Pastelería

La pastelería en España va en ascenso. Prueba de ello es que cada vez hay más establecimientos con renombre que aportan un producto artesanal y de calidad. Es el caso de Jon Cake, el proyecto del chef pastelero Jon García, centrado en la elaboración de pasteles de queso de altísima calidad al estilo vasco, destacando por la gran variedad de quesos que se utilizan en las elaboraciones.

Jon García ha pasado en unos años de ingeniero aeronáutico a pastelero, y en sus obradores en Barcelona, siempre hay colas para obtener alguna de sus sabrosas tartas de queso. La calidad del producto parte de la voluntad de García desde el principio en hacer pedagogía de la gran tarea de productores artesanos nacionales e internacionales y dar visibilidad al valor de este trabajo.

Ahora, tiene nuevos retos como abrir un local más grande en el Borne y seguir colaborando con  Iberconseil, una de las principales distribuidoras especializadas en quesos europeos del país. Por esto cuenta, en ocasiones, con tartas de quesos internacionales, poniendo el foco en aquellos países menos conocidos.

Precisamente, y en forma de edición especial, y disponible durante una semana, Jon Cake propone un recorrido por queserías de Grecia, Austria, Alemania, Inglaterra, Holanda, Noruega, Dinamarca y Bélgica, disponibles según calendarización desde finales de octubre hasta mediados de diciembre, en su tiendas y obradores.

Un recorrido con 8 paradas en diferentes áreas queseras, conocidas por su tradición y expresión del terroir de forma artesanal, seleccionando un queso representativo por cada zona quesera europea. Desde Grecia (Feta DOP Dodoni), Alemania (Alp Blossom), Austria (Ländle Montforter), Inglaterra (Leicestershire Red Viejo), Holanda (Gouda Beemster Royal Grand Cru), a Noruega (Gudbrandsdalen), Dinamarca (Nordsee) a Bélgica (Brugge Fleuron).

La pregunta es obligada, de ingeniero aeronáutico a pastelero… ¿Cómo y por qué este cambio?

Yo realmente fui hacia la cocina y acabo en la pastelería. Siempre me gustó mucho comer y cocinar. Mi abuelo era cocinero (de un trasatlántico), en la familia teníamos restaurantes, así que me encantaba. Con diez y ocho años quería estudiar cocina, pero la familia me avisaba de que era muy duro, un sector complicado, que podía estudiar y cocinar en mi tiempo libre…

Así que hago ingeniería aeronáutica, acabo, trabajo, y al final hay un momento, sobre los 27 años, que decido darle una oportunidad. Estudié cocina aquí un año en la Escuela Bellart, haciendo cocina y pastelería. De aquí me voy a La Tasquería, donde toco las dos partidas, me voy a Lera, al Celler de Can Roca, etc., hasta que llega la pandemia y todos a casa.

Entonces hice pruebas en casa de pastel de queso. Mi parte de cocinero aquí se nota, porque hay mucho queso, es menos dulce y tiene una parte más salada. Al final, intento juntar las dos cosas, pero la respuesta corta es "pasión". A mí me ha gustado siempre, y compañeros de universidad me animaban a abrir mi restaurante. No era una cosa imprevisible, pero cuesta dar el paso.

Tus tartas de queso son famosas, a veces cuesta conseguir una, ¿Cuál es el secreto del éxito de Jon Cake?

Es complicado porque empecé yo solo. Para mí lo fundamental es la calidad. Tiene que ser un producto excelente. Después, es cierto que, durante la pandemia, no había muchas historias bonitas "gastro", y ésta era una de ellas.

También me ha ayudado haber trabajado en El Celler de Can Roca, mi background de “un ingeniero aeronáutico haciendo pasteles”… Todo esto ayuda a una difusión, pero al final es el producto. Centrarnos en la excelencia y en que sea bueno, en vez de vender cantidad.

He tenido muchas oportunidades de poder crecer más, pero -para que te hagas una idea- cuando los fines de semana nos quedábamos sin producto, una solución era producir martes, miércoles, jueves y viernes, guardar todo lo que habíamos producido y venderlo el sábado.

Esto lo hicimos una semana. A la semana siguiente, ya no, porque el sábado yo probaba el pastel hecho el jueves y lo notaba, era diferente. Es cierto que quizás el público general no lo diferenciará, pero hay diferencia entre un producto de 9-10 y uno de 7,5.

Elaboramos artesanalmente, cada día todo desde cero… Producto, no correr, tener un buen equipo detrás, no volverte loco. También he tenido la suerte de estar yo solo como socio, no he tenido a nadie ejerciendo presiones externas. Si hubiera habido un fondo de inversión o un capital, seguramente estaría en Dubái o en Singapur, porque me han llegado ofertas para ello.

Podría hacer algún proceso industrializado y vender más, pero la gracia es que sea un producto exclusivo, que está en Barcelona, y no en todo el mundo.

¿Qué es Jon Cake & Wines y por qué decidiste abrirlo?

Todo nace, al principio, porque la gente nos preguntaba dónde había una cafetería para comer este pastel. Y nosotros recomendábamos vinos. Empezamos a hacer catas, primero con cava y luego con vinos, y vimos que funcionaban muy bien. Había una demanda muy grande de gente que quería sentarse y comer algo, y el vino era el acompañamiento perfecto y debía estar presente.

Encontramos un local donde se puede beber vino, también hay café, pero la idea es pastel de queso y vino. Un local donde la gente se pueda sentar, juntar el vino con el pastel.

Por ejemplo, ¿Qué vinos maridan con tu pastel de queso clásico?

Siempre tiendo a un espumoso suave, un Pet Nat, un ancestral, un cava joven. Los vinos blancos también funcionan, con su acidez… Claro, depende del pastel. Sobre todo, siempre vamos hacia los vinos blancos, los tintos suponen un reto mayor, porque hay una interacción entre los taninos y la proteína, que genera algo que no funciona.

Con pasteles muy intensos, vamos a buscar algún dulce, algún tokaji, cosas más especiales… Quizás un tinto suave, sin mucha madera, pero es complicado. También intentamos hacer propuestas que tengan algo especial. Para mí, saliendo de los blancos, el Jerez es el que funciona mejor. Amontillados, Palos Cortados…

El mundo de la pastelería es cada vez más reconocido en la restauración general. ¿Por qué se le da tanta importancia?

Es algo que ha sido denostado, pero sinceramente no sé el motivo. Ahora hay un "boom" de la pastelería industrial que venden cantidad y no calidad. Pero también, más pastelería artesana que vende un producto diferencial. Además, estamos en un país donde la cocina y la pastelería tienen mucha relevancia, y creo que cada vez más hay proyectos pequeños que van creciendo, y se intentan diferenciar. Y los concursos, como el del croissant o el del panettone, también ayudan a que haya más pastelería.

Pero todavía falta. Por ejemplo, la Academia Catalana de Gastronomía no da un premio al mejor pastelero. Es curioso, y creo que habría que intentar que también hubiese este reconocimiento. Hay figuras importantes dentro del mundo de la pastelería, y quizás no tienen el reconocimiento que merecen a nivel de premios. Falta visibilidad.

¿Qué retos tienes por delante?

El primero es abrir nuestro segundo local en El Born, poder trabajar tranquilamente y abastecer a toda la demanda que tenemos. Y después, en cuanto a salir fuera, la idea está ahí. A mí me encantaría, pero tampoco abriríamos 25 locales en España. No es lo que me interesa. Seguramente un local o dos en ciudades concretas. Me veo antes en Bilbao, por decir algo, o incluso en Londres o EE.UU. que no abriendo muchos locales.

Crecer, pero de manera estructural y organizada, dentro de lo que tiene sentido para nosotros. Como decía, no hay ningún fondo ni inversor, soy yo, que empecé con 400 euros, una ayuda de mis padres y poco más, y esto me ha permitido ir creciendo, pero siempre de manera orgánica y controlada.

El municipio de Flix, en Ribera d’Ebre, Tarragona, volverá a convertirse en el epicentro del mundo pastelero, la cocina dulce, los helados y los postres con la séptima edición de GastroEbre, renombrado este año como GastroDolç Flix.

El certamen, que se celebrará del 20 al 22 de octubre en el Mercado Municipal de Flix, contará con algunas de las figuras más reconocidas del universo “goloso”, como, por ejemplo, Oriol Balaguer, Miquel Guarro, Pau Carranza, Toni Vera o Gessamí Caramés. Todos ellos ofrecerán sesiones magistrales y demostraciones culinarias en directo, para reivindicar el papel protagonista de la cocina dulce en la gastronomía.

Algunos de los maestros pasteleros del país han escrito páginas en la historia de la cocina catalana, pasteleros como, por ejemplo, Jordi Butrón. Precisamente, GastroDolç Flix ofrecerá el martes 22, un reconocimiento a la trayectoria del creador del Espai Sucre, el primer restaurante de postres del mundo y primera escuela de cocina con formación específica en pastelería de restaurante.

Butrón (1967), que antes pasó por ElBulli, Pierre Gagnaire, Hôtel de Crillon o Michel Bras, ha entrado a formar parte del grupo de los grandes artífices de la revolución culinaria catalana. Durante sus 25 años de trayectoria recibió numerosos premios como el de Mejor Pastelero de Cataluña o el Prix ave Chef Pâtissier por la Academia Internacional de Gastronomía. A pesar de que cerró las puertas de su establecimiento este julio, el maestro pastelero sigue compartiendo sus conocimientos y su pasión por la pastelería, y lo hará también en GastroDolç Flix.

Grandes profesionales del dulce, la pastelería y los helados, en Gastrodolç

Este 2024, GastroDolç Flix volverá a armonizar la cocina dulce tradicional y la pastelería de vanguardia gracias a las masterclasses y demostraciones en directo de grandes figuras del mundo dulce de varias generaciones.

Tres jornadas que endulzarán el municipio de Flix y las pantallas (se podrá seguir en directo desde GastroEvents online en YouTube).

El certamen se abrirá el domingo día 20 por la tarde con uno de los “imprescindibles”: Oriol Balaguer. Mejor Chef Pastelero 2018 por la Academia Internacional de Gastronomía Internacional Relais Desserts, Balaguer volverá al escenario de Flix para compartir con los asistentes su sensibilidad, percepción, lujo y sofisticación creativa.

Le seguirá el anfitrión del certamen, el pastelero de Flix Pau Carranza, de la Pastelería Larrosa (Mejor Pastel de Queso 2024 y Mejor Pan de Sant Jordi de Cataluña 2024). Y, antes de la tradicional merienda popular, la cocinera más televisiva y “dulce” del territorio, Gessamí Caramés, subirá al escenario para hacer una demostración culinaria y enseñar algunos secretos que practica en la cocina de su restaurante, Meleta de Romer, en l’Ametlla de Mar.

GastroDolç Flix, que se celebra gracias a la colaboración de la DOP Oli Terra Alta y el Ayuntamiento de Flix, contará con otros grandes maestros del dulce. Por ejemplo, la segunda jornada la abrirá una de las grandes estrellas del certamen, Miguel Guarro, que ofrecerá una sesión de pastelería creativa contemporánea. Mientras que el certamen se clausurará el martes con el showcooking del tricampeón Mejor Cruasán de Mantequilla de España, Toni Vera.

El certamen también contará con profesionales de la talla de Víctor Torres, chef de Les Magnòlies* y Quirat*; Llorenç Peral, pastelero del Gran Hotel Mas de Bruno; o Ricard Martínez, Creative Pastry Chef.

Además, Paula Domènech llevará al escenario la pastelería vegana, sin lactosa y sin gluten, mientras que joven pastry chef Ruth Cou, responsable del Máster de pastelería y cocina dulce en el Basque Culinary Centre, ofrecerá una demostración de pastelería de autor.

Este año, la heladería creativa vendrá de la mano de Jordi Guillem, de Realice Gelats, y también de uno de los heladeros más conocidos del territorio, Hervé Corvitto, de Gelats d’Angelo.

GastroEbre nació en 2018 en Horta de Sant Joan (Terra Alta), con el objetivo de promover y difundir los productos y la gastronomía de las Tierras del Ebro. Este 2024, se decide renombrar el certamen como GastroDolç Flix, no en vano, se cumplen cuatro años consecutivos que el evento está dedicado exclusivamente a la cocina dulce y a la pastelería.

Un año más, dos nuevos productos de los maestros pasteleros alemanes de Erlenbacher han sido galardonados con importantes premios internacionales. Se trata de los recién estrenados Pasteles de Fresa Crujiente y Trueno de Chocolate que han conseguido dos estrellas en el prestigioso Superior Taste Award del International Taste & Quality Institute (iTQi, Instituto Internacional de Sabor y Calidad) de Bruselas. Son dos pasteles innovadores que combinan la pastelería clásica con la vegetal.

El Superior Taste Award es el concurso más importante del sector, que sigue el modelo de las famosas estrellas Michelin. Alrededor de 200 chefs y sumilleres, miembros del jurado profesional, conceden estos premios a partir de una cata a ciegas de los mejores productos del sector, que no compiten entre sí. Los criterios sensoriales evaluados son la primera impresión, el aspecto, el olor, el sabor y la textura.

Es la 15ª vez consecutiva que el líder europeo del mercado fuera del hogar de la pastelería congelada demuestra su fuerza innovadora y la alta calidad de sus productos con estos premios.

Una jugosa base de brownie, esponjosa crema vegetal y crujientes capas con aspecto de naked cake: los nuevos convenience cakes de Erlenbacher impresionan en todos los sentidos, tanto visualmente como por su sabor.

Combinan diferentes texturas, ingredientes veganos y no veganos y están especialmente altos y profusamente decorados. Dos productos innovadores que conquistarán nuevos mercados. "Queríamos desarrollar una gama innovadora que respondiera a los gustos internacionales. Porque allí crece el interés por los pasteles", explica Fritz Kellermann, director comercial y gerente de Erlenbacher.

Pasteles que entran por los ojos

Han investigado y analizado mucho para obtener tales creaciones. ¿Qué es importante en el extranjero? ¿Qué valoran los clientes en el ámbito de pasteles? El resultado estaba claro: "Enseguida nos dimos cuenta de que teníamos que centrarnos en lo que llamara la atención. Tartas opulentas y decoradas que crearan un auténtico efecto sorpresa", afirma Jette Weigel, responsable de Brand Marketing de Erlenbacher.

Además de la apariencia, el especialista en pasteles ha reconocido la importancia de las texturas. “Los buenos pasteles y tartas apelan a tantos sentidos como sea posible al mismo tiempo”, afirma Fritz Kellermann. Por eso, Erlenbacher apuesta por el atractivo multisensorial.

Las capas cremosas y crujientes deben impresionar al mismo tiempo. ¿Y el sabor? El chocolate y la fresa son los protagonistas. Dos sabores populares en todo el mundo.

Lo más destacado de los pasteles Trueno de Chocolate y de Fresa Crujiente es la alternativa de nata casera. Es especialmente cremosa y mantiene los dos pasteles en perfecto estado durante mucho tiempo.

"Queríamos desarrollar un pastel moderno e internacional, por lo que la nata convencional no era nuestra primera opción. Con nuestra nata vegetal, queríamos ofrecer una nueva opción de sabor que hiciera las delicias de los clientes", afirma Fritz Kellermann.

Opulentos, con fresa o chocolate: Erlenbacher

En definitiva, los pasteles Trueno de Chocolate y de Fresa Crujiente combinan lo mejor de la repostería vegana y tradicional. La mezcla consciente de ingredientes veganos y no veganos crea una experiencia de sabor completamente nueva. Y atrae sobre todo a los jóvenes, que quieren comer de forma consciente sin dejar de disfrutar.

El Pastel Trueno de Chocolate es realmente contundente. Aquí, las cremas chocolatosas y claras se amontonan sobre una jugosa base de brownie. Las pepitas de chocolate intenso aportan un efecto crujiente. El chocolate negro gotea sobre el borde a modo de cobertura. Este extravagante pastel tiene bien merecido el Superior Taste Award.

El Pastel de Fresa Crujiente impresiona con su esponjosa crema de fresa, su crujiente base de muffin red velvet y su goteo de chocolate blanco. El moderno aspecto de tarta desnuda muestra las seis capas y hace que este pastel atraiga todas las miradas en cualquier vitrina. También ganó una estrella en el Superior Taste Award.

Instituto, premio y jurado

El Instituto Internacional del Sabor y la Calidad (iTQi), con sede en Bruselas, es la principal organización gastronómica dedicada a evaluar y promover alimentos con un sabor excepcional en colaboración con chefs y sumilleres independientes. El jurado del iTQi está formado por más de 200 chefs y sumilleres de renombre procedentes de 15 asociaciones y organizaciones gastronómicas y sumilleres europeas.

Los productos se catan a ciegas, lo que significa que los catadores no conocen la marca, el nombre del producto ni su origen. Sólo reciben una breve descripción de la categoría del producto. La calidad organoléptica de cada producto se evalúa siguiendo un enfoque sistemático basado en los 5 criterios del análisis sensorial hedónico internacional: primera impresión, visión, olfato, gusto, textura (alimentos) o sensación final (bebidas). Cada miembro del jurado evalúa y puntúa el producto por su cuenta, en silencio y sin comunicación con otros miembros del jurado.

Manejo fácil, descongelación rápida en Erlenbacher

Los nuevos pasteles premium con crema vegetal son fáciles de manejar. Están precortados en 12 porciones que se pueden extraer de la caja individualmente. De este modo, el hostelero puede calcular exactamente según sus necesidades.

La Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (ASEMAC) acaba de presentar los datos económicos del último ejercicio, e indica el ligero incremento en la producción de masas congeladas.

Por segmentos, la bollería y pastelería crecen un 7%, mientras que el pan lo hace en un 1,2%. Durante 2023, se produjeron 973.034 t. de masas congeladas, un 2,45% más que en 2022, cuya cifra ascendió a las 949.754 t.

Ello se ha traducido a su vez en un aumento de un 13,47% en la facturación, pasando de 1.661,14 M€ en 2022 a 1.884,92 M€ en 2023, en este caso, debido a la inflación registrada a lo largo del último año.

Según los últimos datos de ASEMAC, la producción de pan en base a masas congeladas en España alcanzó un volumen de 754.818 t. en 2023, lo que supuso un ligero aumento de un +1,2% respecto a los datos de producción de 2022.

En lo que respecta a la bollería y pastelería, la producción del 2023 alcanzó un volumen de 218.216 t., registrando una variación del +7,04% con respecto al año 2022. En lo que a facturación se refiere, el pan, con un aumento de un 10,17% con respecto a los datos del 2022, ha registrado un total de 1.089,42 M€.

Mientras, el segmento de la bollería y la pastelería ha facturado 795,5 M€, lo que supone un aumento del +18,33% con respecto al 2022.

“Nos hemos quedado muy cerca de los volúmenes de producción de masas congeladas previas a la Covid. Estamos satisfechos, teniendo en cuenta todo lo que ha ocurrido en el año 2023, como las fuertes tendencias inflacionistas, los incrementos de precios de materias primas estratégicas (cereales, oleaginosas, azúcar, cacao…) y los consecuentes cambios en el consumo”, ha destacado Jorge de Saja, secretario general de ASEMAC.

a la izquierda, el director general de Alimentación en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, José Miguel Herrero. A la derecha, el director general de ASEMAC, Jorge de Saja.

Sus responsables han puesto en valor la adaptación de la industria a los cambios legislativos que afectan al modelo de producción de la industria.

La panadería aumenta en el sector de la restauración

ASEMAC ha destacado que el consumo del producto vinculado a la hostelería y la restauración ha crecido gracias al aumento del turismo en España durante el año pasado, mientras que ha lamentado que el consumo de pan en el hogar no deja de decrecer.

El director general de Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, José Miguel Herrero, ha comentado el papel de la industria alimentaria en el conjunto de la economía española: “Es cierto que los hábitos alimentarios van cambiando, pero si bien el consumo de pan está bajando en los hogares en valor absoluto, podemos decir que desde el año 2019, con la actualización de la Norma de Calidad del Pan, hay una revolución del pan en España”.

Reducción de sal y azúcares

En este tiempo, la industria ha cambiado y se ensalzan las estrategias de reducción de sal y azúcares llevadas a cabo por la panadería, bollería y pastelería, “con productos más adaptados a los perfiles de los consumidores, que leen más la composición de los alimentos, están más formados y buscan los alimentos con perfiles nutricionales acorde a las nuevas exigencias”.

Evolución de los últimos 8 años

Teniendo en cuenta la variación del periodo que va entre el año 2016 al 2023 en lo relativo a la producción total, las cifras del año pasado son un 5,1% superiores a las de ese año, demostrando un crecimiento muy constante en el sector en lo que a producción se refiere, con una tendencia siempre positiva a excepción de los años 2020 y 2021, que se vieron gravemente afectados por el impacto de la crisis sanitaria.

La variación en lo que respecta a la producción de pan en toneladas, del 2016 al 2023, ha sido de un -1,66%. Por el contrario, el dato en cuanto a la variación de la producción de bollería representa un +37,89%.

Desde hace casi 24 años, Espai Sucre es una escuela de pastelería con un modelo de enseñanza propio y único, la primera con formación específica en pastelería de restaurante. El conocimiento del sabor es su prioridad y algo que les distingue del resto de las escuelas de esta temática. Sobe su método, nacimiento y retos, nos comenta el creador y director de Espai Sucre, Jordi Butrón, en esta entrevista.

Espai Sucre fue una de las primeras escuelas de pastelería a nivel nacional, hace más de 20 años, ¿cuál es su importancia y cómo ha evolucionado al paso de los años?

Nacimos hace casi 24 años, y fuimos la primera escuela en el mundo en crear un sistema pedagógico para enseñar pastelería de restaurante. Si ahora la diferencia entre pastelería de restaurante y de tienda no está muy clara, imagínate hace 24 años. Paralelamente, abrimos el primer restaurante de postres del mundo.

En estos años ha evolucionado, los alumnos han ido haciendo "evangelización" de este nuevo oficio y del sistema pedagógico, y eso ha ayudado a que la situación de la pastelería de restaurante se valore más.

Para mí, como profesor, es un orgullo viajar y ver que los alumnos de otras promociones están en los grandes restaurantes de España y en algunos del mundo, como prescriptores y como creadores de los postres de las casas donde trabajan.

¿Cómo defines al método Espai Sucre?

Es una herramienta de apoyo, de ayuda, en el proceso creativo. Lo que yo no estoy de acuerdo es esa idea, que a mí me parece una falacia y una estupidez, del creador loco, que por la noche te ilumina Santa Teresa y "¡Oh! ¡Soy creativo! Evidentemente, la creatividad hay que explicarla, pero debe tener algunas herramientas para que el alumno pueda hacerlo y analizar el proceso creativo, y aquí es donde entra Espai Sucre y el método Espai Sucre.

Y no deja de ser una ayuda que coge al alumno de la mano. Durante el proceso creativo, todas las preguntas que el alumno se hace, el método Espai Sucre ya se las ha hecho antes, porque como tenemos que crear postres para Essence, el restaurante de postres que está abierto al público en nuestra escuela, como yo me he planteado esas dudas, ya se las explico y se las soluciono al alumno.

Básicamente, el método se basa en tres macrodecisiones. La primera es escoger los sabores, los ingredientes, la elección más importante. Crear una estructura de sabor equilibrada y compleja. Dos, escoger las técnicas. Vivimos en una cultura multitextural y a todo el mundo nos encanta encontrar algo cremoso, aéreo, algo frío, crujiente. Por lo tanto, eso es importante. Y la tercera, disponer la comida en una superficie, el emplatado, que hasta hace cuatro días daba la sensación de que era un aspecto que solo englobaba o tenía importancia a nivel estético, pero en función de cómo y qué te comes con qué y en qué momento, el sabor final de ese plato es distinto.

Estas tres macrodecisiones, que son la piedra angular del método Espai Sucre, las tiene que tomar cualquier persona que se dedica a algo de la gastronomía, ya sea un coctelero, un cocinero, un pastelero de tienda o de restaurante, porque todos tenemos que escoger el sabor, la técnica y la disposición. Por lo tanto, el método Espai Sucre es aplicable a toda disciplina que crea algo comestible, no solo a pastelería de restaurante.

Como señalas, tenéis el primer restaurante de postres del mundo, Essence, ¿qué es y qué podemos encontrar en él?

Es el restaurante abierto al público de nuestra escuela, con solo tres servicios a la semana: el viernes por la noche, el sábado al mediodía y el sábado por la noche. Las reservas se pueden hacer exclusivamente online en www.espaisucre.com, y se encuentra una comida donde todo es dulce. Hay algún aspecto salado para abrir boca, pero el 80% es un menú de postres de restaurante donde siempre hay un leitmotiv, una idea que se va desarrollando a partir de esos postres.

Mientras se come, hay unas proyecciones donde explicamos de dónde salen las ideas. En el caso de los alumnos, no solo de lo que comen, sino de lo que hacen, y para los clientes, que sepan que la creación tiene una motivación, un método y, sobre todo, una explicación. El proceso creativo debe ser explicado.

¿Qué bases ofrecéis a los que quieren formarse en este sector?

Lo que nos diferencia básicamente de otras escuelas es que el alumno sale con un sistema ordenado, taxonomizado… todo absolutamente por pasos, del proceso creativo. Nosotros no le obligamos a hacer postres raros o normales, ni tradicionales ni creativos, nosotros le enseñamos un método a partir del cual el alumno se puede expresar de forma que él es libre de utilizar los ingredientes que quiera, pero siempre explicando por qué esos ingredientes, por qué esas técnicas y por qué a la derecha o a la izquierda. Todo tiene un porqué, una explicación, y eso es lo más difícil, porque hasta ahora nadie era capaz de explicar estas cosas. Nosotros lo hacemos y eso es lo que obligamos a que hagan nuestros alumnos.

¿Qué debe tener un buen pastelero hoy en día?

Un buen pastelero -y un buen cocinero- debe tener ganas, ilusión y curiosidad gustativa. Este oficio no acaba cuando sales del restaurante, del trabajo, o sales de una escuela. La curiosidad gustativa es perenne, es siempre. Cuando viajo, a mis 56 años, monto mis viajes en relación a pastelerías, cafés, restaurantes, supermercados… Si voy a cualquier país, no como nada español, quiero saber a qué huelen, qué comen, qué ingredientes, de qué se rodea la gente del país. La curiosidad debe ser algo absolutamente eterno.

Se ha evolucionado en el sector, pero queda mucho, ¿en qué momento está España hablando de pastelería para la hostelería?

La pastelería hace ya años que en España somos punteros, más en pastelería de restaurante que de tienda, porque en esto Francia nos lleva muchos años de ventaja. De hecho, casi toda la técnica, conceptos, vocabulario, que se utiliza en pastelería es del mundo francés. Y, claro, aquí hay grandísimas pastelerías de tienda, pero en grandes ciudades. A nosotros no nos falta calidad, sino cantidad.

Y en cuanto a pastelería de restaurante, yo creo que es al revés. Aquí la pastelería de restaurante, como no teníamos ningún bagaje, ni normas, ni en qué mirarnos, nos hemos atrevido a hacer cosas que, en el mundo francés, donde todo está tan taxonomizado, tan controlado y ordenado, pues les ha costado más, porque tienen demasiadas normas. Nuestra creatividad se ha desbordado, y eso nos ha dado un nivel fantástico.

Cada vez hay más pasteleros españoles reconocidos, ¿trabajan aquí, se van fuera, hay espacio para ellos en el país?

Por suerte, los grandes pasteleros españoles se quedan aquí en el país. El espacio siempre se lo tiene que crear también uno personalmente. ¡Y lo hay! Es más fácil crear tu propio mundo, tu propio negocio en una gran ciudad, es evidente, y hay grandes pasteleros a los que les cuesta, pero es como en cualquier otro oficio. No creo que el mundo de la pastelería sea más fácil o más difícil que otros oficios. Pero se quedan en España, y eso lo que hace es subir el nivel del oficio, claro.

¿Por qué todavía hay pocas escuelas especializadas pastelería como Espai Sucre?

A nivel histórico, somos un oficio muy nuevo, y aún hay muy poca biografía. La gente aún cree que somos pasteleros de tienda o también nos llaman cocineros dulces. Yo, ni soy pastelero de tienda ni soy cocinero dulce. Es un nuevo oficio con unas nuevas normas, unos nuevos códigos, un nuevo lenguaje, y eso poco a poco hay que instaurarlo. Llevamos 24 años picando piedra y poco a poco eso se va afirmando, se va acuñando como algo que es así.

¿Cuáles son los hándicaps de los restaurantes a la hora de contar con buenos postres?

No creo que haya hándicaps para apostar por buenos postres. Podría ser que haya poco personal especializado en esta nueva disciplina, y eso hace que los pasteleros de restaurante con verdadero nivel estén muy buscados. A mí, cada dos por tres me llaman de los grandes restaurantes de España para que les envíe el mejor alumno de cada promoción, porque hay un déficit en este tipo de personal; es algo muy especializado.

Estudié cocina y tenía un profesor de pastelería que siempre me decía que un buen postre puede arreglar una mala cena, y un mal postre puede fastidiar una buena cena, porque siempre nos acordamos de lo primero y de lo último, y unos buenos postres, sinceramente, hoy en día, en un restaurante de cierto nivel, son algo imprescindible que marca la diferencia.

¿Qué retos os marcáis en Espai Sucre?

Los retos son formar a nuevas promociones para que este nuevo oficio se dé a conocer a todo el mundo, y también poder dar a conocer el método Espai Sucre. Que por fin se sepa que el pastelero de restaurante es un nuevo oficio y que la creatividad debe ser explicada. El método lo que hace es explicar esta creatividad y ayudar al alumno a crear su propio mundo, a saber que la creatividad debe ser explicada, pero bajo unos parámetros, bajo un nuevo lenguaje, un nuevo sistema.

Ha sido ganador dos veces del premio al Mejor Croissant de Mantequilla de España (2009 y 2018), y en 2022 se proclamó campeón de España de Heladería Artesana. Además, en 2021, fue distinguido con el Premio Arte Heladero al Mejor Helado. Pero para Albert Roca, el mejor premio es que cada día salgan de sus pastelerías clientes satisfechos. 

Propietario de las pastelerías Sant Croi de Barcelona (Padua, 91 y Bassegoda, 56), Albert Roca es miembro del Colectivo 21 Brix y considerado como uno de los grandes maestros del dulce y el helado artesano del país. Además de los famosos croissants, con su oferta de bombones, chocolatería y resto de pasteles y helados, deslumbra por su técnica depurada y su arriesgada imaginación. Entre sus últimas creaciones, un helado en forma de chapa, que presentó en la última edición de GastroEbre Flix. 

Pero detrás de tanto éxito, premio y dulce filigrana, hay horas de esfuerzo, exigencia y minucioso trabajo, así como días de contacto con los agricultores y los productores de sus materias primas. Todo ello, aderezado con un bagaje familiar dedicado también al universo pastelero. 

Albert, procedes de familia pastelera y tu formación, de hecho, fue pastelera. Además, ganaste prestigiosos premios dentro de la pastelería y la bollería ¿Cuándo decidiste dar el paso de la pastelería al mundo de los helados y por qué, qué te motivó a hacerlo?

A.R. Exacto, vengo de familia pastelera. Mis padres abrieron su pastelería cuando yo tenía 13 años, pero mi formación inicial no fue de pastelería. De hecho, estudié imagen y sonido y mi sueño era ser reportero de guerra. Al acabar los estudios hubo un problema familiar y tuve que entrar en el obrador de forma seria, ya que en cualquier empresa pequeña y artesana desde siempre te obligan a ayudar los fines de semana y vacaciones de escuela. A partir de este problema familiar, me empecé a formar con los mejores (la escuela de Chocovic con Ramón Morató, el aula Soler Graells con Carles Mampel, David Inglada, l’École de Valrhona en Francia…). Pero el punto más importante en mi formación fue la escuela Espaisucre durante más de dos años y medio. Esta escuela es la meca del sabor. Y por último, también muy importante, el curso de Experto Heladero en la Universidad de Alicante. Y muchas más formaciones, pero para mí, estas han sido las más importantes.

Desde siempre he tenido claro cuál es la importancia del helado en el mundo de la pastelería. Para mí no es un cambio, es algo natural. Supongo que es por la gran pasión que siempre he tenido por comerlos, tanto en invierno como en verano. Cuando eres pequeño no entiendes de estaciones. Mi incursión en el mundo de la heladería vino más tarde. No por ganas, sino que era una inversión muy fuerte a la hora de comprar las máquinas. En el primer momento que pude, las compramos y empezamos nuestro mundo dulce, definiéndome como un chef en el mundo dulce. Habiendo un eje muy importante en mis elaboraciones invierno-verano, pero siempre el helado está presente.

Una vez en este terreno, cada paso que has dado ha estado plagado de distinciones y reconocimientos. ¿Cuál es el secreto de estos éxitos?

A.R. Todo se resume en dos palabras, trabajo y exigencia, y esta última con mucha autocrítica constructiva y con ganas de superación y aprendizaje constante. 

De hecho, tu nombre, aunque sobradamente conocido en el sector, se popularizó al alzarte como Campeón de España de Heladería en 2022. ¿Qué representó para ti esta distinción? ¿Cómo te cambió profesionalmente hablando?

A.R. En realidad, lo primero que hizo saltar mi nombre a nivel profesional fue la primera vez que gané el premio al Mejor Croissant de España en 2009. Allí empezaron a llegar los primeros sponsors y las primeras propuestas de masterclass. Todo esto culminó en el 2018 siendo el primer pastelero en España que ganaba por segunda vez el premio al mejor croissant. Con este premio empezó todo en mi mundo helado, ya que con el premio que me dieron, lo invertí en la universidad de heladería y con la subida de ventas de croissants y bollería en las tiendas, pude comprar la primera máquina de heladería. 

A nivel de helados, mi primer premio arte heladero 2021 me posicionó en el ámbito profesional, pero no cabe la duda que el campeonato de heladería artesana de España 2022 me catapultó a nivel del público en general. 

Estás demostrando desde hace años que los helados son algo más que un producto estacional y que también puede existir la “heladería de autor”. Sin embargo, ¿crees que aún falta que el comensal, el cliente os ponga en valor, vuestro trabajo y los helados artesanos creativos?

A.R. Creo que el comensal a todo el mundo dulce en general lo tiene en poco valor. Pero gracias a todos los concursos y campeonatos, la percepción del público está subiendo su atención y su interés por las disciplinas del mundo dulce. El helado, por suerte, está cada vez gozando de una mayor salud. Su buena prensa a nivel nutricional y un impacto social de compartir ha hecho que el helado esté en auge y empiece a gozar de buena salud. Cada vez la gente empieza a valorar un helado de gran calidad, acompañado de criterios tan importantes como km0, helados sin lactosa (veganos) y, sobre todo, nos empiezan a ver como chefs que proponemos nuevos sabores, nuevas combinaciones… 

¿Qué crees que debe tener un helado para que sea excepcional?

A.R. Que te haga soñar y sonreír. 

La búsqueda del sabor, además de la estética y la creatividad son tu sello. ¿Qué más añadirías a la definición de tu trabajo?

A.R. Mucho trabajo, constancia, pasión… Realmente, la suerte que tengo es que mi trabajo a la vez es mi hobby. 

¿Por qué crees que el helado en la hostelería sigue estando “algo maltratado” o “menospreciado”?

A.R. En hostelería, el postre en general está maltratado y no se dan cuenta que es parte de la experiencia y, sobre todo, es el último recuerdo que tiene el comensal. En muchos restaurantes lo han maltratado tanto que a la gente no le apetece el postre y ellos no se dan cuenta que han perdido una parte importante de su negocio y parte de la experiencia que querían crear.

¿Qué hace falta para que el comensal ponga realmente en valor los postres (helados o no)?

A.R. Mejorar la comunicación del sector y, sobre todo, diferenciarnos del falso artesano que con mucho marketing y poco producto invade las mejores plazas de las ciudades.

También eres formador. ¿Qué tipo de alumnos llegan a tus cursos, son futuros hosteleros? 

A.R. Profesionales que quieren evolucionar o personas que quieren entrar en el mundo profesional.

¿Cuáles son los consejos que, de forma general, les das a tus alumnos (los que se quieren dedicar profesionalmente)?

A.R. Que la pasión, la honestidad y el trabajo tienen que estar tatuados en su piel. 

Ahora, además de formador, regentas dos establecimientos de venta al público, el obrador, asesoras… ¿Cómo te ves o te gustaría verte en 10 años?

A.RMe gusta vivir el presente, disfrutar del día a día. Ahora, mi visión es ayudar con las formaciones a que los estudiantes puedan entrar en el mundo profesional y que el helado artesanal y el mundo del dulce podamos hablar del tú a tú al mundo salado. Carpe diem.

 

Todo está en marcha para la décimo cuarta edición del Salón Internacional de Panadería, Pastelería, Heladería y Café, InterSICOP 2024, que se celebrará los días 17 al 20 de febrero próximos, en los pabellones 12 y 14 del Recinto Ferial de IFEMA MADRID.

A tres meses de su celebración, ya está reservado el 85% de su superficie expositiva. Empresas y profesionales se concentrarán, después de dos años desde la última convocatoria, en la única feria dedicada monográficamente a esta industria en la Península Ibérica.

Novedades y relaciones comerciales

InterSICOP volverá a ofrecer a la industria la oportunidad de dar visibilidad a sus novedades, siendo un lugar de encuentro con los profesionales, donde estrechar relaciones comerciales.

Se erige así como un espacio de negocio de primer nivel y alta rentabilidad, que cuenta con el renovado respaldo de las principales asociaciones del sector.

Coffe Fest en InterSICOP

La gran novedad de la próxima edición es que, por primera vez, coincidirá con un evento de gran reconocimiento para los amantes y profesionales del café, como es el Coffee Fest, que se desarrollará en el Pabellón 14, buscando fomentar la cultura del café de especialidad.

En tal espacio habrá una amplia programación de ponencias, talleres, rutas de café en la capital, y zonas para degustar café. En definitiva, una convocatoria que contribuirá a enriquecer la amplia oferta expositiva habitual de InterSICOP.

Actividades

Además, la exposición comercial de InterSICOP se completará con una intensa agenda de jornadas, seminarios, competiciones, talleres… que configurarán un espacio de análisis y reflexión de primer nivel.

Este año, el certamen vuelve a implementar su plataforma digital LIVEConnect, que permite a empresas y profesionales mantener un contacto permanente, reforzando la experiencia presencial.

 

Recientemente, fue una de las protagonistas del certamen de cocina dulce GastroEbre en Flix. Paula Domenech (Falset, 1987) es chef pastelera formadora en el CETT-UB, y una de las mujeres que marcan tendencia en la escena más golosa del mercado gastronómico actual.  Inició sus estudios en Psicología, realizó un posgrado en Marketing y Comunicación de Marca, pero siempre tuvo en mente la pastelería. Así, decidió perseguir uno de sus sueños pendientes y en 2014, se inscribió en el curso de pastelería impartido por Eric Ortuño en la Escuela Hofmann. Allí empezó un camino que se forjó a base de mucha formación, pasión y creatividad. 

Hoy en día, es una de las formadoras de los jóvenes futuros chefs en el CETT-UB, en el Grado de Ciencias Culinarias y Gastronómicas. Donde además proclama su pasión por la pastelería más saludable y esa fusión tan particular que hace entre pastelería y psicología. 

Paula, ¿cómo acaba una licenciada en psicología siendo maestra de pastelería?

P.D. En 2014, me inscribí en el curso de pastelería impartido por Eric Ortuño en Hofmann. Tras completar el curso, me ofrecieron quedarme un año más para realizar prácticas, lo que me permitió adquirir una sólida base. A medida que mi pasión por la pastelería crecía, me di cuenta de que pasaba cada vez más tiempo ideando creaciones y combinaciones de sabores. Esto me llevó a tomar la decisión de enfocarme por completo en el mundo de la pastelería.

Con el tiempo, he aprendido que la vida está llena de nuevos caminos que se entrecruzan a lo largo de nuestro viaje, y que no existen decisiones "buenas" o "malas"; todas contribuyen a nuestro crecimiento. De hecho, mi amor por ambas áreas hicieron que más adelante naciera mi proyecto o marca personal, La Paula Pessics, permitiéndome unir dos de mis pasiones, la psicología y la pastelería. 

Después de mi etapa en Hofmann, que duró alrededor de dos años, continué mi formación con diversos cursos en Chocovic, con Miquel Guarro, con Enric Rovira… También tuve la oportunidad de pasar por restaurantes, como Lasarte con Xavi Donay, en el obrador de Santacreu con Lluc Dalmau, en el restaurante de los Hermanos Torres, donde trabajé con Rafa Delgado, y en Jordi Bordás.

¿Se necesita mucha “psicología” en el mundo de la cocina profesional?

P.D. La psicología desempeña un papel esencial en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida, y el ámbito de la cocina profesional no es una excepción. En la cocina profesional, no solo se requieren habilidades culinarias, sino también la capacidad para gestionar situaciones y relaciones interpersonales, lo que convierte a la psicología en un elemento integral de la experiencia culinaria en nuestro día a día. 

De hecho, ahora estás ejerciendo de formadora en el CETT. ¿Cómo llegan los alumnos a tu asignatura? ¿Cómo se enfrentan a ella?

P.D. La asignatura de pastelería se imparte en el segundo año del grado en Ciencias Culinarias y Gastronómicas en la universidad del CETT-UB. En esta asignatura, explicamos los fundamentos de la pastelería desde una perspectiva más holística, abarcando tanto la pastelería tradicional como la pastelería enfocada en las tendencias actuales y sus necesidades. Desde mi experiencia, intento transmitir a los alumnos todos los conocimientos, tanto teóricos como prácticos, que he adquirido a lo largo de estos años. La mayoría de los alumnos tienen poca experiencia previa en pastelería, pero personalmente creo, y así se lo intento transmitir, que lo más importante es la actitud y el esfuerzo que ponen en aprender y crecer, tanto en términos de conocimientos como a nivel personal. También entiendo que no todos los alumnos tienen la intención de especializarse en pastelería, pero considero que es esencial adquirir una base en este campo si van a dedicarse a la alta cocina o a la industria, las dos menciones que ofrecemos en el CETT-UB dentro de este programa de grado.

Recientemente, pasaste por GastroEbre, unas jornadas donde se ensalza el papel de la cocina dulce ¿Crees que la pastelería, los postres de restaurante son los “hermanos pequeños” de la alta cocina? ¿Qué piensas que se debe hacer para que dejen de ser minusvalorados?

P.D. Aunque sigue siendo un desafío, creo que cada vez más se está prestando mayor atención a la calidad de los postres en la alta cocina. Se está invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en tener unos postres de alta calidad. Sin embargo, fuera del ámbito de la alta cocina, los postres aún no son debidamente valorados. A menudo, parece que el simple hecho de ser dulce es suficiente, lo cual no es el caso. En parte, es nuestro trabajo educar a los clientes para que comprendan que no todos los postres son iguales y que detrás de un postre hay un trabajo, conocimiento y experiencia que debe ser valorado. Eventos como el de Gastroebre son iniciativas muy importantes para el sector, ya que permiten mostrar al público en general y a otros sectores dentro de la restauración, la importancia de la pastelería en el contexto culinario.

Ahora eres maestra, pero ¿a quién consideras tu “maestro”? Dicho de otra manera, ¿quién te ha influido e inspirado más en tu forma de cocinar?

P.D. Uff… creo que todas las personas que han estado directa o indirectamente en mi vida me han aportado algo en el tipo de pastelería que hago. No podría considerar a una sola persona, porque estoy segura de que me dejaría a alguien. Desde mis profesores, mis padres, mis amigos, mi pareja, hasta mis alumnos, de los cuales aprendo todos los días y que me motivan a esforzarme por mejorar día a día.

También otra de tus peculiaridades es que propones una pastelería para todos los paladares y públicos, incluso los que tienen alergias alimentarias o preferencias por una alimentación más sana. ¿Eso cómo es posible? ¿Cómo se puede asociar pastelería con alimentación sana?

P.D.  Una de las cosas más importantes para poder hacer una buena pastelería adaptada a las diversas necesidades de hoy en día, como alergias o preferencias alimentarias, es el conocimiento de los ingredientes y las técnicas con las que trabajamos. De esta manera, podemos crear o adaptar recetas ya existentes para satisfacer esas necesidades específicas. Para mí, el conocimiento y la experiencia han sido y siguen siendo la base de mi crecimiento en el campo de la pastelería y la investigación. De hecho, actualmente estoy estudiando dietética y nutrición, ya que, además de ser un campo que siempre me ha interesado, creo que me puede proporcionar muchos conocimientos aplicables a la pastelería y a la investigación y desarrollo. De hecho, ya formo parte del grupo de investigación que hay en la universidad.

Además, siempre intento ser lo más rigurosa posible cuando se trata de ciertos temas. Por eso, no me gusta mucho hablar de pastelería saludable, ya que considero que no hacemos pastelería para promover la salud. De hecho, lo que puede ser beneficioso para una persona puede no serlo para otra. Ahora, poder hacer una ‘buena pastelería’ en la que todas las personas con algún tipo de alergia o preferencias alimentarias puedan disfrutar, lo cual sería una forma de ‘salud emocional’, es lo que me gusta y me hace feliz. Y esto se logra a través del conocimiento de los ingredientes con los que trabajamos y de mucha experiencia.

¿Es el futuro de la pastelería, el uso de esos ingredientes más “inclusivos”, aquellos que todo el mundo puede comer sin problemas digestivos o de alergias?

P.D. El enfoque de ingredientes más inclusivos en la pastelería es una tendencia creciente y puede que sea parte del futuro de la pastelería. A medida que más personas se vuelven conscientes de sus necesidades dietéticas, alergias o preferencias alimentarias, la pastelería también intenta buscar maneras de adaptar sus recetas para acomodarlas a un público más diverso. El uso de ingredientes que son “más tolerantes” para una variedad de dietas, como alternativas sin gluten, sin lácteos o sin azúcar, se ha vuelto más común. Esto nos ha permitido que las personas con restricciones dietéticas puedan disfrutar también de la pastelería.

Sin embargo, considero que esto es solo una parte del futuro de la pastelería, y no la totalidad. Personalmente, no creo que en el futuro la pastelería inclusiva reemplace por completo a la pastelería tradicional; coexistirán, lo que permitirá que un amplio espectro de personas disfrute de una variedad de opciones de pastelería.

Hablando de ingredientes, ¿qué ingrediente es tu favorito y cuál no podrías o no te gustaría nunca utilizar?

P. D.  Se me ocurren muchos ingredientes que me gustan. Depende un poco de cada momento, los cítricos me encantan, los frutos secos y el chocolate también… pero todos ellos necesitan de la sal, uno de los ingredientes más importantes en pastelería y muchas veces olvidado. Esto es algo que me enseñó uno de mis ‘maestros’ de pastelería, Miquel Guarro.

Y para acabar, miremos al futuro… ¿Te gustaría en 10 años estar…?

P.D. Pues para mí no es tan importante el ‘dónde’, sino el ‘cómo’. Y es que, esté donde esté, tengo claro que quiero estar en un lugar donde me sienta bien, donde se me respete y me permitan seguir avanzando, aprendiendo y evolucionando tanto en el ámbito laboral como en el personal. 

 

Es uno de los chefs pasteleros más respetados de la profesión. Ricard Martínez (Barcelona, 1977) estuvo durante décadas ligado a Espai Sucre, donde ejerció de maestro de maestros y donde desarrolló nuevas técnicas y combinaciones inimaginables. Su perfil pedagógico, su pasión por el mundo dulce y su dominio de la técnica le convirtieron en breve en uno de los profesionales de la cocina dulce más buscados. De hecho, es una de las figuras más importantes de la divulgación del bagaje teórico de las armonizaciones dulces. Buena parte de esa divulgación la impartía en el Essence, un espacio que marcaba distancias con el restaurante de postres convencional. Era un lugar para vivir una experiencia gastronómica, sensorial, didáctica y lúdica. Solo 12 comensales, una única mesa, un menú de cinco postres, tres tapas saladas y tres tapas dulces, todas armoniosamente maridadas con cócteles elaborados por Javier Caballero.  

Ahora, desligado de la que fue su casa durante años, sigue como asesor y creativo de no pocos restaurantes, muchos de ellos con estrella Michelin. Martínez, que forma parte del Colectivo 21 Brix, pasa por una nueva etapa de reinvención -no es la primera-, trabajando su propia marca personal: Ricard Martínez. El chef no descarta dar un paso más allá, hacia algo totalmente nuevo, donde su creatividad pueda tener rienda suelta. Mientras, sigue compartiendo con sus colegas trucos y secretos de cocina. Así lo hizo en la pasada edición de GastroEbre Flix, donde ofreció una clase magistral sencillamente espectacular. 

Ricard, ahora que vas a iniciar una nueva aventura, miremos atrás. Miremos a tus inicios. 

RM. Habría que mirar muy atrás. Trabajé en Can Fabes, con Ramón Freixa, coincidí con gente que había estado en el Drolma… Entonces, descubrí Espai Sucre, porque me quería formar. Hice el curso de 11 meses y cuando acabé me dijeron que me quedara. Y allí me quedé de jefe de Cocina durante 9 años. Vieron mi perfil, que venía de la cocina salada, y vieron que encajaba perfectamente. Fue un gran aprendizaje. Al principio 16 horas al día para formarme bien. Luego gestión del personal, de la cocina, creatividad… Porque fue de los primeros chefs, o el primero de Espai Sucre, que empecé a crear platos salados y postres junto con Jordi y Xano. Y después, los últimos años, ya pasé a dirigir el departamento de Creatividad de la Escuela Espai Sucre. Y allí pasé 15 años de mi vida. Pero el balance es de mucho agradecimiento por lo que me han enseñado y por lo que yo he podido aportar. Mi visualización de la gastronomía es “muy Espai Sucre”. Pero esta ideología tan romántica de lo que es Espai Sucre yo lo que hago es aterrizarlo al suelo. Este discurso lo hago más llano, porque todo lo que se hace allí tiene que llegar a la gente normal. No se puede quedar en cuatro profesionales y otros tantos eruditos. 

¿Y cómo lo puedes o lo vas a hacer? 

RM. Creo que mi figura siempre tiene que estar asociada a la alta gastronomía. Voy a seguir ofreciendo acompañamientos -no me gusta decir asesoramientos- a restaurantes de estrella Michelin, eso está claro. Pero ahora estoy en un momento de reinvención. 

¿Y por qué decides marchar de Espai Sucre?

RM. Estoy fuera desde enero. Y fue una decisión madurada y meditada. Piensa que he estado muchos años, y siempre “on fire”. Yo soy una persona muy natural, abierta y empática, y me encanta cuidar a la gente de mi alrededor, a mi equipo. Y así he estado todo este tiempo. Pero ahora sentía que tenía la necesidad de abrir nuevas etapas profesionales y creativas. Quería hacer nuevas cosas, abrir nuevos caminos. Y ahora tengo una experiencia que, gracias a estos años en Espai Sucre, me permitirán abrir nuevos horizontes. Era el momento. 

Y ahora… 

RM. Ahora estoy trabajando mi propia marca personal, para ofrecer alta gastronomía, calidad, pero para luego diversificarlo y hacer otros conceptos más accesibles. Quiero seguir acompañando a grandes chefs, y seguramente habrá algo nuevo, totalmente diferente a lo visto hasta ahora. Me encantaría hacer algo parecido a lo que han hecho los Roca. Su propia marca de alta gastronomía también se puede ver y catar en otros conceptos más accesibles, como las heladerías de Jordi Roca. Quiero democratizar y hacer accesible la alta gastronomía dulce. Y tengo una gran ventaja: el dominio del sabor. Porque no hay ningún sitio que trabaje mejor el sabor que en Espai Sucre. Y eso me dará un plus de diferenciación único. 

En esta democratización también está el compartir de otros compañeros, ¿no es así?

RM. Totalmente cierto. El compartir conocimientos, técnicas, formas de hacer y declarar y subrayar que son de uno u otro chef es ideal. Yo no tengo ningún problema en decir que esto lo hago como Miquel Guarro o que esto otro es de Roca. De hecho, creo que somos un referente mundial gracias a que aquí sabemos compartir. 

Un referente mundial, pero en la pastelería todavía falta ese reconocimiento más popular ¿Por qué?

RM. En pastelería es cierto que nos falta ese reconocimiento y no sé, por qué realmente pasa eso. Seguramente, es una cuestión de sabernos vender mejor. El enfoque de la pastelería no ha sido tan directa como el de la gastronomía salada. Al final la pastelería se ha quedado más en el obrador. Ahora es cuando empezamos a darle más valor, desde los propios pasteleros. Porque de calidad y de técnica no tenemos nada que envidiar. La alta pastelería para llegar a todos tenemos que romper clichés y ver cómo acercarnos más a la gente de pie. Porque estoy seguro de que es más fácil llegar a todo el mundo con la alta pastelería. De hecho, un pastelero de alta pastelería es más accesible que un menú de alta gastronomía en un restaurante con estrella Michelin. 

¿Cómo diferenciamos la pastelería de restaurante a la pastelería de tienda?

RM. Sobre todo, una de las grandes diferencias es que la de restaurantes es mucho más efímera que la de tienda. Además, la pastelería de restaurante se transforma desde la cocina a la mesa. Además, la proximidad al cocinero y a la cocina enriquece muchísimo más a la pastelería de restaurante, y eso la hace única. Las herramientas técnicas, por ejemplo, se pueden compartir, y la imaginación se expande al trabajar con la cocina salada. Por ejemplo, la técnica del papillote, el uso de las hierbas aromáticas, de las especias…  

Y tú, ¿dónde estás más cómodo, en las aulas, en la formación, en la asesoría, en el obrador, en el estudio ideando y creando…?

RM. A mí me gusta mucho el acompañamiento y asesoramiento, para enseñar y aplicar toda la creatividad y la técnica. Y formar equipos e incorporar todas estas formas de hacer en el mundo del restaurante. 

Un poco de autocrítica ¿qué piensas de los postres de restaurante en nuestro país?

RM. Creo que demasiadas veces, y en grandes restaurantes, el postre queda al margen de la experiencia gastronómica y es una pena que no haya un sentido como lo hay con el resto del menú. A veces hay marcajes de sabor deficientes, conceptos deficientes… Si tú me estás contando una historia en la parte salada, cuando llega el postre, éste debe continuar esa historia. Y esto pasa en grandes casas… Y es una pena, porque demuestra cierta dejadez. 

Yo creo que además, después del covid, esto se ha acentuado, porque se han generado nuevas formas de trabajar. Se ha aprovechado el momento para reducir plantillas, para reducir costes. La gente preparada cada vez son menos. Y sobre todo hay una gran carencia de profesionales de la pastelería de restaurante. Y lo que creo es que en el futuro (y ya está pasando) se tendrá que externalizar. Igual se externaliza el marketing, la comunicación de un restaurante, se tendrá que externalizar los postres, para ofrecer un servicio y una coherencia a todo. Esta necesidad irá en aumento y será un nicho que irá creciendo. 

 

Nacida en Buenos Aires (1982), pero afincada en Castelldefels (Barcelona), Lucila Canero es una de las chefs pasteleras de cocina dulce vegana más prestigiosas del país. No en vano, ha tenido a los mejores maestros. Cuando llegó a España hace más de 1 década, se afanó en aprender de grandes profesionales del sector dulce como Raúl Bernal, Albert Roca o Takashi Ochiai

Con la experiencia necesaria y muchas ganas, en 2021 empezó a gestar su propio obrador pastelería 100% vegana y sin gluten. Un negocio singular y rompedor, puesto que solo opera vía venta online y con un punto de recogida: La Luciérnaga, en Castelldefels

En los últimos años, su fama se ha ido extendiendo y es asidua de certámenes como Madrid Fusión o GastroEbre, en cuya última edición celebrada en Flix, demostró el dominio de la cocina dulce sin huevo, sin gluten, y prácticamente sin azúcar. Porque Lucila demuestra que otra pastelería es posible. 

Lucila, cuéntanos, ¿cómo acaba una argentina  en Castelldefels elaborando pastelería vegana?

L.C. Lo cierto es que en Castelldefels hay muchos argentinos residiendo. Llegamos aquí en 2010 por un tema laboral de mi marido, que se dedica a la náutica. Para mí, vivir cerca de la playa y a media hora de Barcelona era ideal. Así que al llegar, aproveché para matricularme en la EPGB. Ahí conocí a Raúl Bernal, fue mi tutor. Y me enamoré de su frescura y de su forma de ver y sentir la pastelería. A través de él, conocí a Albert Roca, su casa fue mi primer obrador en Cataluña. Luego cambié el obrador por un hotel, el Hotel Do Reïal, hasta que Takashi Ochiai me dijo que uno de sus pasteleros marcharía y que podía empezar con él. Estuve con Ochiai hasta que tuve la oportunidad de ser parte del equipo de preapertura del Hotel Almanac Barcelona  5*GL. Y Almanac fue mi casa hasta que llegó la pandemia y en ese contexto nació La Luciérnaga. Fue en 2021 cuando decidimos abrir la Luciérnaga en nuestra ciudad. Y digo “decidimos” porque lo hicimos con mi compañero y socio Gerardo. 

De hecho, tienes una larga trayectoria junto a chefs y en restaurantes. ¿Cómo fue esa experiencia?

L.C. Siempre me sentí muy afortunada por todos los sitios donde trabajé y los chefs que acompañé con la parte más dulce. La experiencia tanto en obradores como en restaurantes para mí es súper valiosa. Es, sin duda, todo ese camino y estas casas las que hoy hacen mi estilo y la idea que tengo de la gastronomía. En todos estos años conocí y pude trabajar al lado de grandes profesionales, donde solo podía (debía) aprender y aprovechar al máximo esa experiencia.

Y hace 10 años llegas a BCN y decides abrir La Luciérnaga ¿Por qué pastelería 100% vegetal y sin gluten? ¿No era arriesgado un negocio tan acotado? 

L.C. Abrir un negocio ya es arriesgado. Tenía claro que tenía que hacer algo distinto. Quería hacer algo que fuera a la vez muy técnico y que pudiera tener algún futuro.

Primero tuve que convencer a mi socio, que se llevó las manos a la cabeza, al igual que mucha gente del sector cuando les decía que me dedicaría a hacer una pastelería 100% vegetal y sin gluten. Era muy arriesgado, pero era única. Por un tiempo, navegué sola sin saberlo del todo. Y el hecho de hacer algo tan específico, hacía que la gente que necesitaba o buscaba consumir distinto me encontrase.

Tu target, sin embargo, no son solo personas con intolerancias, ¿no es así?

L.C. Por suerte, hay muchas personas que hoy nos encuentran. Justo después de Sant Joan, hicimos el ejercicio de preguntar a nuestro cliente por qué nos elegían. La mayoría de ellos respondió que por la calidad del producto y luego venían los que claramente no pueden consumir en otros sitios por temas de salud. Celíacos, intolerantes, alergias, etc. Y luego estaba el cliente vegano. Tenemos muchos clientes que no tienen ninguna dificultad, pero que con nuestro producto pueden llevar con seguridad un pastel o postre o invitar a un celíaco, un vegano, un alérgico al huevo y un intolerante a la lactosa. Me gusta la idea de la pastelería inclusiva. 

Además, en la Luciérnaga trabajas bajo petición, con lo que vuestra propuesta dulce no se exhibe en un expositor sino en una página web. ¿Cómo reacciona el cliente al entrar en la tienda? ¿Cómo fue la aceptación al principio? ¿Y cómo surgió la idea de hacerlo así?

L.C. Trabajar bajo pedido para nosotros era innegociable, por nuestra ubicación, nuestro sistema de producción y, sobre todo, por no generar ningún desperdicio, ni tener mermas. Al principio la gente venía con curiosidad y flipaba porque no podía llevarse nada. Pero les encanta cuando vienen y están los pedidos recién acabados esperándolos.

Uno de nuestros pilares es la sostenibilidad y cuestionarnos el origen de nuestra materia prima, la huella de carbono y etc. No podíamos hacerlo de otra forma. Es nuestra forma de sumar nuestro granito de arena. Cuando consumimos tenemos una responsabilidad, estamos diciendo algo con ese acto.

La idea de trabajar bajo encargo, igual que la inmediatez y la cercanía, también respetar la estacionalidad. Claramente, son ideas que vienen de la restauración.

¿Elaboras también pastelería para hoteles, bares, restaurantes?  

L.C. Sí, trabajamos B2B. Cuando yo abrí, pensé que serían realmente nuestro principal cliente, ya que es muy difícil encontrar en hostelería un producto dulce certificado sin gluten y 100% vegetal con nuestra calidad. Pero creo que todavía no hemos logrado comunicar todo el valor de nuestro producto. Entonces, por ejemplo, servimos a Café de Finca, que son vecinos nuestros en Castelldefels. También asesoro a algunos restauradores, para que tengan productos inclusivos y aptos para muchos públicos en sus cartas.

Pero dicho todo esto y para mi sorpresa, lo que más nos piden para hoteles y cafeterías es nuestra línea de Granola. Esto me pone muy contenta, porque a mí, personalmente, me encantan y las consumo a diario.

De toda tu gama, ¿la granola es lo más exitoso?

L.C. Seguramente sí, las granolas, pero también nos funcionan bien las galletas y bizcocho individuales. Además, son productos que se pueden enviar muy bien (no sufren con el envío). Ahora ya empezamos hace dos semanas con panallets, enviando a Madrid y a País Vasco.

¿Es fácil elaborar pastelería vegana, sin gluten, baja en azúcar y además con sensibilidad por la sostenibilidad? ¿Cómo lo logras para que, además, “salgan los números”?

L.C. No, no es fácil, por eso, creemos que la fórmula es trabajando bajo pedido, evitar las mermas y controlando muy al milímetro, lo que nos cuesta cada cosa. También entendemos que nuestro cliente aprecia la procedencia de los ingredientes y la calidad del mismo. Muchas veces la gente nos percibe como caros, antes de probar el producto. Por eso, creo que nos falta comunicar el valor que tienen nuestros productos. Cuando la gente se da cuenta todo el valor que tienen nuestros productos, dejan de tener esa percepción de caros. Así que, los números salen, y estamos contentos. También otro factor es que, el hacer algo tan único, hace que la gente te encuentre. Sobre todo, la gente que tiene necesidades especiales. Por ello, el hacer envíos es clave. Solo con el cliente de cercanía no podríamos sobrevivir.

La obtención de ingredientes ¿es un problema? 

L.C. Sí, muchas veces es un problema. Siempre pedimos las fichas técnicas de todo lo que compramos, para verificar cada ingrediente. Nosotros estamos certificados por la Asociación de Celíacos de Catalunya. Todo lo que entra en La Luciérnaga está certificado sin gluten. También controlamos mucho las trazas de leche, tanto proteína como azúcares, y el huevo. Muchas veces los proveedores no lo entienden, pero yo necesito conocer de antemano el producto que llega a mi obrador.

Has demostrado que se puede hacer un postre de alta cocina sin huevo, sin mantequilla… Y el resultado, ¿se nota muy diferente, muy “soso”?

L.C. ¡Para nada! Muchos chefs llegan al mundo del plant taste porque eliminas muchos sabores que interfieren en el sabor de las cosas, como la mantequilla, el huevo… Sabores que enmarcaran o no dejan que se luzca el sabor primario, como el chocolate, las frutas… El sabor es brutal, y las texturas… yo estoy contenta. Por supuesto, en la cocina vegetal y sin gluten hay mucho camino por recorrer. El sabor es súper limpio, profundo… A mí, me divierte mucho porque se puede marcar mucho el sabor.

¿Crees que este tipo de cocina dulce tiene más recorrido, más futuro que la convencional o nunca podrá luchar contra ella?

L.C. Es el futuro para muchos (que todavía no lo han probado) pero es el presente de cada vez más personas, ya sea por salud, ideología o simplemente, por curiosidad. Ya hay muchos chefs que intentan trabajar sin lactosa, sin gluten, con menos azúcar y grasas… Estoy segura de que es el futuro, pero para mí es el presente. Pero está todo por hacer. La pastelería tradicional en el futuro será un lujo y ésta será más accesible, habrá más ofertas para la gente que lo demanda.

Finalmente, ¿cómo te imaginas en el futuro, profesionalmente?

L.C. En futuro, y ahora, me veo con muchas ganas de participar en otros proyectos, además de La Luciérnaga. Creo que compartir y colaborar es la única forma para seguir avanzando y mejorar. Eso es lo que quiero en futuro, poder compartir mi trabajo y seguir aprendiendo. Y a nivel de La Luciérnaga me gustaría que se conociera mucho más la marca y que más gente nos conozca. Y a nivel Lucía Canero creo que tengo un montón por compartir y por aprender. Estoy superentusiasmada, me encanta lo que hago y tengo muchas ganas de seguir haciendo y aprendiendo.