Restaurantes sostenibles

Es una de las chefs más mediáticas de la televisión catalana. Gessamí Caramés (l’Ametlla de Mar, 1992), de hecho, pensó en dedicarse a la interpretación mucho antes de descubrir que despuntaría en los fogones. Después de pasar por la alta cocina (Michel Guérard, Paolo Casagrande y Martín Berasategui) y ganar competiciones como barista, la cocinera empezó a presentar, junto a Marc Ribas, el programa de TV3 “Cuines”, lo que le catapultó al éxito popular. Apasionada de la cocina dulce y la repostería, Caramés regresó a su tierra donde regenta desde 2022, junto a sus hermanos, el restaurante Meleta de Romer. Es allí donde se ha reconciliado -aunque nunca se hubiera enfrentado- a la cocina más tradicional, la del producto más humilde y de proximidad. Es allí donde ha demostrado que el presente y el futuro pasa por la cocina sostenible, la que evita químicos y procesados, pero también la que es sostenible con la vida laboral de sus trabajadores.

Por todo ello, la chef fue distinguida en el Gastronomic Forum Barcelona con el premio a la cocinera más sostenible del año. Un galardón que llegó prácticamente junto al lanzamiento de su segundo libro, “Els ranxos de la Gessa”. 

Mujer, joven, y de “les Terres de l’Ebre”, que no es precisamente una gran ciudad como Barcelona. ¿Se hace más difícil triunfar en la cocina con estos calificativos?

Siempre es un poco más complicado desde fuera de la capital. En general, todos los que trabajamos fuera de Barcelona lo tenemos más complicado, pero también tenemos la suerte de contar con una gran riqueza y rasgos que nos hacen especiales y únicos. En mi caso, fue mi manera de hablar, que me ayudó muchísimo a tener la oportunidad de poder trabajar en la televisión, por ejemplo. 

De hecho, eres asidua de eventos culinarios como la presentación de l’Oli Nou de la DoP Oli Terra Alta, o en GastroMar y GastroEbre. ¿Cuál ha sido la receta que te ha llevado hasta tan alto en la cocina y la restauración en Catalunya? 

Los ingredientes de esta “receta” son la ilusión, las ganas de aprender y las ganas de mejorar día a día, de conseguir cosas nuevas que me hagan ser mejor. Pero también la paciencia, la perseverancia… Aunque sin duda, son la pasión y la ilusión los ingredientes fundamentales para conseguir lo que una quiere en la vida. 

¿Cómo acaba una estudiante de Comunicación Audiovisual presentando un programa de cocina, regentando su propio restaurante y escribiendo exitosos libros y recetarios?

Yo siempre había querido estudiar teatro, pero llegó un momento en que la vida me llevó a estudiar Comunicación Audiovisual. Pero con el tiempo, me di cuenta de que yo, en mis ratos libres, para relajarme y evadirme, estaba siempre en la cocina. Fue como un click en la vida y me di cuenta que lo que me gustaba como hobby podía ser también mi mundo profesional. Entonces decidí estudiar cocina, con muchísimas ganas, alegría, ilusión… Porque estaba consiguiendo lo que siempre había querido. Era el momento de trabajar, estudiar, coger todo lo que podía y llegó la oportunidad de hacer un casting para el programa “Cuines”. Lo hice y me cogieron. Y de ahí, pues, llegó todo el resto. El éxito y conocimiento por todo el mundo de Gessamí, como copresentadora de “Cuines”. Ya gracias a eso, pues también he podido escribir un par de libros, tengo un proyecto del restaurante que ha sido lo más arriesgado, pero lo más personal y bonito que he hecho hasta ahora. Y al final es eso, es encontrar tu camino, y aprovechar las oportunidades que se te presentan y estar preparada para ellas. 

En la era de Instagram y de TikTok, alguien como tú, joven y con gran dominio de los medios audiovisuales, decides sacar un segundo libro, esta vez de recetas. ¿Cómo es que has apostado por  “el papel”? 

En realidad me gusta mucho el mundo de las redes sociales para transmitir contenido, pero nunca he tenido mucha paciencia para esas cosas. Creo que hay gente que tiene un don para ese mundo. Si tuviera más tiempo me dedicaría más a ellas. Y no es que haya apostado más por el papel, pero sí creo que los libros nunca deberían desaparecer. Yo siempre había tenido esa ilusión de tener un recetario propio. De hecho, creo que todos los cocineros siempre deberíamos tener un recetario propio, ya sea en forma de libro y publicarlo, o simplemente como un compendio de recetas, para tenerlo a mano y revisarlo. Y no reniego del formato audiovisual, pero es más efímero y más difícil de conservar. Un libro es un gran material para tener esa información siempre allí. 

En tu último libro, “Els ranxos de la Gessa”, reúnes 62 recetas marineras. ¿Cuál de ellas es la que más ilusión te hace haberla “inmortalizado” y por qué?

La del tartar de gamba roja, porque cuando la hice, sabía los ingredientes, cómo se preparaba, pero no sabía cómo iba a emplatarlo… Y cuando lo hice me di cuenta de que era el emplatado más bonito que había hecho nunca. Me encantó. Creo que es una receta muy sencilla y el emplatado es tan elegante que cualquiera puede hacerlo. Me sorprendió mucho.

¿A quién le debes tu pasión por la cocina marinera? 

Supongo que a mi abuelo, que era pescador. Siempre he tenido en mi casa tradición marinera, de cocina de abordo. Mis abuelos siempre cocinaban con pescado. Y ya sea entre semana, con pescados más asequibles, como los días festivos, con pescados más nobles. Así que es eso, realmente, tanto la tradición de cocina marinera del Mediterráneo, como también el hecho de que han sido los platos de mi infancia.

¿Crees que en la restauración moderna se olvidan demasiadas veces de las raíces?

Cada vez menos. Eso pasó en un momento en el que la verdadera cocina desaparecía detrás de la técnica. Cada vez se tiende más a recuperar el sabor en el plato, el sabor y el aroma. A partir de ahí buscamos unas técnicas que puedan sorprender, un aspecto… pero lo importante es el sabor y el aroma. Siempre partimos de la base de la tradición y luego podemos fusionar culturas, probar mezclas de sabores, aplicar técnicas… pero siempre desde la base tradicional. 

Este pasado noviembre fuiste nombrada Mejor Cocinera Sostenible en el Gastronomic Forum Barcelona. ¿Qué es para ti la cocina sostenible? 

Para mí la cocina sostenible en un restaurante abarca muchos aspectos. Primero, el producto, que tiene que ser que deje la mínima huella de carbono. Un producto cercano, de proximidad. Pero también intentamos trabajar minimizando la huella, por ejemplo, no limpiamos con químicos, usamos ozono. Y tenemos muy clara la gestión de residuos. Aparte tenemos la “manía” de tener esa sostenibilidad humana: nuestros trabajadores no hacen más de 40 horas semanales. Porque algo que parece tan obvio, en hostelería se cumple muy pocas veces. Y nosotros queremos que nuestros trabajadores tengan conciliación familiar. 

Cada vez conseguir productos de proximidad puede ser más difícil. La “pagesia” cada vez es más escasa, y ni qué hablar de los problemas de la mar y de los pescadores. ¿Crees que hacer cocina de producto y de proximidad será más difícil en el futuro? 

Yo creo que debería ser lo más fácil y lógico. El transporte de cualquier producto encarece la producción final. Pero es cierto que cada vez hay menos relevo generacional en el campo, y que la agricultura de proximidad está en peligro, porque cada vez más se ven mal pagados. Por eso, se va a ir perdiendo, pero por otro lado, todos necesitamos ese sector primario. Y como al final es una cuestión de oferta y demanda, veo que en el futuro todos esos productos se van a encarecer, porque habrá menos oferta. Yo espero que no se pierda la proximidad, no tiene sentido. 

Con tu éxito y tu figura mediática, ¿te has planteado ir a una gran ciudad a abrir restaurante? ¿O a asesorar algún gran hotel o restaurante de hotel?

Ni me lo he planteado ni me hace mucha ilusión. Con el restaurante que tengo en l’Ametlla tengo más que suficiente. Me siento muy agradecida con lo que he podido construir hasta ahora. No tengo esas ganas de tener tres o cuatro negocios, porque yo quiero estar en ese negocio, quiero estar al lado de los trabajadores y hacerles sentir bien y hacerles crecer. No niego en el futuro abrir otro tipo de negocio, pero sin más. Lo que sí me gusta mucho es la docencia. Cuando hago un showcooking me encanta, porque estoy en contacto con la gente, me preguntan, les enseño… Eso me da mucha satisfacción.

¿Cuál es la receta que esperas “cocinar” en tu futuro?  

La verdad es que mi sueño siempre había sido tener un restaurante y que funcionase. Ahora lo tengo, pero mi próximo objetivo es que funcione y que lo haga sin depender de mí. Que yo pueda estar simplemente mirando, por ejemplo, y que todo vaya como la seda.Y tengo la esperanza de que pueda mantenerme en este mundo, en el de la gastronomía, porque es lo que me hace feliz. No quiero perder nunca la ilusión por la cocina, salga el proyecto que salga. Estoy abierta a nuevos proyectos, pero siempre en este mundo de la gastronomía.

El miércoles 8 de noviembre, la Fundación Restaurantes Sostenibles entregará los premios Sísifo 2023 en Barcelona, en el marco de la celebración del IV Congreso Internacional: restauración sostenible y economía circular.

Estos galardones premian a proveedores y entidades del sector que aportan soluciones y herramientas para que la restauración logre una mayor sostenibilidad en tres categorías: producto, procesos y personas.

En esta quinta edición los premiados son en producto, Familia Torres; en procesos, Too Good to Go; y en personas a Marcas de Restauración.

Premios Sísifo 2023 producto: Familia Torres

Familia Torres es reconocida por la elaboración de vinos de pequeñas producciones procedentes de viñedos singulares y fincas históricas y en la recuperación de variedades ancestrales para adaptarse al cambio climático.

Todo ello, bajo los parámetros de la viticultura regenerativa y la implementación de soluciones en toda la cadena de valor que reduzcan la huella de carbono.

Además, desde 1986 ha colaborado con organizaciones en más de 400 proyectos de cooperación en todo el mundo a través de su Fundación.

La Fundación Restaurantes Sostenibles otorga los premios a entidades que trabajan la sostenibilidad

Sísifo 2023 procesos: Too Good to Go

Se reconoce la labor de Too Good to Go, al ofrecer al sector Horeca una alternativa al desperdicio alimentario que permita al restaurador reducir pérdidas económicas y minimizar el impacto medioambiental de su actividad.

Desde sus inicios en 2016 han trabajado con negocios y consumidores para salvar más de 200 millones de Packs Sorpresa de comida. Actualmente, la aplicación de Too Good To Go cuenta con más de 42.382 restaurantes.

Premios Sísifo 2023 personas: Marcas de Restauración

Este nombramiento a Marcas de Restauración es por su defensa de la mujer como directiva en las empresas del sector. MdR es una asociación dinámica que nace en 1996 con el fin de mejorar la competitividad de toda la cadena de valor en lo que a restauración se refiere.

Todo ello compartiendo soluciones, estándares y conocimientos que la hagan más eficiente y sostenible y que otorguen mayor valor al consumidor.

David Ramos, CEO de Klimer, es un auténtico rey midas. Su empresa de distribución de menaje y todo tipo de productos de mesa, barra, eventos, y artículos de hostelería es una de las más importantes del país, y una de las firmas preferidas de chefs de la talla de Dabiz Muñoz, Mario Sandoval, Diego Guerrero o Eneko Atxa.

Apasionado de la gastronomía desde niño, en su juventud fue inquieto y mal estudiante, como él mismo ha reconocido en más de una ocasión. Compatibilizó sus estudios de Gestión Comercial y Marketing -que no acabó nunca- con un trabajo de relaciones públicas de algunas de las principales discotecas de Madrid.  Poco después, empezó a trabajar en la empresa de su madre, dedicada a la venta de productos de limpieza para colectividades y empresas. Aquellos contactos de la noche fueron los primeros que utilizó para venderles sus primeros productos, primero de limpieza y más tarde de hostelería. 

Ahora, a sus 41 años, Ramos sigue con la misma ilusión que tenía en 2003 cuando fundó Klimer. Seguramente, una ilusión renovada por celebrar 20 años de trayectoria plagada de éxitos. En la actualidad, Klimer cuenta con un catálogo de más de 3.000 referencias, 500 de ellos novedades, y una cartera de clientes fijos y recurrentes de más de un millar. Y todo ello, sustentado por el equilibrio entre la visión empresarial, el talento comercial y las relaciones públicas de David Ramos.

David, la pregunta que “nunca te habrán hecho”. ¿Cómo pasas de “vender productos de limpieza” a ser uno de los proveedores más importantes de equipamiento para hostelería del país con más de 1.000 clientes recurrentes?  

DR.- Todo empezó cuando empecé a trabajar en la empresa de servicios de limpieza que tenía mi madre. Compatibilizaba las ventas con los estudios en Gestión Comercial y Marketing, pero no me gustaba demasiado. Por las noches, trabajaba como relaciones públicas de algunas discotecas y, poco a poco, empecé a venderles material de limpieza. Al tiempo, me iban pidiendo otros materiales como, por ejemplo, vasos de tubo y comencé a comprarlos en una tienda, después di con un proveedor y más tarde con un fabricante. Una cosa llevó a la otra y, sin darnos cuenta, estábamos vendiendo vasos a todas las discotecas de Madrid. 

Realmente a partir de ahí dimos el salto a lo que hoy es Klimer. Al principio, yo era el comercial, el comprador y el repartidor. Luego fuimos tres, un repartidor y una administrativa. Seguimos creciendo y hoy somos 13 personas. 

¿Cuáles son las claves de este éxito? 

DR.- Klimer ha demostrado desde siempre un fiel compromiso con la calidad, con la innovación y con el servicio. Estas características han enriquecido nuestras experiencias gastronómicas y han sido fundamentales para el éxito. 

Por otro lado, nuestro objetivo principal es la satisfacción del cliente. Para ello, nos integramos como un miembro más de su equipo, en el día a día, conociendo de primera mano sus necesidades y tratándolas como propias. En ese sentido, el éxito de nuestros clientes es también nuestro éxito.

Con un catálogo de más de 3.000 referencias, ¿se podría decir que sois especialistas en algo específico? 

DR.- Somos especialistas en artículos específicos para take away, delivery y street food. En este campo, trabajamos con materiales 100% ecológicos y biodegradables como el cartón y el papel, la pulpa de caña de azúcar, el bambú, el almidón de maíz o la palmera. Además, asesoramos a nuestros clientes y les damos la oportunidad de personalizar sus productos ad hoc. Ya sea una caja para una tarta de queso, unas costillas, una Burger, unos vasos de café, unas bolsas, etc. 

No obstante, en Klimer seguimos innovando e introduciendo nuevos productos a nuestro catálogo. Recientemente, hemos incorporado maquinaria para alta gastronomía. Actualmente, somos distribuidores en exclusiva de Pacojet, una máquina que redefine la forma en que los chefs preparan helados y crean texturas sorprendentes en sus platos.

Pero, sin duda, habrá un segmento de clientes que tenga más músculo en Klimer. ¿Cuál es? 

DR.- Trabajamos muy bien con todo tipo de hostelería, aunque en la restauración independiente encajamos muy bien por el gran servicio de asesoramiento que ofrecemos a los clientes cuando nos vienen a visitar a la exposición. En los grupos de restauración, al tener una amplia variedad de productos para emplatados, presentaciones, coctelería, menaje de cocina o uniformes, abarcamos todas sus necesidades. En el mundo del delivery, hemos cogido mucha fuerza y hacemos todo tipo de personalizaciones. Les hacemos de almacén y les vamos entregando pedido a pedido, dado el gran problema de almacenamiento en este tipo de negocios. Por último, en los hoteles trabajamos muy bien el mundo del buffet.

Este año celebráis los 20 en el sector, ¿cómo ha evolucionado el mercado y el cliente? 

DR.- La gastronomía está en uno de los mejores momentos desde incluso antes de la crisis del 2009. Hay muchísima inversión extranjera no solo en Madrid, sino también en la zona de Málaga o en Baleares, donde ya podemos ver muchas marcas y grupos potentes de restauración (tanto hostelería como hotelería).

Por otro lado, hay una gran afluencia de clientes que podemos encontrar en cualquier negocio de hostelería (restaurantes, coctelería, bares de tapas etc.) y cada vez los eventos empresariales están más relacionados con la hostelería.

Estamos en un sector que se renueva constantemente – y del que no se puede prescindir – y todos tenemos que adaptarnos a las tendencias y necesidades de cada momento.

La pandemia fue un punto de inflexión también para Klimer. ¿Qué es lo mejor que sacasteis de ella y lo peor?

DR.- La pandemia fue un punto final para muchos negocios, y un punto y seguido para muchos otros. 

En nuestro caso, teníamos packaging normal y no contábamos con cajas troqueladas, con hendiduras para poner una tarta, un salsero, una receta de cuchara… Y tuvimos que adaptarnos y desarrollar envases distintos para que los platos de nuestros clientes viajaran bien y para que ellos en esos momentos pudieran facturar algo. Llegamos a hacer cajas para jarretes, cochinillos, chuletones, merluzas, lubinas… Y tuvimos la suerte de posicionarnos muy bien con el delivery en ese momento. 

Ahora, el delivery sigue en auge tras la pandemia y no ha dejado de aumentar y eso para nosotros es algo muy positivo. La moraleja de todo esto es que, si te esfuerzas, las cosas salen, y en la pandemia tuvimos que buscar alternativas.

De hecho, el 2022 lo cerrasteis con un crecimiento del 10%; y este año, vuestras previsiones es facturar unos cinco millones de euros y doblar el crecimiento. ¿En qué sector del negocio creéis que creceréis más?  

DR.- En todos los sectores. Todos están en crecimiento y en todos aportamos un valor diferencial.

En vuestra cartera de clientes tenéis desde restaurantes desconocidos a grandes figuras de la gastronomía. ¿Es el “boca oreja” lo que ha funcionado mejor para este crecimiento? Es decir, ¿los hosteleros quieren tener al mismo proveedor que Eneko Atxa, Martín Berasategui o Dabiz Muñoz?

DR.- Llevamos 20 trabajando nuestra presencia en ferias y congresos. Siempre presentamos las novedades más importantes para nuestros clientes y que vendamos a estrellas Michelin no hace que te compren los demás clientes, se trata de un trabajo diario y el tratar de hacerlo mejor cada día.

Hablemos de innovación, de tendencias, de sostenibilidad… Decís que no tenéis departamento de I+D, pero customizáis los productos. ¿Cómo es eso?

DR.- El departamento de I+D es todo el equipo de Klimer. Personalizamos muchos de nuestros artículos para que la marca del cliente tenga más presencia: desde vajillas, cristalerías, cajas, uniformes, bandejas, tablas y hasta las pinzas de precisión de emplatado.

Sostenibilidad: ¿Se puede ser sostenible con envases y utensilios de un solo uso? ¿Cómo lo hacéis vosotros? ¿Es Klimer una empresa concienciada con el medioambiente?

DR.- Nuestro compromiso con la sostenibilidad se refleja en nuestros productos biodegradables y en nuestros esfuerzos continuos por respetar al máximo el medio ambiente. Por ejemplo, contamos con una gran selección de artículos ecológicos con propiedades biodegradables para el take away, delivery, street food, food truck, catering, para la restauración y para la hostelería en general.

Y tendencias, ¿quién marca actualmente lo que se lleva en menaje de restaurantes?

DR.- El sector gastronómico es uno de los más llamativos, cambiantes e interesantes. Hemos pasado de muchos años de “fusión” y, ahora, se está volviendo al origen, a los platos castizos y más tradicionales (platos de cuchara, pastoriles). A nivel decorativo, pasa un poco lo mismo, ahora todo el mundo busca un “look” natural y sin artificios. Se buscan materiales como la madera de olivo, óxidos y se ha vuelto a las vajillas antiguas.

¿Qué se llevará en el futuro más próximo? 

DR.- Lo orgánico, lo mate, sin demasiados brillos. La sencillez y el minimalismo están a la orden del día.

¿Y cómo ves a Klimer en ese futuro?

DR.Como venimos haciendo, seguiremos al mando de las tendencias del sector y adaptándonos a las necesidades de nuestros clientes. Por supuesto, estamos abiertos a crecer con nuevos clientes, pero sin dejar de lado y cuidando al máximo a los clientes de toda la vida.

El Grupo Moga conforma uno de los entes empresariales de referencia dentro del sector de la restauración con la gestión de hoteles y restaurantes en Menorca, Valladolid, Madrid y Canarias. Lucas García Montaner es su actual CEO, aunque sus orígenes habría que atribuírselos a sus padres, ambos hosteleros y emprendedores. Es por ello que el idilio de Lucas García Montaner con la hostelería viene desde muy pequeño. 

Tras formarse en la prestigiosa Escuela de Hostelería de Lausanne, se trasladó a California para realizar un máster en dirección de cocina. Una formación que aderezó con numerosos stages por todo el mundo. Desde las cocinas de un hotel de las Islas Canarias a las del hotel Four Seasons de Londres. Luego cruzó el charco para trabajar en Silicon Valley y volvió a Europa, a Alemania, donde se interesó por la cocina mexicana con la idea de abrir su propio restaurante. Durante su estancia en Estados Unidos coincidió con cocineros de referencia como José Andrés, Quique Dacosta y Raúl Aleixandre, lo que le permitió a su vuelta a España trabajar en La Nicolasa de San Sebastián, el Poblet de Quique Dacosta o Ca Sento. 

En 2003 “volvió a casa”. Y lo hizo para incorporarse al negocio familiar que hasta el momento habían regentado su padre y su tío. Allí se gestó el germen de lo que hoy es Grupo Moga. Su objetivo como director de operaciones es crear una estructura lo más sostenible posible, con un concepto único que apuesta por la calidad y el respeto y que transmite alma, pasión y compromiso.

Hijo de hosteleros, formado en dirección de cocina ¿Estaba en sus planes llegar hasta donde hoy está, al frente de un conglomerado de restaurantes, hoteles y servicio de catering?

LGM.- Mi pasión y mi trabajo es la hostelería. Sabía que me quería dedicar a ello, pero no sabía cómo exactamente, cómo íbamos a expandirnos. Todo ha salido de manera natural, observando el mercado y aprovechando las oportunidades que iban apareciendo. 

¿Qué balance hace de estos 20 años de trayectoria hostelera? ¿Qué borraría de un plumazo y qué le gustaría repetir y repetir?

LGM.- Tengo cariño por todos los proyectos que he abierto. No me arrepiento de ninguno, ya que con todos he aprendido. Me gustaría encontrar ubicaciones singulares para crear conceptos únicos. 

Entre todos sus proyectos, ¿es el Lago Resort de Menorca su proyecto más ambicioso?

LGM.- Es el más completo porque engloba todos los negocios que tenemos en Menorca, un resort en España con 15 restaurantes de cocinas variadas, es algo único. 

Valladolid, Menorca, Canarias, Madrid… ¿Qué plaza es la más fácil y cuál la más complicada y por qué?

LGM.- Todas tienen sus particularidades, pero, sin duda, Menorca es la plaza más difícil por la estacionalidad. Consolidar buenos equipos cuesta mucho cuando cierras medio año. 

¿Cuál de todos sus proyectos es el que más ilusión le ha dado abrir, el proyecto más personal?

LGM.- El hotel 5 estrellas Suites del Lago, donde pude poner todas mis ideas en un hotel que lo construimos desde cero y que tuvimos una pandemia de por medio. 

¿Qué define a sus establecimientos? ¿Hay algún denominador en común? 

LGM.- Sin duda la calidad. La mejor calidad en la materia prima, en el equipo de profesionales, en maquinaria e instalaciones… Nos mueve la mejora continua siempre con el foco en la calidad. 

¿Qué peso tienen los eventos en su volumen de negocio? 

LGM.- No es un segmento principal, es un plus en algunos locales, pero preferimos la constancia del día a día que los eventos puntuales. 

Tras el parón sufrido en la pandemia, el sector ¿se ha recuperado? 

LGM.- Ha recuperado bastante en la mayoría de los locales. 

¿Qué ha cambiado en el sector tras la pandemia? ¿La oferta, el servicio, el cliente, el tipo de eventos…?

LGM.- El año pasado se notaba el efecto champagne con clientes gastando más de lo habitual, pero este año ya se ha normalizado a nivel pre pandemia.  

¿Qué es lo más complicado actualmente a la hora de montar un restaurante o un hotel? ¿El personal?

LGM.- Conseguir un buen equipo es complicado, pero aún más encontrar responsables que lideren y motiven a esos equipos. 

La sostenibilidad es una de sus fuertes apuestas. Explíquenos qué hacen para que sus establecimientos sean más sostenibles y si los objetivos se hacen realidad. 

LGM.- En el hotel Suites del Lago tenemos un decálogo con muchas iniciativas que nos permiten reducir al 50% la huella de carbono. Por poner dos ejemplos, la domótica de todas las habitaciones nos permite reducir considerablemente el consumo de A/C y los WC japoneses ahorrar 10 mil litros de agua al día. 

¿Cuál es el secreto para conseguir dirigir con éxito tantos restaurantes y hoteles?

LGM.- La ilusión. El tiempo y esfuerzo que dedico a hacer lo que me gusta no solo no me cuesta sino que me apasiona. 

Actualmente, parece que estamos sumidos en un auténtico nuevo boom de la hostelería. ¿Cree que estamos cerca ya del techo de crecimiento o no se vislumbra? 

LGM.- La hostelería es un motor de disfrute que es lo que la gente busca, entiendo que los locales que lo hagan bien seguirán creciendo.  

Hablando de crecimiento, ¿qué planes de expansión puede avanzarnos? ¿Nuevos restaurantes, hoteles, servicios de catering…?

LGM.- Estamos con un proyecto nuevo en Valladolid y sobre la mesa un par de proyectos nuevos que estamos analizando. 

¿Dónde le gustaría “poner la bandera MOGA”? 

LGM.- De momento no queremos expandirnos fuera de las tres ubicaciones que estamos, pero nunca se sabe.

No sólo prepara el mejor café de España, también es el mejor en la comanda, en la cata de café, incluso en la elaboración de una bebida creativa a base de café. El joven Rufus Blad demostró ser el mejor y más completo barista del país al alzarse como el ganador del 1r Campeonato Barista Nacional Pro, celebrado en el pasado Fórum Coffee Festival. Un concurso que se presenta como el más global, y sobre todo, el más competitivo, puesto que sus participantes son algunos de los mejores baristas del país. Rufus consiguió, por pocos puntos respecto al segundo, hacerse con un premio que se suma a otros, como el de Campeón de AeroPress, confirmando la calidad del barista. 

De origen sueco, lleva solo seis años en España, y poco más trabajando en el sector del café. De hecho, su formación nada tiene que ver con esta bebida estimulante. Bailarín profesional, se adentra en los aromas cafeteros hace una década de la mano de un amigo, que le invitó a tomar un café de Etiopía. Desde aquel día, el café se ha convertido en su pasión, su vida y profesión. 

Autodidacta y observador, en 2014 empezó a trabajar en una cafetería specialty en Estocolmo (COFFICE). Un año más tarde, le contrató Johan & Nyström, tostador líder de café de especialidad de Suecia. Trabajó durante dos años en su Concept Store. Ya en España, en 2017, entró en Cafés Oquendo como barista, formador y control de calidad. Ahí trabajó durante 5 años, hasta este 2023, que le fichó el Banco Santander para ser uno de los baristas del Work Café Santander de Oviedo.

Rufus, fue un Campeonato Nacional Barista Pro muy competitivo ¿Te lo podías imaginar que ganarías al resto de 13 participantes?

RB. Fue muy competitivo. Todos eran muy buenos. Pero yo me vi muy bien y potente en cata, y eso que es la disciplina que realmente no es mi fuerte. Pero entrené muchísimo, muchas horas, para este Campeonato. Yo creo que al final, he ganado porque el jurado vio que domino todo en general, el manejo de la maquinaria, los molinillos, la explicación… Ha sido la confirmación de un gran reto personal. Era un de autosuperación. Yo no soy barista por profesión, sino por vocación. Y realmente, me encanta estar en el escenario de los campeonatos. Para mí no es una cuestión de demostrar que soy el mejor. Es que, disfruto mucho en el escenario. 

Bueno, de hecho, eso sí que es “defecto profesional”, ¿no es así?

RB. Sí, cierto. Yo antes era bailarín de ballet clásico. Entré en el mundo del café de casualidad. Un amigo me llevó a tomar un café de especialidad y allí empezó todo. Antes no sabía nada del mundo del café. Yo era el típico que tomaba el café con mucha azúcar, con leche… Pero cuando probé aquel café me encantó y empecé a estudiar y a probar por mi cuenta. Y empecé como un hobby. Pero noparé de estudiar y pasé así de ser un barista home a un barista pro. 

¿Cuál fue tu primera experiencia profesional con el mundo del café?

RB. Trabajé en una cafetería de Estocolmo, Coffice. Allí ya aprendí mucho. Pero un año más tarde entré en Johan & Nystöm. También, en aquella época ya empecé a presentarme a concursos. Y en 2017, quedé tercero en el Campeonato Barista 2017.

Y cuando llegas a España sigues con los Campeonatos. 

RB. Sí. El año pasado gané el Campeonato Nacional de Aeropress. Para mí fue un gran reconocimiento. Porque al ser extranjero, ganar este tipo de concursos es muy importante, ya que siempre es más difícil al venir de fuera. Por eso, fue muy importante para mí ese reconocimiento por parte de la profesión. 

Y todo esto, siendo autodidacta… 

RB. Así es. Pero también he aprendido en los sitios donde he estado. Por ejemplo, aquí en España, he trabajado durante cinco años en Cafés Oquendo. Allí aprendí muchísimo. Me ayudaron mucho. Y ahora, me salió una oportunidad para trabajar en el Work Café Santader. Llevo solo unos meses, pero cada día se aprende algo.  

Sin desmerecer, pero ¿es curioso que un barista Campeón de España esté en "una cafetería de un banco"? 

RB. Es que son establecimientos donde ofrecemos café de especiallidad. Somos la cara visible del banco. Por ahora, hay 26 delegaciones de Work Café Santander en toda España. Y la idea es servir el mejor café posible. Somos como “los anfitriones” de las oficinas. De hecho, la cadena está fichando a algunos de los mejores baristas del país para ofrecer el mejor café. Son espacios que son cafeterías de especialidad, pero también, espacios de coworking y, además, ofrecen los servicios bancarios. 

¿Nunca te has planteado abrir tu propia cafetería?

RB. Quizás sí, en un futuro, pero no ahora. En España no es fácil emprender sin tener detrás una buena financiación. 

¿Y cómo sería?

RB. Sin duda una cafetería de especialidad, donde el cliente pudiera venir a catar diferentes tipos de cafés.

Al ser de fuera, puedes comparar ¿Cómo ves tú el sector de las cafeterías de especialidad, y de las cafeterías en general, en España?

RB. En los años que llevo aquí he visto que el sector está creciendo muy rápido, sobre todo, en las ciudades grandes. 

¿Tomamos buen café en España?

RB. Sí, yo creo que sí. Si sabes dónde ir, se puede tomar mejor café en España que en otros países del Norte de Europa. Cuando llegué aquí, vine con la idea de que no era así. Que solo se tomaban buen café en los países del Norte. Pero no es así. Aquí hay mucho nivel, pero también muy bajo. En España, el café que se sirve en hostelería o es muy malo, o muy bueno. En el Norte de Europa esto no pasa tanto, porque hay más tradición y más formación, y por lo general hay buen café en todos los sitios. Pero aquí es curioso, porque puedes encontrarte los dos extremos. Además, en España estamos más atrasados en el café de filtro. En los países nórdicos ya es muy común ir a una cafeterías y que te ofrezcan café de filtro. Aquí únicamente se ofrece café espresso y es muy complicado que te ofrezcan otro método de elaboración del café. Pero esto va a ir cambiando. En el Work Café Santander ya ofrecemos café de filtro también. Y también hay algunas cafeterías de especialidad que empiezan a ofrecerlo, pero es muy minoritario. 

Y, el café que se ofrece en los restaurantes, ¿qué opinas de él?

RB. Prefiero no opinar de este tema. Con esto lo digo todo.

¿Qué crees que debería hacer la hostelería española para mejorar este aspecto?

RB. Dar más importancia a la formación. Debemos darle la importancia que tiene el hacer y ofrecer un buen café en un restaurante. Y solo con formación se consigue. Cuando seamos conscientes de los granos de café que se necesitan para una taza. De cómo han sido cultivados y recolectados esos granos… De los años de trabajo de productores, caficultores, tostadores… Si la gente fuera consciente de todo esto, seguramente se valoraría más el café. En España creo que se toma mucho café, pero no hay cultura del café. 

¿Crees que los restaurantes deberían ofrecer carta de cafés?

RB. Creo que sería muy complicado hacerlo. Sería mucho mejor que se concentraran en hacer bien su café. Es mejor ofrecer una buen taza de origen, un buen blend de café, que ofrecer muchos en carta.

Y para acabar, ¿qué café toma el Campeón Barista Pro?

RB. Depende del momento. Me gusta mucho un solo, corto, un buen espresso, o también un filtro. Y a veces, un flat white, que es el de doble carga con leche. 

¿Y el próximo reto?

RB. Aprender a tostar café y quedar Campeón del Mundo de Aeropress. 

No todos los palillos orientales son iguales. Algunas de las mejores marcas de restauración asiática apuestan por ese plus de diferenciación que marcan unos utensilios tan propios como los palillos. Cristina Papiol lo sabe bien. La CEO de Pinopack, y responsable de la marca Xopstics, conoce a la perfección el sector y sus necesidades. No en vano, su empresa es líder en la fabricación y distribución de fundas de papel y palillos chinos. 

Pinopack, ubicada en Sant Adrià del Besós (Barcelona), cuenta con una larga trayectoria como productores de fundas de papel. Son más de 10 años como fabricantes de sobres de papel personalizados para marcas de moda, retail y restauración. Y también, fue la primera empresa española en distribuir fundas para los palillos orientales. Abrieron mercado y lo lideraron, puesto que su única competencia provenía -y proviene en la actualidad- de los importadores chinos. 

Con la entrada hace dos años en la compañía de Cristina (cuarta generación), la empresa ha dado un giro de 180 grados. Un viraje hacia mucha más calidad, hacia la diferenciación y hacia la sostenibilidad. Unas innovaciones que han llevado a hacerse con el mercado de las grandes cadenas de cocina oriental, que buscan ese plus que ofrece Pinopack. 

Cristina, ¿qué les hace diferentes en Pinopack? 

CP.- Realmente, somos los únicos que ofrecemos este tipo de producto con calidad. Tenemos un gran conocimiento del sector, porque hemos trabajado desde hace décadas en él. Pero además, trabajamos constantemente para introducir innovaciones. Por ejemplo, fuimos los primeros en introducir un uñero en las fundas, también en usar papel reciclado y ahora estamos apostando fuertemente por la sostenibilidad. Siempre hemos apostado por proveedores con certificados de sostenibilidad. Buscamos métodos de elaboración con menor impacto medioambiental. Pero siempre ofreciendo calidades superiores. Incluso elaboramos fundas a manos para restaurantes de lujo, como Robata, en Barcelona. Tenemos la experiencia de más de 100 años trabajando el detalle y eso creo que es lo que nos diferencia. 

Es chocante hablar de sostenibilidad en un producto de un solo uso, como los palillos de comida oriental. ¿No es así?

CP.- Puede parecerlo. De hecho, desde que hay una gran conciencia por la sostenibilidad, y también por la pandemia, bajamos las ventas. Pero por contra, el auge del delivery nos mantuvo a flote. Pero hablamos de sostenibilidad porque, dentro de lo que podemos, hacemos todo lo que es posible para serlo. Yo siempre hablo de que “we go circular”. Siempre vamos a intentar ser mejores. Y vamos a seguir trabajando para ser aún más sostenibles.  

La cuarta generación tenemos las ideas muy claras para esta etapa de crecimiento: o somos sostenibles o no somos. Integramos la sostenibilidad y la economía circular en nuestra estrategia corporativa y también en nuestra visión, con el objetivo de minimizar el impacto medioambiental de nuestros productos y nuestras actividades. 

De hecho, su empresa no se dedicaba solo a este mercado tan específico ¿Por qué eligen este nicho de mercado? 

CP.- Lanzamos la primera funda para palillos orientales en 2007. Nuestro primer cliente fue el restaurante japonés Kin Sushi, que llamó a nuestra puerta pidiéndonos una funda personalizada para su restaurante de Barcelona. En ese momento, nuestras máquinas no podían fabricar este tipo de sobre, pero vimos el potencial de mercado y aceptamos el reto. A día de hoy, seguimos apostando por esta nueva línea de negocio bajo la marca Xopstics y continuamos innovando para ofrecer valor a nuestros clientes, que va más allá del suministro de palillos.

¿Cuáles son sus productos estrella y por qué?

CP.-Fabricamos fundas y comercializamos también los palillos que importamos. Ofrecemos tanto el pack completo como por separado. Además, también tenemos el servicio de stock para nuestros clientes de Barcelona. Les vendemos grandes cantidades que nosotros se lo guardamos en el almacén y que vamos suministrando a medida que van necesitando. 

Hace dos años que entró en la compañía y su entrada ha coincidido con grandes cambios. 

CP.- Sí, porque cuando entré quise que Pinopak ofreciera más valor añadido. Ofrecer servicio y valor, más allá del producto. ¿Y qué hay más allá del producto? Pues estamos trabajando fuertemente en tres líneas de innovación: en el diseño, la sostenibilidad y la experiencia del usuario. 

En diseño, ofrecemos a nuestros clientes todo el pack de branding, y elaboramos ediciones limitadas diseñadas por artistas reconocidos. 

En sostenibilidad estamos trabajando intensamente para ver cómo podemos reciclar los palillos. Darles una segunda vida. En este aspecto tenemos ya varios proyectos en marcha. Uno de ellos implica la recogida de los palillos usados, que estamos haciendo con restaurantes del Grupo Tragaluz. Los llevamos a la Fundació Nou Xamfrà para que los conviertan en madera para encendido ecológico. Seguimos haciendo pruebas, para su validación. Pero es algo que nos impulsa a hacer más acciones como ésta. Estamos demostrando que se pueden hacer cosas y que estamos preocupados y ocupados en ello. Además de este proyecto, también colaboramos con artesanos que reutilizan los palillos en sus otras. 

Y el tercer punto, el de la experiencia del usuario es muy novedoso. Junto con TeamLabs estamos diseñando fundas de palillos en las que se incorporen experiencias para el usuario. Por ejemplo, que lleven mensajes para participar en sorteos, que lleven códigos pin para que el usuario tenga una experiencia online, etc. Esto funcionará muchísimo en el delivery y es del todo una novedad.

Comentaba que sus principales clientes ahora mismo son cadenas asiáticas, pero con estas innovaciones, ¿darán el salto hacia otros modelos de negocio?

CP.- Efectivamente, ahora nuestros principales clientes son cadenas y grupos de restauración asiática, pero nuestro objetivo es llegar a todos los restaurantes que ofrecen comida asiática, independientemente de su tamaño. Por eso, hemos diseñado las colecciones de palillos Xopstics, con fundas prêt-à-porter inspiradas en la cultura y la gastronomía, que se pueden comprar a partir de 1.000 uds.

¿Cuáles son las fundas más demandadas por su cliente y las más exitosas? 

CP.-  Nuestros clientes valoran muy positivamente que seamos un proveedor local. Pero además, las propiedades sostenibles de nuestros productos y materias primas, especialmente los papeles de origen reciclado que han tenido una fuerte demanda en los últimos años. 

Los proyectos de upcycling también han tenido una respuesta muy positiva por parte de nuestros clientes de restauración asiática.

¿Qué tendencias son las que marcan ahora este sector y qué innovaciones veremos en breve y a largo plazo?

P.- En materia de sostenibilidad, las tendencias de packaging en el sector Horeca vendrán marcadas por nuevos biomateriales y otros materiales sostenibles. También por cambios normativos que implicarán una mayor responsabilidad de los fabricantes de envases de un solo uso en la gestión de los residuos. Además, se favorecerá la penetración de los productos reutilizables, como ha sucedido en otros países como Alemania.

Por otra parte, el packaging seguirá adquiriendo relevancia, especialmente en el canal Delivery. Y lo hará no solo para reforzar la imagen de marca, sino como elemento de comunicación e interacción con los usuarios y para mejorar la experiencia en casa.

Borja Marrero es el primer chef canario en conseguir la Estrella Verde Michelin. Lo ha conseguido gracias a su apuesta por la cocina circular, sustentada por el uso de producto de Km 0 y por prácticas que cuidan el medioambiente. Una propuesta sostenible, creativa y que mima los productos de la tierra. 

Tras años de periplos gastronómicos, que le llevaron incluso a ser chef privado en Estados Unidos y México, desde septiembre, Marrero despliega su saber hacer en el nuevo restaurante MuXgo, en el Santa Catalina Royal Hideaway Hotel (Las Palmas de Gran Canaria). En este nuevo espacio, el chef ofrece una carta elaborada con productos típicos de la zona de Tejeda como el millo. Una propuesta en la que cada uno de los platos presenta un fuerte vínculo con la isla.

Su oferta culinaria en MuXgo se articula en cuatro menús. “Lo más profundo de Tejeda”, con elaboraciones como corteza de pino canario; o royal de oveja con picada de almendra y hojas verdes; y tartar de oveja dulce y agua dulce de heno-heno. Le sigue “Los orígenes”, la versión más corta del primero, con propuestas como la sopa tibia de caña de barranco. Continúa con “Solo tunera, solo territorio”, elaborado exclusivamente con tunera, y un “Menú ejecutivo”. Todo ello, presentado en una vajilla realizada por Mira Cerámica de la mano de Borja Marrero, a partir de las cenizas del gran incendio de las cumbres de Gran Canaria en 2019, la arena de los saltos de agua de Tejeda y la lana de las ovejas del chef. Nuevamente, una declaración de intenciones de este chef de la nueva hornada de cocina sostenible. 

Naces en Canarias. Estudias en Barcelona. Viajas por Estados Unidos y México, donde trabajas como asesor y chef privado. Vuelves a tu isla y abres tu propio restaurante, que tienes que cerrar en 2022. Y ahora, al frente de MuXgo. ¿En qué momento de tu periplo profesional surge el Borja Marrero “cocinero sostenible”? 

Todo comenzó hace 7 años, con el objetivo claro de cocinar nuestro entorno (Tejeda) y desarrollar nuevos productos sostenibles para nuestro restaurante. 

De hecho, nos gustaría saber por qué entras en el mundo de la gastronomía y de la cocina. ¿Precedentes familiares, por casualidad…?

Desde pequeño siempre me gustó. Mi padre era cocinero y tenía una gran empresa de catering. Siempre lo viví en casa y siempre lo tuve dentro de mí. 

Sigamos ojeando tu trayectoria. ¿Cómo recuerdas aquella época como chef privado? ¿Qué era lo mejor y lo peor?

La recuerdo con especial cariño. Lo mejor, el trato de la gente importante. En México me admiraban mucho. Lo peor, la tensión para no fallar a las altas expectativas que ponían en mí.

¿Por qué quisiste volver?

Volví por temas personales, un fallecimiento. Para apoyar a la familia.  Y ya, luego, decidí quedarme y comenzar de nuevo.

Eres considerado como uno de los grandes exponentes de la cocina de proximidad canaria. ¿Crees que en las islas se peca demasiado de las cocinas foráneas/internacionales? 

No. En las islas hay dos tipos de cocina: la del negocio y la del arraigo y la tradición. Y esta última es la más se mueve y nos identifica.

¿Quién y qué te inspira para volver a una cocina de km 0?

Fueron las ganas de volver a Tejeda, a mi pueblo, y generar un negocio identitario aprovechando las fincas familiares. 

Ahora, bajo el paraguas de un gran hotel. ¿Es fácil llevar a cabo tu propio proyecto de cocina sostenible en un establecimiento como éste?

Sí, es fácil, porque somos independientes dentro del hotel. Nuestro concepto es radical y va en una sola dirección. Lo único más farragoso es el esfuerzo de ir cada día a las fincas. 

Tú que has trabajado solo, como chef privado, en tu propio restaurante, para grandes cadenas y para hoteles ¿En qué modelo de negocio te encuentras más a gusto?

Sin duda, en la restauración independiente, que es la que estoy haciendo. Es lo que me sale del alma.

En MuXgo propones una cocina de proximidad, y sostenible… ¿Qué medidas de sostenibilidad aplicas, además del uso de productos de tu entorno?

Reciclaje, aprovechamiento de las mermas, uso de productos en desuso: cerrar el círculo para tener el mínimo excedente. Aprovechamiento de aguas, telas, manteles sostenibles y reciclables…

Economía y cocina de círculo cerrado ¿Es más fácil practicarlo en una isla que en una gran ciudad?

En una isla es más sencillo apostar por la cocina sostenible por las distancias menores. Pero es más complejo a la vez porque los productos son más limitados. 

Entre los muchos ingredientes que utilizas, llama la atención la corteza de pino canario. ¿Cuándo descubres este producto y cómo lo usas en tu cocina?

Lo descubro de pequeño, caminando por el pinar. El olor me transmitía algo especial. Lo probé, lo exploré, y me dijeron en el pueblo que era comestible. En noviembre vamos a ofrecer un menú de 8 platos elaborados sólo con cortezas de los árboles de nuestra isla y con texturas muy diferentes y sorprendentes.

Defínete como chef, define tu cocina y qué es para ti la cocina sostenible. 

La definición como chef es ”Identidad, cultura y territorio”. Mi cocina está arraigada a un lugar y a unas personas, con la que trato de transmitir experiencias y memorias mías.

¿Cómo te ves en el futuro, en unos años?

Siguiendo desarrollando nuestra cocina, muy radicalizada en la caldera de Tejeda. Y consiguiendo grandes cosas con mi equipo.

La carne de vaca finlandesa -premiada como la Mejor del Mundo según el World Steak Challenge –  les puso en el mapa gastronómico en 2019, pero desde entonces este proyecto no solo se ha consolidado, sino que ha crecido en todos los aspectos. Ahora Essentia es mucho más que un restaurante de buen producto. Es también un hotel boutique con spa, un catering y un salón de eventos. Y toda la oferta gastronómica y la cocina la coordina el chef Toño Navarro, quien ha conseguido este año su primer Sol Repsol gracias a una propuesta sincera y honrada, basada en el mejor producto posible, venga de donde venga. 

Esa búsqueda de la máxima excelencia en la materia prima es lo que le ha llevado, por ejemplo, a tener un huerto propio. En él recolectan frutas, verduras y hortalizas en su punto más óptimo. O también les ha impulsado a tener un secadero de jamones, para acabar la curación del jamón de bellota, a pocos metros de donde los comensales lo podrán saborear.  

Todo ello, en el pequeño municipio de Tarancón, a poco menos de una hora de Madrid, por la autovía de Valencia. Un recorrido que cada vez hacen más tanto madrileños como otros comensales venidos de todos los puntos del país. Todos, llegan atraídos por la merecida buena fama de Essentia y su chef. 

Empecemos hablando de ti… ¿Cómo y por qué entraste en el mundo de la cocina? 

T.N.- La verdad es que no tenía ningún tipo de experiencia, ni vengo de una familia de restauradores, ni nada parecido. Lo máximo que había podido conectar con el mundo de la cocina de niño era cuando acompañaba a mi padre o a mi abuelo de cacería y les ayudaba a preparar luego las carnes. Pero lo cierto es que de jovencito era “un buen pieza”, y no quería ni estudiar. Un verano me puse a trabajar en el restaurante de un amigo, y con él empecé a ir a Mercabarna, y a ver qué era lo que pasaba dentro de un restaurante. La experiencia me encantó. Así que me puse a estudiar hostelería y cocina en el Hotel Escuela de Madrid. Y me fue muy bien. De hecho, saqué la mejor nota de mi promoción, por lo que pude elegir unas buenas prácticas. 

Has pasado por las cocinas de La Máquina de La Moraleja, Portobello (Madrid) y Las Rejas (Las Pedroñeras), entre otros locales. Pero te desvinculaste del mundo gastro durante un tiempo tras una mala experiencia en Madrid. ¿Qué pasó?

T.N.- No es que fuera una mala experiencia en concreto. Simplemente, fue que pasé por varios restaurantes y vi cosas muy turbias, malos rollos. Gente muy quemada por la profesión. Personal que llegaba borracho a su puesto de trabajo… Yo, eso no era lo que quería. Así que lo dejé tres años, aunque no del todo. Los fines de semana seguía ayudando a colegas en sus cocinas. Pero con el tiempo me di cuenta de que yo quería seguir en la cocina, pero a mi manera. Entonces fue cuando pensé que tenía que montar algo mío, pequeño, en mi pueblo… Y cogimos la cocina del Casino del pueblo y la reconvertí, sin grandes alardes. Solo cocinaba muy buen producto y hacía una cocina muy sencilla. Pero los fines de semana se desbordaba. Nos dimos cuenta de que allí no íbamos a poder crecer más ni desarrollar nuestro concepto de cocina. 

Y llegó a Essentia. ¿Cómo definirías tu cocina y el restaurante? 

T.N.- Mi cocina es lo más sencillo del mundo, pero pierdo mucho el tiempo -que en realidad no es perderlo, sino invertirlo- en buscar los mejores productos por toda España. Estoy en constante comunicación con cada uno de mis proveedores, y ellos a su vez me van presentando a nuevos y así sin parar. Y simplemente intento en mi cocina no estropear esos maravillosos productos que me llegan y que he seleccionado con tanto cuidado. Y además, como nos obsesiona la calidad del producto, hemos montado un huerto propio. Allí podemos cultivar las variedades que queremos y recolectarlas en su momento más óptimo para llevarlas a la mesa sin casi ninguna intervención. 

Apuesta por el producto y la mínima intervención… Y por el ingrediente KM0 ¿Consideras tu oferta y al restaurante como “sostenible”?

T.N.- Bueno, lo del Km0 no es nuestra base. Porque si los mejores guisantes los puedo encontrar en Galicia, los iremos a buscar allí, y si más tarde están en Andalucía, pues los iremos a buscar allí. Pero sí que creo que podemos considerarnos sostenibles, desde el punto de vista de que compramos todo a pequeños productores. Con el pescado también buscamos pescadores que utilicen métodos sostenibles. Esos pequeños gestos es lo que nos hace ser sostenibles. 

¿Con cuántos pequeños proveedores trabajáis?

T.N.- No podría ni decírtelo de la gran cantidad de ellos. Son muchísimos. Cierto que hay cosas que, como también tenemos hotel, catering y eventos, compramos a proveedores grandes, pero intentamos que sean cosas de las que no dependa la calidad. Es la manera de mantener el negocio y que podamos dar trabajo a 51 personas, 13 de ellas, en cocina. Para el resto de materias primas, siempre apostamos por proveedores pequeños. 

Sin embargo, la carne que más fama os ha dado viene de Finlandia… 

T.N.- La historia de la carne de vaca finlandesa es curiosa. Nosotros vamos mucho a Mercabarna, siempre buscando productos excepcionales. Entonces, recorriendo los proveedores de carne, un colega me dijo que tenía que probar una carne de Finlandia. Y la verdad es que vimos que era muy regular, con una calidad increíble. Así que la empezamos a comprar en exclusividad, y al año siguiente le dieron el premio de la mejor carne de vacuno del mundo. Cuando se dio a conocer que esa carne la teníamos en Essentia empezó el aluvión de reservas. La verdad es que estamos muy agradecidos por lo que pasó. La carne finlandesa nos ha dado muchos clientes, mucha vida, pero no queremos que sea solo por eso por lo que se nos conozca. Creo que estamos haciendo una buena labor para ubicar Essentia como el restaurante con el mejor producto posible. Porque igual que la carne, tenemos frutas y verduras de lujo, tenemos los mejores embutidos… 

De hecho, en Essenta también hay otros grandes secretos, como el secadero de jamón con una tecnología experimental, en el que más de mil piezas de las D.O. Jabugo y Guijuelo. Cuéntanos más…

T.N.- Como digo, nos obsesiona la calidad del producto y el hecho de que los socios propietarios de Essentia provengan del sector cárnico también nos ayuda a esos pequeños detalles. Tenemos la suerte de poder dar la curación ideal a cada pieza que compramos en montanera. 

Essentia es mucho más que un restaurante, y como decías antes, es un negocio más grande. 

T.N.- Sí. Tenemos el hotel con spa, el gastrobar, que da servicio al hotel, con una capacidad para 80 comensales. La terraza, para unos 50 o 60 clientes. El salón de banquetes, para hasta 250 invitados, y el servicio de catering… Así que nunca paramos. De hecho, es la manera de sobrevivir en un pueblo tan pequeño. Porque este tipo de restaurantes solo funcionan los fines de semana, el resto de la semana tienes que dar otros servicios. Y así lo hacemos. Pero yo, aunque me encargo de todo, cuento con un equipo que, por fin, y ha costado mucho, por fin es un equipo que funciona a la perfección. 

¿Por qué ha costado tener este equipo?

T.N.- Supongo que por el mal de muchos: es dificilísimo encontrar a buen personal de hostelería. La gente o no quiere trabajar, o no quiere responsabilidades, o no quiere esforzarse… por eso digo que ahora en Essentia hemos tenido mucha suerte de encontrar, por fin, al equipo perfecto para seguir creciendo. 

Y eso seguro que ha influido para conseguir este año el primer Sol Repsol… Ahora, ¿a por la Estrella?

No me obsesiona en absoluto. Yo creo, además, que no somos un restaurante que la Guía Roja quiere venir a ver o que estudie para dar la estrella. no estamos en su mente. Pero si algún día llega la Estrella perfecto, aunque, como digo, no la buscamos. 

¿Qué es lo mejor y qué es lo peor de estar en un proyecto tan grande como Essentia? 

Lo mejor es que aquí no me falta de nada, no se escatima en nada. Piensa que pasé de una cocina de 5 metros cuadrados a otra de 400. Cierto que en el Casino todo dependía de mí, todo lo controlaba yo, podía salir a hablar con los comensales, saber si les había gustado o no. En Essentia sería imposible hacerlo. Cuando tienes que dar de comer a tantísima gente, seguro que no gustas a todos. Por lógica, es más fácil dar de comer a 10 que a 100. Aquí siempre hay algún detalle que se te puede escapar. Y a mí me encantaría que todos salieran contentos siempre de mi restaurante, pero con tanta gente, no siempre es así. Al ser un proyecto tan grande, del que no depende todo de ti, es menos controlable. Y si no te rodeas de un buen equipo, esto sería una locura. 

"No suelo poner etiquetas a mi forma de cocinar. Busco sorprender al cliente y darle a conocer productos nuevos y de la tierra”. Así de transparente se presenta Celia Jiménez, la primera mujer andaluza en conseguir una estrella Michelin, como jefa de cocina de El Lago de Marbella, en el año 2005, hoy propietaria de su propio restaurante en Córdoba.

Esta apasionada de la gastronomía estuvo en el afamado restaurante marbellí solo cuatro años, pero fue un tiempo que le marcó. Una de las muchas huellas que han dibujado su particular forma de cocinar y de defender la coquinaria andaluza. 

Pero además de demostrarlo en sus platos, lo ha hecho y lo hace también desde diferentes púlpitos. Lo hizo como responsable del Departamento I+D y directora del departamento de Cocina de la Escuela de Hostelería de Córdoba. También, como directora de la Dirección Técnica de Cocina de la Cátedra de Gastronomía de Andalucía. Y lo hace desde hace años como miembro de  la Junta directiva y delegada territorial de Andalucía en Mujeres en Gastronomía (MEG)

Desde 2015, la chef demuestra esa pasión por la cocina, cocinada con un buen puñado de técnica depurada y muchas cucharadas de modernidad, vistosidad y también tradición en su propio restaurante en Córdoba.

Celia, abogas por una “gastronomía sin etiquetas”, pero ¿cómo te catalogarías a ti como chef y a tu cocina?

C.J. Estoy convencida de que los cocineros/as debemos de ser intérpretes del territorio al que pertenecemos. La gastronomía forma parte del patrimonio de las distintas comunidades, y, en ese sentido, siempre sentí la obligación de cocinar para mostrar lo que supone mi tierra, su identidad, su riqueza, su forma de compartir la vida etc.

¿Qué aporto yo? Técnica más depurada, la mejora visual de los platos, sabores más puros, contrastes nuevos, texturas mejor tratadas… Pero siempre pensando en la tradición. Es una ecuación simple, pero que me hace sentir cocinera.

Fuiste la primera mujer en conseguir una estrella Michelín en Andalucía, gracias a tu trabajo como jefa de cocina del restaurante El Lago. Ahora, cuando miras atrás y recuerdas aquel momento ¿qué balance haces, qué ves?

C.J. Que cocinar es una forma de vivir. Que la industria en la que operamos no espera a nadie. Que hay que estar en constante evolución. Que no he parado ni un sólo minuto de trabajar, y que no paro de planear nuevos retos profesionales…..

Desde que empecé, he servido bodas, bautizos y comuniones, he estudiado mucho, cocinado al más alto nivel, he coordinado y he dado formación, he trabajado para otros, para mí misma. Y siendo una mujer de mi tiempo. Por tanto, siempre tuve los pies en el suelo.

Es verdad que el reconocimiento es un momento de felicidad plena. Pero desde el momento en que lo recibes, sientes una responsabilidad enorme, una exigencia que te persigue el resto de tu carrera.   

Desde 2015 al frente de tu restaurante homónimo. ¿Es fácil hacer cocina de estrella Michelin en Córdoba, más concretamente donde está ubicado tu restaurante?

C.J. La cocina de estrella Michelín no es fácil hacerla casi en ningún sitio. La cocina sabrosa y barata de nuestras abuelas se proyecta como un paradigma idealizado. Los establecimientos de cocina más creativa y actual, con formato gastronómico, tienen un nicho de mercado muy reducido. Necesitan más ciudad, más actividad económica, más cultura foodie, más globalidad. No es tan fácil en Córdoba como en Madrid o Barcelona.

Además, aquí se convive con una gastronomía muy enraizada en la ciudadanía, y de mucha calidad.

¿Qué hay de la historia de Medina Azahara y de Córdoba en tu cocina?

C.J. La gastronomía en Córdoba es patrimonial. ¿Qué quiere decir esto? Pues que se ha formado como consecuencia de la realidad e identidad histórica. Es una gastronomía que parte de un clima y de una tierra determinada, de una tradición agrícola y ganadera que los distintos pueblo y culturas que alguna vez fuimos han ido aportando, generando a su vez paisajes que albergan tradiciones, y modo de producción y se va formando la identidad propia, recetas, modos de vivir y, sobre todo, productos únicos. Ahí está mi cocina.

En un momento en el que la sostenibilidad es más que una moda, ¿cómo lo articulas tú en tu establecimiento?

C.J. Todos aquellos que cocinamos “territorio” somos sostenibles. Todos aquellos que interactuamos con productores locales, dentro de las posibilidades, somos sostenibles. Todos aquellos que evitamos poner en el plato referencias lejanas y de alto impacto en la huella de carbono, somos sostenibles. Todos aquellos que respetamos las reglas de juego establecidas por la regulación laboral, y que, además pensamos en la conciliación familiar, somos sostenibles. Luego, estamos atentos a implementar toda esa realidad con dinámicas y gestos que hagan posible que traslademos el planeta a los que nos sucederán en las mejores condiciones posibles.

Además de gran chef, también has ejercido la docencia. ¿Qué opinas de la enseñanza de cocina en la actualidad? ¿Crees que los jóvenes salen “bien preparados” para afrontar lo que es ser cocinero o cocinera hoy día?

C.J. La enseñanza de cocina, como toda disciplina humanista y cultural, está en constante evolución. No podemos enseñar con las mismas claves que hace 30 años. Ni 20, diría yo. Las técnicas nuevas, la tecnología al rescate, los nuevos retos sociales como la sostenibilidad, la nutrición… Hay que actualizarla constantemente. Y hay que encaminarla hacia una enseñanza dual. La experiencia sobre el terreno es esencial. El trabajo real te muestra una dinámica que ni imaginas mientras estudias: estrés, horarios, fines de semana y fiestas, tensiones de servicio, la interactuación en equipo etc. Hay mucha toalla arrojada entre los jóvenes que se incorporan y descubren ese mundo tan especial.

Hablemos de MEG. Desde 2018, la voz de las mujeres que nos dedicamos a la gastronomía, cocineras, productoras, enólogas, comunicadoras…, ha dejado de estar en la sombra ¿Cuál es tu balance que haces de estos años? ¿Cuánto ha cambiado el panorama? 

CJ. MEG ha supuesto un antes y un después en cuanto al papel que todas las mujeres, no solo aquellas que tienen alguna distinción, desarrollan en este sector. La asociación trata de dar visibilidad a todas aquellas que de otra manera seria mas difícil que la tuviesen.

En mi opinión, mientras solo se siga hablando de reconocimientos, guías, distinciones… Esto no va a cambiar, porque es una realidad que ellos atesoran muchas más. Hay que poner el foco en otros aspectos y valorar el talento, esté dentro de los cánones que marcan las guías, los críticos, la revistas o no, y eso es lo que hace MEG Aún así, nos queda mucho por andar….

¿Te imaginabas cuando empezaste en esta profesión que conseguirías un lugar dentro de la historia de la gastronomía en femenino?

C.J. Nunca. Todo se ha ido haciendo a baja temperatura y con cocción larga.

Un deseo de futuro.

C.J. Que la cocina que haga, siga siendo aquella que me sale del alma. Sin condicionantes.

Eugeni de Diego (Terrassa, 1984)  es uno de los chefs y restauradores más prolíficos de la saga de elBulli. Trabajó entre 2005 y 2011 en el restaurante de cala Montjoi y puso en marcha junto con Ferran Adrià elBulli Lab en Barcelona. Este chef emprendedor ha escrito libros, asesorado a restauradores… Pero siempre había tenido en mente abrir sus propios proyectos -incluso en aquella primera época como chef, trabajando en los fogones del mítico Ca l’Isidre-.

Y sus sueños fueron tomando vida. Primero fue Apluma, una exitosa cadena de restaurantes temáticos dedicados al pollo asado, le siguieron Tamae, el italiano Lombo, el Colmado Wilmot, y ahora, Pintarroja, una marisquería desenfadada ubicada en un pueblecito de Menorca.

De Diego, sin duda, tiene madera de emprendedor exitoso. Los agrupa bajo el paraguas de Ático Estudio Creativo, una incubadora de nuevos productos gastronómicos que “dan en el calvo”. Y esta nueva apertura parece estar llamada a ser una de las “must” del verano. La clave, una cocina sencilla, de plancha y vapor, honesta y sin florituras, muy al estilo de Diego. Pero basada en productos de máxima calidad, de temporada y de proximidad. El objetivo: “presentar la esencia de la isla en cada bocado”.

Eugeni, ¿cómo acabas en Mahón y por qué Pintarroja? ¿Qué te une a la isla?

E.D. Las Baleares son un tesoro, no es que nada me una a la Isla, pero ¿cómo no querer estar en un sitio tan idílico como Menorca?  Pintarroja es un proyecto que busca romper un poco el paradigma de las marisquerías formales, y que está centrado en el disfrute absoluto del comensal, tanto en recibir un servicio amable, como en una gastronomía sencilla, sin florituras. Es una apuesta que hemos hecho desde Ático Estudio Creativo, que genuinamente nos está dando muchas alegrías.

Cocina marinera, sencilla, informal… pero con tu toque especial ¿cuál es ese toque? ¿En qué detalles lo “cataremos"?

E.D. Como es muy representativo de mi estilo, carta corta basada en producto fresco, de calidad en su mayoría de la zona, y sin ser prohibitivo en cuanto a precio.  Buscamos que el comensal se sienta relajado, que comparta, y que se vaya con sensación de vacaciones. Nuestra obsesión es el cliente feliz.

El pescado de la zona… Pero, ¿hay tanto pescado “sostenible” para tanto restaurante en temporada alta en las Islas? ¿cómo se consigue?

E.D. Como concepto, un mínimo del 80% de los ingredientes de nuestro recetario incluye productos de la zona, no solo el pescado o marisco, si no todo el resto de productos que redondean la oferta como los aceites, vinos, ginebra, los quesos, embutidos, los tomates. También utilizamos mucho el recurso del fuera de carta, de esta manera nos podemos permitir comprar producto fresco a los proveedores de la zona. Nuestro propósito es realzar la zona tan maravillosa en la que nos encontramos a través de la gastronomía.

Desde Ático Estudio Creativo no has dejado de “crear” y de emprender negocio. Tamae Bar (2021), Lombo (2022), Colmado Wilmot (2023) y APluma… Tocas “todos los palos”. ¿Aún queda algo en la nevera para el futuro?

E.D. Tanto Ana Alvarado como yo, tenemos la suerte de poder probar conceptos diferentes, y tener buenos compañeros de viaje que nos permiten crecer con proyectos apasionantes. Evidentemente, no todo es perfecto y seguramente habrá algún error o algún concepto que no encaje por el camino, pero siempre que podamos seguir aprendiendo y creciendo, y tengamos salud ‘habrá nevera para el futuro.’

La experiencia, después de varios años, nos ha enseñado que lo más importante, a parte del concepto, es centrarse en lo que realmente quiere el cliente, que busca y a qué precio, por eso, el equipo de Ático está centrado en gestionar utilizando herramientas que permitan analizar con datos de manera tangible los restaurantes.

Ahora que ya has dejado Barcelona, Catalunya… ¿Dónde más te gustaría abrir un nuevo proyecto?

E.D. Honestamente, no lo sé, el mundo es muy grande y afortunadamente las oportunidades a nivel gastronómico son inmensas. Actualmente, estoy con un proyecto muy ‘divertido’ en Shanghai, basado en el cerdo ibérico como hilo conductor de la oferta. Abrimos hace un año y el proyecto ya ha generado interés en la Guía Michelin.

En una entrevista hace unos años dijiste: “La experiencia te da mucho, somos el resultado de lo que hemos hecho” ¿Qué hay de tu paso por elBulli en todos estos proyectos propios? ¿Y de Ca l’Isidre?

E.D. Definitivamente, lo dije hace años y lo continúo diciendo. Somos parte de lo que hemos vivido y eso se refleja en todo. Tanto en elBulli como en Ca l’Isidre, restaurantes tan emblemáticos como opuestos, hay dos cosas muy importantes que se ven reflejadas en mis proyectos: la pasión por lo que se hace y el amor por el cliente. En ambos proyectos se preocupaban por que las personas que viniesen se sintieran bienvenidas, como en casa y es algo que intentamos transmitir en todos nuestros proyectos.

Aunque tu formación es de cocinero, ahora eres más empresario y emprendedor. ¿Dónde te sientes más cómodo, en los fogones o en la dirección y emprendeduría?

E.D. Me siento muy cómodo en la creación de conceptos y en el I+D, es lo que más me apasiona. Ana, se centra más en la parte de comercialización, gestión y dirección, con lo cual en Ático formamos un buen equipo sin renunciar a las dos partes.

Hace unas semanas, en una entrega de premios, Ferran Adrià pidió más apoyo institucional a la gastronomía y a la hostelería catalana, y también destacó la necesidad de que haya “3 o 4 TOPS para tirar del carro”. ¿Qué opinas de esta afirmación?

E.D. Apoyo institucional y facilidades a la hora de crear negocios es fundamental, lo que está claro es que es un sector que ha sufrido mucho durante los últimos años.

Entiendo el concepto que explica Ferran, pero está claro que solo 3 o 4 tops no representan a todo el sector de la gastronomía. Creo que grandes compañías en el sector de la alimentación y restauración pueden mover mucho más el sector que sólo unos cuantos líderes, aunque estoy de acuerdo en que deben existir perfiles mediáticos que apoyen al sector.

Con tu gran experiencia como hostelero, como chef y comparándonos con otras ciudades de España (Madrid, específicamente) ¿Cuál es tu visión de la hostelería actualmente en Barcelona? ¿Falta talento? ¿Faltan emprendedores? ¿Falta, como decía Ferran Adrià, apoyo institucional para más aperturas?

E.D. En mi experiencia, falta más apoyo al pequeño emprendedor que es quien tiene el coraje. Pero, sin embargo, no necesariamente tiene el dinero suficiente como para poder crecer. Existen apoyo para start ups, para proyectos ‘semilla’ pero no hay un gran impulso para los proyectos de gastronomía como lo había hace unos años atrás.

También nos estamos enfrentando a un cambio generacional importante dentro de la restauración, nosotros tenemos la oportunidad de trabajar con chicos muy jóvenes y nos damos cuenta de que los valores son muy diferentes (que no mejores o peores) a los de hace algunos años atrás. Creo firmemente, que la generación actual de restauradores y/o empresarios del sector hemos de aportar más valor a la formación para que esta nueva generación que está empezando tenga las herramientas y valores para poder gestionar los negocios del futuro.