Es una de las chefs más mediáticas de la televisión catalana. Gessamí Caramés (l’Ametlla de Mar, 1992), de hecho, pensó en dedicarse a la interpretación mucho antes de descubrir que despuntaría en los fogones. Después de pasar por la alta cocina (Michel Guérard, Paolo Casagrande y Martín Berasategui) y ganar competiciones como barista, la cocinera empezó a presentar, junto a Marc Ribas, el programa de TV3 “Cuines”, lo que le catapultó al éxito popular. Apasionada de la cocina dulce y la repostería, Caramés regresó a su tierra donde regenta desde 2022, junto a sus hermanos, el restaurante Meleta de Romer. Es allí donde se ha reconciliado -aunque nunca se hubiera enfrentado- a la cocina más tradicional, la del producto más humilde y de proximidad. Es allí donde ha demostrado que el presente y el futuro pasa por la cocina sostenible, la que evita químicos y procesados, pero también la que es sostenible con la vida laboral de sus trabajadores.
Por todo ello, la chef fue distinguida en el Gastronomic Forum Barcelona con el premio a la cocinera más sostenible del año. Un galardón que llegó prácticamente junto al lanzamiento de su segundo libro, “Els ranxos de la Gessa”.
Mujer, joven, y de “les Terres de l’Ebre”, que no es precisamente una gran ciudad como Barcelona. ¿Se hace más difícil triunfar en la cocina con estos calificativos?
Siempre es un poco más complicado desde fuera de la capital. En general, todos los que trabajamos fuera de Barcelona lo tenemos más complicado, pero también tenemos la suerte de contar con una gran riqueza y rasgos que nos hacen especiales y únicos. En mi caso, fue mi manera de hablar, que me ayudó muchísimo a tener la oportunidad de poder trabajar en la televisión, por ejemplo.
De hecho, eres asidua de eventos culinarios como la presentación de l’Oli Nou de la DoP Oli Terra Alta, o en GastroMar y GastroEbre. ¿Cuál ha sido la receta que te ha llevado hasta tan alto en la cocina y la restauración en Catalunya?
Los ingredientes de esta “receta” son la ilusión, las ganas de aprender y las ganas de mejorar día a día, de conseguir cosas nuevas que me hagan ser mejor. Pero también la paciencia, la perseverancia… Aunque sin duda, son la pasión y la ilusión los ingredientes fundamentales para conseguir lo que una quiere en la vida.
¿Cómo acaba una estudiante de Comunicación Audiovisual presentando un programa de cocina, regentando su propio restaurante y escribiendo exitosos libros y recetarios?
Yo siempre había querido estudiar teatro, pero llegó un momento en que la vida me llevó a estudiar Comunicación Audiovisual. Pero con el tiempo, me di cuenta de que yo, en mis ratos libres, para relajarme y evadirme, estaba siempre en la cocina. Fue como un click en la vida y me di cuenta que lo que me gustaba como hobby podía ser también mi mundo profesional. Entonces decidí estudiar cocina, con muchísimas ganas, alegría, ilusión… Porque estaba consiguiendo lo que siempre había querido. Era el momento de trabajar, estudiar, coger todo lo que podía y llegó la oportunidad de hacer un casting para el programa “Cuines”. Lo hice y me cogieron. Y de ahí, pues, llegó todo el resto. El éxito y conocimiento por todo el mundo de Gessamí, como copresentadora de “Cuines”. Ya gracias a eso, pues también he podido escribir un par de libros, tengo un proyecto del restaurante que ha sido lo más arriesgado, pero lo más personal y bonito que he hecho hasta ahora. Y al final es eso, es encontrar tu camino, y aprovechar las oportunidades que se te presentan y estar preparada para ellas.
En la era de Instagram y de TikTok, alguien como tú, joven y con gran dominio de los medios audiovisuales, decides sacar un segundo libro, esta vez de recetas. ¿Cómo es que has apostado por “el papel”?
En realidad me gusta mucho el mundo de las redes sociales para transmitir contenido, pero nunca he tenido mucha paciencia para esas cosas. Creo que hay gente que tiene un don para ese mundo. Si tuviera más tiempo me dedicaría más a ellas. Y no es que haya apostado más por el papel, pero sí creo que los libros nunca deberían desaparecer. Yo siempre había tenido esa ilusión de tener un recetario propio. De hecho, creo que todos los cocineros siempre deberíamos tener un recetario propio, ya sea en forma de libro y publicarlo, o simplemente como un compendio de recetas, para tenerlo a mano y revisarlo. Y no reniego del formato audiovisual, pero es más efímero y más difícil de conservar. Un libro es un gran material para tener esa información siempre allí.
En tu último libro, “Els ranxos de la Gessa”, reúnes 62 recetas marineras. ¿Cuál de ellas es la que más ilusión te hace haberla “inmortalizado” y por qué?
La del tartar de gamba roja, porque cuando la hice, sabía los ingredientes, cómo se preparaba, pero no sabía cómo iba a emplatarlo… Y cuando lo hice me di cuenta de que era el emplatado más bonito que había hecho nunca. Me encantó. Creo que es una receta muy sencilla y el emplatado es tan elegante que cualquiera puede hacerlo. Me sorprendió mucho.
¿A quién le debes tu pasión por la cocina marinera?
Supongo que a mi abuelo, que era pescador. Siempre he tenido en mi casa tradición marinera, de cocina de abordo. Mis abuelos siempre cocinaban con pescado. Y ya sea entre semana, con pescados más asequibles, como los días festivos, con pescados más nobles. Así que es eso, realmente, tanto la tradición de cocina marinera del Mediterráneo, como también el hecho de que han sido los platos de mi infancia.
¿Crees que en la restauración moderna se olvidan demasiadas veces de las raíces?
Cada vez menos. Eso pasó en un momento en el que la verdadera cocina desaparecía detrás de la técnica. Cada vez se tiende más a recuperar el sabor en el plato, el sabor y el aroma. A partir de ahí buscamos unas técnicas que puedan sorprender, un aspecto… pero lo importante es el sabor y el aroma. Siempre partimos de la base de la tradición y luego podemos fusionar culturas, probar mezclas de sabores, aplicar técnicas… pero siempre desde la base tradicional.
Este pasado noviembre fuiste nombrada Mejor Cocinera Sostenible en el Gastronomic Forum Barcelona. ¿Qué es para ti la cocina sostenible?
Para mí la cocina sostenible en un restaurante abarca muchos aspectos. Primero, el producto, que tiene que ser que deje la mínima huella de carbono. Un producto cercano, de proximidad. Pero también intentamos trabajar minimizando la huella, por ejemplo, no limpiamos con químicos, usamos ozono. Y tenemos muy clara la gestión de residuos. Aparte tenemos la “manía” de tener esa sostenibilidad humana: nuestros trabajadores no hacen más de 40 horas semanales. Porque algo que parece tan obvio, en hostelería se cumple muy pocas veces. Y nosotros queremos que nuestros trabajadores tengan conciliación familiar.
Cada vez conseguir productos de proximidad puede ser más difícil. La “pagesia” cada vez es más escasa, y ni qué hablar de los problemas de la mar y de los pescadores. ¿Crees que hacer cocina de producto y de proximidad será más difícil en el futuro?
Yo creo que debería ser lo más fácil y lógico. El transporte de cualquier producto encarece la producción final. Pero es cierto que cada vez hay menos relevo generacional en el campo, y que la agricultura de proximidad está en peligro, porque cada vez más se ven mal pagados. Por eso, se va a ir perdiendo, pero por otro lado, todos necesitamos ese sector primario. Y como al final es una cuestión de oferta y demanda, veo que en el futuro todos esos productos se van a encarecer, porque habrá menos oferta. Yo espero que no se pierda la proximidad, no tiene sentido.
Con tu éxito y tu figura mediática, ¿te has planteado ir a una gran ciudad a abrir restaurante? ¿O a asesorar algún gran hotel o restaurante de hotel?
Ni me lo he planteado ni me hace mucha ilusión. Con el restaurante que tengo en l’Ametlla tengo más que suficiente. Me siento muy agradecida con lo que he podido construir hasta ahora. No tengo esas ganas de tener tres o cuatro negocios, porque yo quiero estar en ese negocio, quiero estar al lado de los trabajadores y hacerles sentir bien y hacerles crecer. No niego en el futuro abrir otro tipo de negocio, pero sin más. Lo que sí me gusta mucho es la docencia. Cuando hago un showcooking me encanta, porque estoy en contacto con la gente, me preguntan, les enseño… Eso me da mucha satisfacción.
¿Cuál es la receta que esperas “cocinar” en tu futuro?
La verdad es que mi sueño siempre había sido tener un restaurante y que funcionase. Ahora lo tengo, pero mi próximo objetivo es que funcione y que lo haga sin depender de mí. Que yo pueda estar simplemente mirando, por ejemplo, y que todo vaya como la seda.Y tengo la esperanza de que pueda mantenerme en este mundo, en el de la gastronomía, porque es lo que me hace feliz. No quiero perder nunca la ilusión por la cocina, salga el proyecto que salga. Estoy abierta a nuevos proyectos, pero siempre en este mundo de la gastronomía.