostenible radica en la formación y en la concienciación de todos los profesionales del sector gastronómico. Compartir experiencias con todos los actores implicados, de agricultores a ganaderos, de chefs, a empresarios de la restauración, de asesores gastronómicos a investigadores, es fundamental para conseguir una transformación que sea sostenible ecológica y económicamente.

Tenemos que lanzar el mensaje al mundo agrario de que el sector les acompañará en su transformación, que, ante la previsible subida de los precios de sus productos por las medidas europeas, los profesionales de la restauración no van a optar por productos más baratos llegados de fuera y que va a priorizar a nuestros productores.

Es importante, para ello, crear canales no solo de comunicación, sino de compra-venta que faciliten al sector Horeca entrar en contacto con los productores, adquirir sus productos y garantizar a sus clientes la procedencia de los mismos y su origen saludable y ecológico. Esta revolución, iniciada en algunos puntos casi con timidez, está pendiente de hacer.

La formación y concienciación debe darse, además, hacia dentro y hacia afuera. Hacia dentro porque los restaurantes deben poner en el centro del debate la importancia del conocimiento del territorio, sus productos y sus productores, y comenzar a mantener una relación más cercana con los mismos. Hacia fuera porque hay que informar y formar al cliente sobre el porqué de la presencia de ciertos productos en la carta en una temporada determinada y la ausencia de otros, sobre el origen –preferiblemente, aportando opciones de trazabilidad transparente− de los productos que se le sirven, sobre su calidad y su proceso de cultivo.

Concienciar al cliente de que pida y premie el producto de cercanía y la cocina de temporada es fundamental. Una buena alianza productores-restauradores-clientes puede dar muy buenos resultados no solo a corto plazo, sino a largo plazo, ayudando a cimentar mejor la cocina del país en sus diversas variantes regionales, profundizando en una tendencia que puede aportar muchos réditos al sector: la del paso de la cocina-alimentación a la cocina-experiencia. Una cocina que sea también conocimiento del entorno, de las costumbres, de la cultura de cada rincón de España.

Y acabo con un dicho popular y sabio: “Al menos una vez en la vida necesitaremos de un abogado, de un médico o un arquitecto, pero tres veces al día por el resto de nuestras vidas necesitamos de agricultor”.

 

Joseba Cruz es de esos chefs singulares, ajeno a las modas, atrevido, transgresor, auténtico. “Creador de ecosistemas culinarios exclusivos” como le gusta autodefinirse, trabajó en cocinas triestrelladas como la de Can Fabes y pasó por el Motel de Figueres, pero ha preferido “la libertad” para seguir su andadura. Así, el conocido como “chef nómada cocina” sin las imposiciones de un local físico fijo, se traslada para ofrecer la cocina más arraigada posible al territorio y al producto de la tierra. 

 

Su particular cocina-restaurante itinerante, Le Clandestin, hay que buscarla en la comarca catalana del Bages, pero es solo el campamento base de Joseba Cruz. Porque este chef atípico tan pronto cocina en un prado, en medio de un bosque o en un refugio de montaña a 2.200 metros de altitud.

 

Su vieja camioneta le sirve para trasladar sus ollas, cuchillos, cucharas y todo el mobiliario necesario para servir a unos comensales que se dejan sorprender horas antes por la ubicación. Una experiencia solo para amantes de la aventura, con muy buen paladar. Y es que, a Joseba Cruz lo que más le seduce es salir de las cuatro paredes de un local convencional, plantarse en el bosque y cocinar, elaborar platos y creaciones de acuerdo con el entorno. Una inspiración, creatividad y un amor y respeto por el producto que le valió en 2021 el Premi al Cuiner Sostenible y el del Plato Favorito de los Catalanes, otorgados en el Gastronomic Forum Barcelona de aquella edición. 

 

Entre sus viajes, idas y venidas, el chef se deja caer -aunque no en muchas ocasiones- por certámenes culinarios, encuentros gastronómicos profesionales en los que puede compartir su filosofía de vida y de trabajo, y en donde puede mostrar su forma de entender la cocina. Así fue en la última edición de GastroMar L’Ampolla, un evento anual creado para ensalzar la cocina marinera, especialmente aquella de especies poco conocidas y usadas en la restauración.

Joseba, eres el chef sin restaurante, el chef nómada. ¿Dónde podemos encontrarte para probar tu cocina?

JC. Bueno, estamos siempre entre el Bages y el Berguedà. El cliente reserva y 24 horas antes le damos la ubicación. Así que no es tan complicado ubicarnos, pero sí siempre impredecible.

¿Qué es Le Clandestin?

JC. Le Clandestin es un proyecto personal donde damos valor al territorio, el lugar donde montamos y al productor o artesanos. Por el ritmo de vida que llevamos en la actualidad, hay oficios que se pierden y nosotros queríamos ponerlos en valor. Trabajar con ellos y sus productos en Le Clandestin es nuestra forma de apoyarlos.

¿Cuándo decidiste esta forma de ofrecer tu cocina?

JC. Hará unos 5 años que empezamos esta aventura, pero llevaba unos cuantos años pensando en cómo poder aportar de otro punto de vista la alta gastronomía. Era una idea que siempre me ha rondado por la cabeza. Además, yo, como me he criado con mis abuelos y bisabuelo, ya de niño aprendí mucho del campo, de los animales… siempre he estado rodeado del producto, la tierra y la cocina. Además, también siempre cuento que de niño me iba con mi primo, que vivía en Francia, a pescar. Yo le veía que él pescaba y luego volvíamos a casa y comíamos lo que había pescado. Yo siempre pensaba que quería ser como él. El círculo cerrado.

¿Por qué no un lugar fijo?

JC. Porque pienso que hay que transportar al cliente al lugar in situ donde la experiencia es total.

La diferencia

¿Qué hay de malo y qué hay de bueno ser nómada?

JC. Empezando por lo malo, podría decirse que cada vez que cambias es una inversión, cada lugar requiere cosas nuevas y sobre todo lo más pesado son los traslados… Es lo que más cansa física y psicológicamente.

 

Lo bueno de ser un chef nómada es que siempre es diferente y te provoca sensaciones siempre diferentes y eso aporta mucha creatividad. Como chef nunca te quedas estancado.

¿Cuál es el lugar más “raro” donde has cocinado? ¿Y el que más te haya sorprendido (y por qué lo hizo)? ¿Y el que más te ha inspirado?

JC. El más raro dentro de una cueva. Fue rarísimo cocianr allí. El que más me ha sorprendido fue en el Refugio de Ventosa i Calvell a 2.200 metros. Solo se puede llegar a pie, tras unas dos horas y media de caminata, pero una vez llegamos allí me sorprendió tantísimo las vistas panorámicas que había allí. De hecho, hubo gente para esa comida qué cogió un avión desde otros países para venir expresamente. Aquella experiencia la recuerdo muy gratamente, por todo, y por la actitud de todo el mundo… El reparto que había para hacer el menú ejemplo a base de rana, setas, truchas, venado, hierbas, flores, etc.  Y el que más me inspiró, creo que todos los lugares te hacen inspirar cada uno a su manera. Cada uno tiene su magia, así que no puedo decidirme solo por uno (ríe).

¿Alguna vez te has quedado sin ideas allá donde has ido a cocinar?

JC. De momento no. Sí es verdad que hay sitios que cuesta más enlazar cosas por el reparto de ingredientes, y también la estación, la época del año, marca mucho que sea más fluido o no el servicio.

Tus comensales, ¿tienen que ser tan nómadas como tú? ¿Cuál es el perfil de tus clientes?

JC. Más o menos… Pero lo mágico es que aunque hayas venido a casa, cuando después vuelves a venir, el escenario cambia totalmente. Estamos compartiendo sensaciones nuevas y eso me gusta mucho.

 

El perfil de cliente es variado, mucho. Si el cliente que viene es de mente abierta y con ganas de comer bien, para él o ella será una experiencia absolutamente diferente.

Qué es ser sostenible

En 2021 te llevaste el galardón “Cuiner 2021” y el de “Cuiner més sostenible” ¿Qué es para ti ser sostenible (como restaurador, y chef)?

JC. Para mí ser un cocinero sostenible es dar valor y poder divulgar lo que hago. Lo sostenible es aquello que pueda perdurar en el tiempo con el menos impacto posible en la naturaleza.

¿Crees que hoy día hay mucho restaurante que se cuelga la etiqueta de “sostenible” sin serlo?

JC. Yo creo que sí, pero cada uno hace lo que puede o lo que quiere.

¿Crees que las distinciones servirían de algo para poder agrupar a los que realmente hacéis cocina sostenible?

JC. Sí y no. El sí es porque las distinciones sirven para ayudar a quien realmente lo hace y se lo cree y dan un plus tanto al restaurante como a la persona para seguir haciéndolo. El “no” es cuando se prioriza para hacer negocio.

Eventos y showcookings

Recientemente has participado en el certamen GastroMar, donde se ha ensalzado no solo una cocina más sostenible, sino aquella que aprovecha especies marinas poco conocidas y, por tanto, más sostenibles. ¿Qué opinas de este tipo de eventos, y de GastroMar, en concreto?

JC. Me parece perfecto que se dé valor a estos eventos para poder divulgar y poder saber que hay personas que se preocupan por impulsar una alimentación saludable y sostenible, y buscar sistemas para intentar cambiar el ciclo de la naturaleza. Es el caso de GastroMar. Compartí escenario con un sistema de acuaponia donde con este sistema le damos aire a la tierra y al mar. ¡Me parece genial!

¿Te ves en el futuro en un restaurante estable? ¿Cómo debería ser ese restaurante?

JC. Pues no lo sé, porque, de momento, me divierte esto, pero sí que sé que el restaurante sería diferente a lo establecido, y que tendría con unas bases muy marcadas.

¿Cuáles son tus próximos retos?

JC. Me gustaría poder grabar todo lo que hacemos para darle más visibilidad y concienciar a la gente de cómo estamos y hacia dónde vamos.

Joseba Cruz
Joseba Cruz
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